Capitulo XX : Sentencia

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Una madre llora con los ojos fraguados de dolor al fondo con un paño de lino. Un padre espera en frente del juzgado a que traigan a su hijo acusado. Un hijo acusado por las políticas de los guardianes. Por ultimo, los guardianes ansían a ver a alguien ciego como símbolo de sentencia. Al fin el pueblo encontrarían una razón para luchar contra sus demandantes. El pequeño gobierno a quien le teme pero mas allá de las lejanías hay unos que no.  

Llega el joven Tomas con su guarida de fechadores a punto de conmocionar al joven Nicolas por quien se entrego a si mismo ante las autoridades. Tomo su espada a punto de iniciar el juzgado de la huida pero como delito mayor robar unas docenas de flechas y ortogarselas a la rebelión. La mirada de Tomas hacia Nicolas cambio por completo ya no lo mira como hace seis años sino con una vergüenza lleno de miseria. Entendía la razón a que pudiese escaparse de su deber pero establecer con la rebelión aquellos cuyo poder aprovecharían.  

-Los cargos contra el acusado Nicolas Andres Dewitt son los siguientes: robo de flechas, difamación y escapatoria de sus deberes - menciona la Sra. Perdomo. 

-Su señoría ya no soy culpable de difamación ni de robo - protesta Nicolas sin perder la cordura. 

Un silencio se adueña en todo el salón por un largo momento, entre el consejo de guardianes susurran palabras sin que los oídos escuchen. Esposado y apuntado por una flecha espera a ser respondido ante su petición y demostrando su inocencia. La Srta. Anica entre las manos juntas lloraba de dolor prendiéndole al cielo a que tuvieran piedad de el. En sus bolsillos llevaba la misma carta a que le dio Nicolas el mismo día de su huida. 

-Demuestrelo - dice la Sra. Perdomo con una mirada retadora. 

Nicolas se quebranto en voz y en sentido al cual su petición, no sabia que hacer. No tenia pruebas, testigos, ni nada que pudiese demostrar su culpa y lograr una menor sentencia. Miro ante su publico del juzgado en movimiento de rotación pero no reconoció a nadie. Hasta que miro un punto focal a su hermosa madre. La señorita Anica en sus ondulados cabellos cobrizos y de prendas azules tiembla de dolor al verlo en esa posiciona. 

La mira fijamente y con una sonrisa iluminada pero ella con sus lagrimas da una ligera sonrisa a todo este dolor. Saca la carta y le dice por medio de vista que la tiene consigo misma. -Tengo una carta - alza la voz. Todos la observan y susurran entre palabras. El padre Valentino cierra los ojos con una pena sabe que tarde o temprano la Sra. Perdomo sacara una arma mas audaz. 

Tomas se acerca a donde esta ella y la toma entregándosela a lo que es la Sra. Perdomo y al Padre Valentino. Lo cual lo leen alzando su voz a lo largo del cielo para que todos escuchen. Al llegar al pie de la pagina, la señora Perdomo no cree que sea suficiente evidencia y tuerce la boca con expresión de inconformidad. Mientras tanto Nicolas se hacia iluminar por los tiempos del dolor y de la esperanza. Tenia el aguardo de  las palabras escritas por el explicando su huida y así poder levantar sospechas. 

-No es suficiente - protesta Perdomo demostrando su ira. -Una carta no me demuestra mucho - añade.

El aliento de ambos se congela por un momento. Quedando como un glaciar ante las palabras de Perdomo. La señorita Anica fragua en dolor en solo idealizar la idea a donde lleva esto. El Padre Valentino sólo ve y ve ante todo este suceso. El jurado sólo discute este caso. 

-Una carta no revela tu inocencia pero estas pruebas demuestran tu culpa - señala al guardián trayendo los objetos encontrados.
Los lleva como si fueron artefactos de lo más preciados entre mantas de rojo terciopelo.

-Estos objetos les resulta familiares, señor Dewitt - mostrándolos ante todos. 

-Algunos - responde atónito.

-¿Cómo cuales? - señala.

Nicolas sólo observa a cada uno y toca a unos cuantos para realizar un recuerdo. -La flecha de punta de plomo y la brújula, nada mas - responde.

-Los demás no se como llegaron hacia mi persona - responde con sinceridad. 

-Bueno, te haces el desentendido a todo esto. Ahora miremos las fotografías - indica señalando al guardián que las muestra.

Todos quedan impresionados y estupefactos al ver lo que no podían creer. Miro al mismo Nicolas vestido todo de negro con una flecha inyectandose como especie de droga. En otra imagen se muestra vendiendo a un precio mayor. Por último asaltando a una señora por sus flechas utilizando una arma.

-Esto dice mas que mil palabras - aclara el juez. El Padre Valentino cae obsoleto de silencio igual que la señorita Anica.

Nicolas queda impresionado no por sus acciones sino por el gran parecido de esa persona. -Yo no soy esa persona - grita descontrolado.

-Señor Dewitt ya no insista, más claro no puede estar - dice Perdomo.

-¡Se los juro que no soy!- grita desconcertado. 

Todos lo observan con ojos de culpa y de juicio. Anica llora desconsolada al saber que no tuvo tiempo suficiente para criarlo bien, aunque una parte de ella le dice que esa persona no es el. 

-¡Por favor deben creerme! - grita protestando -Lo único que hice fue escapar para seguir con  mis estudios y no de contrabando - explica. Nadie le toma la palabra ni siquiera el juez sólo lo escucha.
El rostro de Nicolas se ilumina al ver su tatuaje en la mano donde se muestra la flecha con las dos alas emplumadas. -¡Tengo el tatuaje! - grita mostrando su mano.

-Señor Dewitt no cree que ya es suficiente - dice sin contar con su opinión.

-Sra. Perdomo busque la foto donde se muestra entregando las flechas - indica.

Perdomo se calla y le pasa la foto donde muestra haciendo contrabando. El juez lo ve detenidamente y saca una lupa de su bolsillo. Una lupa bañado en oro con un gran espesor de lente. Ve detenidamente la foto buscado la libertad en este pobre joven.

Mira algo que lo arresta de su inocencia el sujeto tiene el mismo tatuaje idéntico. Es igual a el es el solo que no parece el por sus acciones. El juez llama a dos mas del tribunal de guardianes y a Perdomo para comprobar lo que su vista ve. Todo es mas claro ahora y ya no queda nada mas que hacer.

-Nicolas Andres Dewitt por orden de la corte lo declaró culpable, por los delitos de robo, asalto, difamación, escapatoria y tráfico de flechas. Por ende de mi poder y por el tribunal de guardianes lo sentencia a la pena máxima, la muerte - finaliza y se retira. 





 




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