Capítulo XLV: Apuntes

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—Los apuntes de Minerva han servido mucho para la investigación de su desaparición — explica Tomás.

—¿Qué es lo que dicen? — pregunta el Padre Valentino. 

—Sobre las flechas, sus dosis, la rebelión, Nicolás, los tipos de flechas y el collar de nenufares
—menciona.

—¿El collar de Nenufares? — cuestiona.

—Si padre, la leyenda cuenta que Cupido convirtió a las ninfas en hermosos nenufares —explica. —En ese collar se crea una especie de magia que puede transformar un objeto inanimado en otro — entusiasmado.

—Interesante, pero como lo logró — sin lograr de creer.

—Bueno en sus apuntes dice que se convirtió a través de una flecha de oro — explica.

—No logró comprender — responde el Padre Valentino.

—El nenufar se transformó en un collar por el poder de la flecha de oro — explica.

—Se puede en cualquier flecha de oro — entusiasmado toma una flecha de oro.

—Creo que no Padre, sino con el cual porta ella — muestra una ilustración en su libro de apuntes.

En la agenda se mostraba el collar de flecha con punta de oro. Al cual pequeña de tamaño como unos cinco centímetros de largo.  Minerva no porta esa flecha sino su amado Theo. A quien será su protector pero el no lo sabe.

—¿Cómo Minerva la consiguió? —pregunta alarmado el Padre Valentino.

—Ni idea, pero aquí dice algo sobre ello — señala Tomás.

No hay poder más increíble que el collar de flechas de oro. Al descubrir su libertad de crear me di cuenta que no es para cualquiera.
Transforma de una simple piedra a un piedra preciosa. Una hoja seca a un arco y una flor a una paloma llena de pureza.

Sólo confiere su poder a los de sentimientos puros los que creen en el amor verdadero. Por ello la cuido en mi cuello sin presentar su milagro. Muchos dicen que podría detener la muerte de aquel ser querido.

—¡¿Será posible esto, Tomás?!— estupefacto responde.

—Hay cosas en las que no desearía creer — responde Tomás.

Ve la reacción de Tomás y ve como su mirada se baja poco a poco. Sus manos tiemblan al sólo pensar en lo que ha leído sus ojos. No ha pasado noches sin dormir en esas letras amargas.

—¿Lo has leído todo? — pregunta el Padre Valentino.  Preocupado por lo que podría saber de este oculto pueblo.

—Si, Padre— atónito

—Hay varias piezas por conectar— explica Tomás.

—¿Como cuáles? — pregunta Valentino.

—La desaparición de Minerva —responde. 

—Muchos dicen que huyó, se suicidio o fue secuestrada por los mismos de la rebelión — explica Tomás. —No se en cuales creer —baja la mirada.

—Algo si se Padre — ilusionado.

—Dime que es, hijo — desconcertado alza la mirada.

—Se que está con vida — sonriente alza las manos.

—Veo que estas aferrado a esta joven — sospecha. —Acaso te has enamorado de ella — pregunta.

—Si Padre me he enamorado de ella desde que la vi — confiesa sin pensar en las consecuencias de sus palabras.

—Ya veo pero... — pensativo.

—¿Qué hay de Annalina? — pregunta preocupado.

Tomás da un leve suspiro y toma asiento enfrente de los ojos del padre Valentino. Une sus manos juntas como si fuera apunto de confesarse.

—Yo amo a Annalina y le prometí una promesa estar a su lado — confiesa.

—Hay algo en ella que temo, Padre — agrega.

—¿Qué es lo que temes? — curioso acerca la mirada.

—Su oscuro don— responde.

El Padre Valentino muestra un silencio profundo ante sus palabras. El secreto de los Sellers algo que intoxica a todos. Una mirada que refleja su huella.

—Ahora la pregunta es...¿Cuál sería ese oscuro don? — responde alarmado.

—Hace unos meses que regrese de Pittenburg, note un raro comportamiento en Annalina — confiesa.

—¿Como se comportaba?— responde.

—No se como explicarlo...— suspira. —Es como una máscara...— explica —Tiene como varias identidades en ella misma —

—¿Cómo cuáles, Tomás? — cierra los ojos por un momento y suspira.

—A veces puede ser dulce y amable, otras veces tímida y reservada, extrovertida y vivaz y en ocasiones irónica y llena de ira — explica.

El Padre Valentino vuelve a silenciar sobre Annalina. Hay algo en ella en que se sentencia en su mirada. Algo que no había notado hace años. Todo este tiempo creyó que la única que poseía esa locura era la señorita Marren, pero no Annalina.

—Tomás, tal vez Annalina este vacía por tu ausencia — responde. —Has estado muy intrigado buscando a la joven Minerva pero has descuidado en tu matrimonio — explica.

—Tiene razón, Padre — acepta bajando la mirada.

—Ve a casa y descansa un poco. Y este fin de semana llevala a un lugar bonito — sugiere con una sonrisa en su rostro.

—Gracias, Padre — responde.

—Déjame las notas las leeré al rato—ordena recogiendo los miles de apuntes en su escritorio. Tomás le ayuda a ordenarlas y luego se retira.

En su escritorio queda pensativo y ve hacía la ventana. El clima templado la neblina que cubre los cerros y el color blanco en las casas. Ve sus ojos profundos ante la niebla que esconde su secreto. Vuelve a sentarse y toma unos de los apuntes de Minerva.

Las flechas con punta de plomo son las que poseen el amor corto o flechazo. Es un amor breve que sólo queda en una ilusión o una obsesión. ¿Qué tan nocivo puede ser? Esa es la pregunta que siempre nos preguntamos.

No es dañino en su totalidad pero llega a dañar si no lo utilizamos con cautelacion. Nosotros los conocemos por su poder de aliviar el dolor pero eso depende de su dosis.

Cada milímetro cuenta y si se excede de los diez puede llegar al sueño profundo o a lo que conocemos el dormir ciego. Las flechas no son tan rencorosas como creemos, más bien pueden llegar a vencer varias enfermedades. Todo depende del milímetro que utilicemos.

— Todo depende del milímetro que utilicemos — repite el Padre Valentino.

Observa una flecha de punta de plomo a quien toma y ve su líquido rojo interior. Lo ve detenidamente como nunca lo había visto en su anterior. Una curiosidad inmensa se desató en el ese día.

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