En la mansión donde cincuenta niños, niñas, y jóvenes son resguardados en el lazo de la fraternidad. Preparan el decimoséptimo cumpleaños del joven Theo. Quien a designado con su amabilidad, buen juicio y sobretodo su gran talento por la música. El gran comedor cubierto de globos rojos y transparentes llenos de confeti. Decoran el salón con una vista impresionante en un ángulo nadir. La Srta. Nanny da los últimos retoques de su pastel de cumpleaños Adornado de cerezas alrededor de la circunferencia del pastel embetunado.
-¡Feliz cumpleaños Theo!- dice Adam al ver que su amigo se levanta.
Theo da una sonrisa de gran alegría que lo hacía olvidar de los problemas en un futuro. -Te traje un obsequio, espero que te guste - lo saca de su armario y se lo entrega.
-Gracias hermano, no debiste - modesto pero sin dejar de borrar su sonrisa lo toma. Abre la caja de papel envoltorio rojo con una cinta oscura negra. Desamarra la cinta negra con delicadeza y abre la caja al ver su sorpresa y ver lo que está adentro. -Es impresionante - asombrado dice al sacarlo a la luz.
-Es el mejor me dijeron en la tienda - dice Adam con una sonrisa.
-Sin duda lo es, gracias hermano - agradecido y le vuelve a dar un abrazo.
-Lo pondré justamente aquí, esto me ayudará a concertar - coloca el tempo sobre su mesa de noche, lo cual lo pone en marcha al instante.
-Escuchas ese dulce sonido minimalista - intrigado con su sonido señala con su dedo marcando el ritmo.
-Sin duda, te ayudará con lo del canto - asegura Adam. -Vamos abajo de seguro tienen algo para ti - dice Adam llevándolo a abajo. Theo se arregla el cuello de la camisa para poder bajar y se coloca un chaqueta de sport de color gris con sus pantalones azul marino. Al bajar por las gradas tiene una conversación con Adam sobre la letra de la canción que compusieron hace una semanas.
Al bajar por las escaleras extendidas adornada en alfombras rojas imperiales vio a toda su familia reunida esperándolo como si fuera un noble de la realeza. A pesar de no tener riquezas, una familia consanguínea y patrimonio pero tenía esta familia que lo aprecia tal y como es. Lo aman tal y como es como una persona y no por lo que posee o su utilidad. Theo bajo con una sonrisa milenaria al ver todo esto que fue un momento de fotografia que dura para siempre.
La Srta. Anica empieza a cantar la canción de cumpleaños y todos se animan al ver los demás cantando para su hermano, Theo. El se conmociona en su interior con la gran alegría que suspira su ser al ver a todos reunidos como la familia que son. Llega a su asiento de honor con el pastel de vainilla adornado de cerezas con las diecisiete velas iluminadas a través de sus ojos cristalinos. Ellos lo rodean con una felicidad inmensa a la cual sopla pidiendo su deseo de cumpleaños.
Al soplar su deseo fue cumplido miro a Minerva que se asomaba tomando un cuchillo para que diera el primer corte. Theo se asombro al verla tan radiante como siempre y sus ojos claros grandes que no dejan morir a nadie. Theo toma el cuchillo y corta el primer pedazo de pastel y luego la Srta. Nanny sirvió a los demás con la ayuda de Sussie y Minerva. Los demás y los más pequeños les da sus mejores deseos a Theo. El con una sonrisa sincera los abraza y les agradece.
Mientras allá en el fondo Sussie trata de echar de menos a Minerva por la atención de Theo, a Minerva no le importaba pero a Sussie si. -¿A qué horas llegaste aquí? - pregunta Theo llevando a Minerva al jardín del hotel. -En la madrugada tipo cinco de la mañana - contestó asustada por su actitud.
-Me extrañaste - dice con sátira.
-Por supuesto que sí Minerva, toda la noche estuve preocupado por ti - contesta abrazándola.
-Al igual que yo, Theo - lo abraza. -Sabes este collar que me regalaste estuvo brillando toda la noche - relata mostrándole el collar.
-Sabes casualmente tu collar de flecha brillo también - relata y se la muestra.
-¡Enserio!- sorprendida y la observa detenidamente. -Que casualidad- concluye.
-Si es una gran extraña casualidad - ideliza Theo.
-Si una casualidad - lo mira a los ojos.
-¿Será que estamos conectados?- pregunta al ver su collar de nenúfar.
-Lo más probable - se acerca ella y completa su oración entre sus labios.
Sin decirse más que otras palabras más que aficiones pasaron su tarde bajo las sombras del jardín en el pequeño kiosko oculto entre los árboles. Nadie más pasa por allí y rara vez los huéspedes toman un paseo alli. Un sitio que quedó marcado para los días de boda y en estas fechas no se aproximaba ninguna.
Una joven con corazon rebelde camina por los jardines a fumar un cigarrillo que oculta en su bolso de cuero marrón. Con su cabello rubio claro lacio oculta su identidad en sus lentes de sol redondos. Enciende el cigarrillo y fuma todos sus problemas de la aristocracia. Al caminar ve a dos personas mostrándose afecto en el kiosko. Los dos ellos solos con sus ganas de amar que nadie se los impedía.
La joven los ve dando una sonrisa pensando a sí misma -Que juventud - dijo con una risa algo sarcástica. Apoyada en la corteza de los árboles solo los miraba fumando con su cigarrillo y miro lo atractivo que se miran ellos dos juntos. En especial del joven en estancias elegantes que captó su atención de inmediato.
-¡Kimberly!- escucha su llamado allá en el fondo.
-Carajo, ya me cacharon - dijo y tiró el cigarrillo al suelo apagandolo.
-¡Kimberly!- grita y cada vez se acercan más.
Theo y Minerva escuchan los gritos de llamados que ambos tuvieron que parar su querer y huyeron como dos liebres en medio del bosque. Theo se abotonaba la camisa y Minerva se cubre con la chamarra de Theo. Kimberly los vio y dio una risa como corrian pero su hermano había llegado y la miró apoyada en un árbol.
-Otra vez estuviste fumando - acercándose y notando el cigarrillo en el suelo.
-No es mío - señaló ella.
-Claro que es tuyo y además hueles a tabaco - asegura al sentir su olor.
-Solo fue uno nada más - comenta a la defensiva.
-Si lo se pero ese uno se transforma en más de uno - explica dando una lección.
Ella voltea los ojos con gran cólera y no le dirige la mirada, lo ignora como de costumbre. Una chica rebelde como ella no es fácil de impresionar. Se coloca su chaqueta de cuero regalada por su madre en su cumpleaños de quince años.
-Nuestros padres nos esta esperando - dice guiándola a la entrada del hotel.
-Solo es otra fiesta aburrida familiar - reniega volteando los ojos y colocando sus lentes de sol.
-Es tu fiesta, vamos - dice con una sonrisa tratando de animarla.
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Ciego
FantasyUna ciudad consumida por la bendición más grande de los mitos. Consumida por la avaricia y la codicia de tener su poder así olvidar el dolor que sufren. Una historia que rodea a lo que conlleva ese poder, el poder de amar por el peligro que conlleva...