Capitulo XXV : Dúo

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—La señorita Annalina esta aquí — informa la Sra. Anica.

—¿Quien es ella?—pregunta Minerva mientras revisa la lista de huéspedes.

—Es la hija de los Marren, considerada una figura pública —explica Sussie volteando los ojos.

—Error. Es hija de los Sellers y la de los Marren es Kimberly. — corrige Anica.

—Debi confundirme —susurra Sussie.

—El punto que son invitados de honor asi que todo debe lucir perfecto —explica mostrando su nerviosismo.

—No se preocupe esta en buenas manos — confronta Minerva calmando a la Srta. Anica.

La señorita Anica retira a atender una llamada telefónica. Que al parecer era de origen anónimo, lo cual susurro el nombre de Nicolás. La Srta. Anica se asusta pero cuelga pensando que solo fue una broma de mal gusto. Exhala del dolor y terror, la dejaron ahogada de su desesperación.

—¿Quién era señorita Anica?—preocupada pregunta Minerva.

—Nadie en especial, solo unos jovenes haciendo bromas nada más — evitando el tema.

—Quiere que llamemos a la policía —sugiere sin cambiar su rostro preocupado.

—No es necesario, solo ire a la cama que se calma una migraña — explica dirigiéndose a su mansión por un anexo.

—Le digo a Nanny que le suba una taza de té — sugiere Minerva.

—Si por favor —agradece y se dirige a su páramo.

—Algo debio pasarle —dice Sussie mientras ordena unos archivos.

—Lo mas seguro y pronto lo averiguare — responde cuestionando Minerva.

Ya eran la octava hora de la noche y los minutos marcaban a las diez. La bella dama, la señorita Annalina viene de su paseo.  Se dirige a su mesa junto a los Marren.  Con su rostro ameno vuelve a sonreír una vez mas y a Kimberly Marren no le apetece. El concierto esta a punto de comenzar Theo y Adam suben al escenario. Comienzan a tocar y cantar su música.

Los espectadores fascinados con su belleza y sus melodías tan únicas. El talento que poseían es inigualable, habia muchos que venían por escuchar su musica. Y por supuesto sus admiradoras, una las gemelas Saelices. Siempre a primera fila lo observan y cantan al ritmo de la canción.

Minerva como gerente de los meseros revisa que todo este en orden. Ve a Theo como canta con su voz tan elegante. Poco a poco va sintiendo algo por el pero no quiere sentir su verdad. Adam y Theo hacen el dúo perfecto con su música. Ve a los Sellers y a los Marren siendo un dúo. Las dos gemelas juntas y Sussie con su amiga de toda la vida Liliac.

Ella solo se tenía a si misma, no hay nadie quien la comprendiera. Solo su propia imagen y nada mas. Mientras empañaba su dolor, miro una figura varonil acercarse a ella. Alzo la mirada y volvio a ver a su compañero de viaje. Caminaba con su marcha heroica y sus cabellos negros largos moviendose al compás del aire. Se acerca a ella asi debilitando su mirada y luciendo mas cálido.

—¿Que haces aquí?— enfurecida Minerva.

—Vengo a verte — responde con una sonrisa.

—Eso no es posible y además estoy trabajando —excusa.

—Minerva, ocupo tu ayuda y tus habilidades con el arco —confiesa.

—Y no es que venías a verme—alza la ceja y cruza los brazos.

—He venido a verte y a que me ayudes, el pueblo te necesita — convenciendola.

Minerva se da la vuelta nuevamente y ve la preocupación de Tomás. Algo que no había visto durante esos años que lo conoce. Su rostro tan pacífico como siempre ahora luce en llamas. —El pueblo me necesita —intrigada susurra.

—Si te necesita, te necesitamos y yo te necesito — colcando su mano sobre ella.

Annalina mientras hablaba con Kimberly sobre sus su siguiente salida de compras a la ciudad. Ve a su esposo Tomás en el recibidor y la caja donde atiende Minerva. Una cara de felicidad se le vio en su rostro y pensó de que cenaria con ellos. Como toda una romántica a punto de levantarse de su asiento y recibirlo. Vio lo que sus ojos no querían ver y se vuelve a sentar decepcionada.

Mira al duo de guardianes irse juntos y el aferrando sus brazos alrededor de sus hombros. Annalina como una cenicienta corre hacia la fuente y empieza a alzar lágrimas. Kimberly nota su comportamiento y vio que ya no era una gracia. Va detras de ella con sus botas negras y vestido blanco.

—¿Cuentame mas sobre lo que está pasando? — pregunta Minerva mientras se prepara.

—Los de la rebelión están intentando robar las flechas en el Ministerio Real Valentino —explica tomando su espada.

Conmocionada por todo el suceso toma su arco y las flechas con punta de plomo. Ahora luce como una legítima heredera de el Arquero Ciego. La leyenda se envuelve en sus tiros y flechazos de justicia. —Llego el momento —dice Tomás entregandole un corcel.

—Belleza negra—susurra acariciando al caballo. De pelaje negro envuelve toda la noche con su trote.

—Una belleza exótica, como tu —dice Tomás al verla como el primer dia que la vio.

Minerva le da una sonrisa seca y piensa en Theo. Sin haberse despedido de el se va a cumplir una misión. Solo una carta envuelta en sus sábanas de lino.
—Ya llego la hora — arranca Minerva con fuerza. Tomás detrás de ella y poco a poco toma la delantera en su par.

La palabra del Padre Valentino debia cumpliese, las flechas de oro son de gran apreciación. Un mal uso de ellas podría provocar un exilió del orden. Su poder tan majestuoso debía ser controlado y no hurtado. La misión ahora en en manos del dúo mas prestigioso por los guardianes. Bajo el mando de Tomás y las habilidades de Minerva. No había nadie mas que los comparen.

La noche transcurre y toma su marcha, al llegar a la ubicación de los demás guardianes. Vieron sus armas casi letales que Minerva pensó en lo serio que es todo esto.

—Minerva, hace muchas lunas que no te he visto — dice la Sra. Perdomo.

—Hace mucho tiempo, ahora vengo a servir a mi ciudad — responde Minerva.
















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