-Esto es muy extraño - pensativo dice Theo.
-¿Qué cosa? - pregunta Adam al iniciar tocando una melodía en su piano.
Theo enfrente del escenario con Adam sin ningún alma o cuerpo cerca de ellos. Sólo los dos con su única manera de expresar su dolor por medio de la música. El apoya su frente junto al micrófono pensativo en su camisa de seda y pantalones de vestir.
Mira hacia el cielo con la suerte de verla pero no ocurre nada sólo que nota algo en su pecho. El collar de Minerva el mismo que le dejo antes de partir. El líquido rojo espeso estaba caliente como si algo latiera. Como si ella estuviera en el palpitar de su vida.
-Es como si ella estuviera viva - balbucea pero Adam pierde la atención con las notas del piano.
El festival de las flechas se acerca nuevamente. Una tradición en el día que la magia se apoderó de la ciudad. Un secreto jamás revelado y quienes lo revelen iran a la muerte de su propio destino. Vio como el sol se apaga en su corazón al ver aquella mujer que recuerda como su madre.
-Nunca te has preguntando que le habrán pasado a tus padres - pensativo Theo.
-Hace tiempo que no pienso en ellos - responde Adam.
-¿Qué fue de tus padres? - pregunta Theo.
-Sólo se que desde la muerte de mi padre. Mi madre nos llevo a la casa de mi tía y desde allí no volví a verla jamás en mi vida - relata.
-¿Cómo fue que llegaste hasta aqui? - curioso dirige su atención hacia el.
-Mi tía Donna murió a los meses, mi hermano fue encontrado por unos irlandeses y yo por la señorita Anica -
-Volviste a ver a tu hermano -
-No, jamás en la vida - baja la mirada -No se que ocurrió con el - suspira.
-Lo único se es que se encuentra en Dublín ya casado y con hijos - enseña una fotografía que guarda en su bolsillo.
-Es es tu hermano - señala Theo al verlo.
-Si, el del sombrero con la camisa blanca - indica.
-Tiene un gran parecido a ti - describe Theo.
El cabello como un color sienna otoñal, la tez clara, la barbilla pronunciada, los ojos almendrados y la contextura robusta es nada más que la misma genética de Adam. Su hermano quien se llama Evan, quien reside en Dublín. Adoptado por una pareja de granjeros en los campos de Irlanda.
-Evelyn me consiguió está foto ya que conoce a la familia en quien los adoptó - explica sonriente.
-Irás a visitarlo -
-No lo se. Lo he considerado pero algo me detiene - responde con una leve pausa.
-¿Qué es lo que te detiene? - intrigado al ver la expresión de su amigo.
-El miedo si me llegará aceptar tal y como soy - confiesa Adam inseguro de si mismo.
-Si lo hará, eres un gran músico, un gran amigo y alguien único - palmeando su hombro.
-Toma la iniciativa, Adam - responde -Debes hacer ese siguiente paso - agrega.
Adam vuelve a su piano de cola que abarca casi todo el escenario. Theo vuelve al micrófono a persuadir su voz. El concierto real en la ignauracion. Una melodía comienza a emerger con tempo potente a cada teclado más la voz de Theo alcanzar esas notas altas.
La música en aquel salón detenía el tiempo. Que detrás de bambalinas se encontraba la joven Marren. Quien ya había confesado su amor por el cantante. Ahora lo ve con sigilo pero ya no como una atracción sino una gran admiración por su trabajo.
Su boca entreabierta ve como su voz recorre por sus oídos. Tan sonoros que debilita sus rodillas al sólo escucharlo. Desde ese día Kimberly vio a Theo como el hombre ideal para su liberación. Su collar de nenufar quien le obsequió Minerva comenzaba a palpitar y brillar con un leve destello.
Es por ello que al cantar no percató la presencia de su admiradora secreta, sino del palpitar del collar. Como si le estuviera diciendo algo talvez de la vida que la laguna le robó. Los años robados de cada una de las dos jóvenes a las cuales Theo terminará con su vida.
Ambos terminan el ensayo y vuelven a su departamento cerca del Hotel Vermenevi, ya que la Srta. Anica ya no es la misma de antes. Al saber de la muerte de su niña preferida la misteriosa Minerva. Poco a poco a caído en descenso de su propia juventud. Sus manos arrugadas con manchas solares, pálida como el mármol que cubre el templo y la mirada caída como aquel árbol de mas de cien años.
Su corteza ha muerto y se lo ha confiscado el mismo dolor. Pobre la Srta. Anica, a pesar de ser una mujer fuerte y firme ha decaído por las cargas que lleva su espina dorsal. Su belleza primaveral ha caído en sus otoños llenos de melancolía.
Adam estuvo pensando en ir a visitar a su hermano al quien no ha visto desde que era un niño de nueve años. Ese día en que todo se desmoronó con la muerte de su tía. Dejándolos solos en la vida y su madre que no ha reflejado una sombra en ellos.
El recuerdo de su madre queda en el olvido. Ya no recuerda como es su rostro sólo sabe que sus cabellos eran castaños como la canela. Nada de ella se resalta en su visión sólo una fuente de olvido por su voz.
- Tengo una propuesta - dice Adam.
- ¿Cuál es? - voltea la mirada Evelyn.
- Quiero conocer a Evan - responde bajando la mirada. En espera de la reacción de su amada junta las manos.
- Seguro le he hablado sobre ti estas últimas semanas - comenta - Además siempre ha querido conocerte desde que le dije que todavía estabas vivo - agrega.
- ¿Vivo? - cuestiona con extrañeza pero luego recuerda lo sucedido hace años - El incendio de la casa de mi tía, fue la última vez que nos vimos - recuerda.
Al imaginarse aquella casa de madera de roble con sus ventanas pintadas en azul cobalto. Que poco a poco las llamas lo iban consumiendo hasta llegar a incinerarse por completo. Sólo cenizas quedaron en los recuerdos de esa casa.
- ¿Cuando quieres ir? - pregunta Evelyn predispuesta a recorrer ese gran viaje.
- Te parece el miércoles de la siguiente semana - responde Adam.
- Seguro le avisaré a Evan - responde levantándose de la mesa. Dirigiéndose a la cabina telefónica cerca del restaurante que se encontraba afuera en ese crudo cielo nublado.
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Ciego
FantasyUna ciudad consumida por la bendición más grande de los mitos. Consumida por la avaricia y la codicia de tener su poder así olvidar el dolor que sufren. Una historia que rodea a lo que conlleva ese poder, el poder de amar por el peligro que conlleva...