Capítulo XLVIII : Cuervo

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Sus tonos de media noche ajetrea aquel sombrío canal de vientos. Creando lo imposible desde su ojo óptico. Belleza pura a ojos ciegos pero en su vil interior se esconde su vuelo fugaz. Va donde no la llaman encontrando la felicidad donde no la ve. Con el dolor ajeno remarca su veracidad.

Camina pero no vuela sólo está ultimado por las palabras de aquella mujer que lo utiliza como una marioneta. Su espíritu poco a poco se va debilitando al verse en melancolía. El amor por el cual está sufriendo lo está obligando a sedarse con las flechas.

- Si sigues así esto te decaera - advierte Minerva.

- Vete, no quiero sentir tu pena por mi -

- pena por mi - confundida. - Más bien debería agradecerte-agrega acaricia sus hombros.

-¿Agradecerme de que?- confundido mientras cae poco a poco al suelo.

-Por salvarme -

-Minerva... - trata de confesar pero finaliza con un suspiro.

No puede decirle la verdad que al final dolera como aquel alfiler de corazón. Su vista se estremece al ver su cuerpo esbelto como un jónico. Su vestido de seda blanco asemejaba aquellas curvas estilizadas.

-Si no fuera por mi culpa...tu no estarías en esta situación - baja la mirada.

-Al contrario, me encontraría muerta si no fuera por ti -

Matías estremecido por aquella palabra de Minerva. Tan difícil de pensar y decir que todo fue un agobiante plan. Si ella se diera cuenta no dudaría en matarlo enseguida. Ni tanto la muerte sino el gran dolor y el engaño.

Ya que a los días que ha iluminado las calles marginales de Braneghin. Ha dado no sólo el toque de corazón de la aldea sino de aquel joven que muere por ella. Al cual se ha enamorado ya no es sólo una simple atracción, sino un enamoramiento profundo.

Su mirada se acerca al pobre con las flechas y la ve con sus ojos verdes adormecidos. Se acerca su mano en su rostro de porcelana y la acaricia con ternura. Ella cierra los ojos al sentir su tacto y luego los abre.

Al abrirlos se perdía en aquel universo de estrellas y mares. Sus ojos azules cristalinos que te dejan congelados al sólo verlos.

-Los ojos que no dejan morir a nadie - susurra al ver ese acontecimiento.

Minerva responde con una sonrisa y se acuesta en su hombro dejando acariciar su largo cabello. Ambos se crean una atmósfera romántica y ambos necesitan de uno al otro.

-Deja las flechas de Cupido - susurra.

-¿Porqué? - adormecido cuestiona.

-Ya no ocupas una enamorarte, si yo lo estoy por ti - desabotona su camisa lentamente.

-¿Qué haces? - nervioso y sorprendido.

-Quiero que sepas que esto es caótico todo lo que siento por - susurra y Matías ayuda a quitarse su camisa.

Minerva toma una flecha de punta de plomo y se la inyecta lentamente con la dosis especificada. Da un grito de satisfacción al sentirlo y poco a poco decae en su encanto. Ambos se conectan en una sola órbita creando un eje de intersección. Los dos puntos se tocan y creando una geometría exacta.

¿Te puedes enamorar de las flechas? La respuesta es un si, así es como se crea casi el triángulo perfecto. En lo cual equivale compromiso, romance y amistad pero esos factores son de amor verdadero. Al estar con las flechas gozas de esas variables sólo que no sabes si perduran por mucho tiempo.

Quería comprobar esto lo más pronto posible cuando dos personas que han consumido las flechas se conectan a un sólo cuerpo. Al ver este acontecimiento sentí que podía volar. Se siente la dopamina en tu interior corriendo por tus venas hasta llegar a la ilusión. No era una ilusión sino algo legítimo en ti.

Comenzaron con acaricias melódicas como un soneto en sol y luego traspasaron las barreras de inmercidad. Después de tanto tiempo deseando esa piel en sus manos logró disfrutar de ella como si no fuera una mañana.

Un fósforo se representa en ella que puede quemar al momento más placentero pero luego se apaga cuando todo se ha ido. Ambos se relajan en uno al otro, Minerva entre sus sábanas de lino consume su amor.

El sobre ella con fuego dentro quemando la cama. Al sentir sus senos su piel tiembla y todo emerge al aire. Haciendo el amor en sus brazos pierde en su piel de su propio fracaso. -Hoy necesito tenerte - susurra.

Sus faldas que se iluminan al toque de la luz se elevan hasta su muslo. Matías con su cabello dorado cobrizo toma el mando con sus letras alrededor de su cuerpo. Minerva sólo siente todo lo que ha tratado de decirle hace mucho tiempo.

Creando la ecuación perfecta en sus emociones y acciones. Ambos se han complementado hasta cerrar el candado de aquel cielo inmerso. Esto ya no era una ilusión de una flecha sino una emoción real que pasa a minuto a minuto.

Matías se ha enamorado de ella ya no de una forma física, sino algo metafísico. Algo le dijo su Duquesa de Corazones hace unas semanas -No te enamores de ella, sólo quiere jugar contigo - cita.

¿Será que sólo quiere jugar con el ? Al fin Minerva se ha enamorado de alguien después de tanto tiempo.

He sentido el amor en mis propias manos al sólo estar con el y con ello comprobé que al estar ambos unidos se crea el enamoramiento, pero si aplicas las tres variables. Y así se crea esa chispa al que todos sufrimos por conseguir.

Creo que con esto sentirás lo que es el amor verdadero porque al aplicar estas variables he sentido lo más cercano a la magia. Eso es lo que he estado buscando en toda mi vida después de atravesar varias horizontes.

-Concentrate Minerva - pará de escribir.

-No puedes enamorarte, recuerda que tiene sus riesgos -se recuerda así misma.

Algo en si la ha enjaulado a ese mundo todo estos sentimientos peculiares acerca de el. Esto es más que confuso para aquella joven. Tomás, Theo y ahora Matías todos ellos han estado realmente enamorados de ella.











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