Capítulo LVIII: Quedate

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Aquellos romances que parecían no acabar donde nadie percató de la realidad. Aquella joven rubia de ojos azules como el cristal sabía que estaba comprometida ante un Marren.  Un apellido que es muy prometedor en todos los sentidos en lo cual no debe ser rechazado por ninguna circunstancia.

—Theo sabes que no puedo — responde Minerva al ver aquel anillo de compromiso.

—Sussie yo se que tu no lo amas — acaricia su rostro.

—No es eso — volteando ver las olas grises de la costa.

—Entonces dime que es — mostrando debilidad.

—No podría aunque quisiera — susurra aferrandose a su dolor.

—Sólo dime y comprendere — insiste cada vez acercándose.

—Es que... Es que.... — se quebranta su voz.

—Es que cosa... — toca su barbilla con gentileza.

—¡Nunca seré como ella! — exclama.

—¿Cómo quien? — confundido.

—Minerva — menciona.

Theo queda en silencio y su garganta crea un nudo de culpa.  Un lamento por obsesionarse por ella en pensamiento, que al final creo sospechas en Sussie.

—Tienes razón nunca serás como ella — responde. Sussie voltea con dolor al escuchar esas palabras.

—Ella sólo me dejó con ciento nueve cartas y tu con miles de recuerdos. Ella sólo jugó con mi mente y tu la mejoraste — enumera.

Poco a poco se acerca y mira como sus labios tiemblan de amor. Al ver el hombre que es ahora tan caballeroso, elegante y toque de dramático.  —Y por último ella me dejó y te quedaste — termina con suave beso en sus labios.  Corto y puro como los pétalos de un lirio.

Ambos se abrazan como aquellos dos amigos que fueron. Sólo que Sussie no sabe en que creer ni en que pensar. Ahora que tiene a Theo cerca de su corazón, siente que ya no le pertenece. En cambio, su amor y afecto está en alguien más. Su dedo con un anillo lo dice todo al fin al cabo es una Marren. Aun no lo es pero dentro de tres meses lo será.

Muchos en el pueblo creyeron que está pareja se había marchitado, ya que Kenneth Marren Scott había estado ausente hasta el día de hoy. Que regresará a Braneghin a ver los descensos que han ocurrido.
Sólo al escuchar la voz de su madre temblorosa con miedo se dio cuenta que algo ocurrió. Más la ausencia de su hermana Kimberly esto hizo que se preocupara aún más.

Toma sus maletas llenas de ropa de elegancia total, en lo cual había comprado sus boletos a última hora. Tuvo que dejar por un momento el proyecto de la construcción de la mansión Danelli. En lo cual se estaba ejecutando en las tierras toscanas al sur de Italia.

Era un viaje de cuatro días hasta llegar a Braneghin. En lo cual su espera sería interminable. En cuatro días pasarían muchas cosas. ¿Cómo asegurar el control? Sólo debía pedirle a los cielos que protegiera su familia. Su plan es de llegar de sorpresa más que su bella Sussie no le ha hablado por un largo tiempo. Lo más que cree es que su amor está enfadada con el pero lo que el no sabe es que ella ha estado muy ocupada.

—¿Porque un Marren? — sonreí Theo.

Sussie no sabe como responder a esa pregunta lo cual sonreí. El juega con su cabello y ella sólo lo ve como el primer día que lo vio. Ambos acostados en las arenas de aquella nublosa playa.  En lo cual se rodeaba de rocas volcánicas cubriendo la intemperie.

—No fue que porque fuera un Marren sino porque me di cuenta que es un gran hombre —explica algo incómoda por aquella pregunta. 

—Kenneth Marren — menciona penasativo. —Es un gran hombre nada que ver con los otros miembros de la familia — agrega.

—Tienes razón — responde apoyando el argumento de Theo.

—Sus demás integrantes son algo prepotentes en especial la menor de ellos —

—Kimberly Roselia Marren Scott — menciona Theo.

—¿La conoces? — imptesionada.

—Si, he hablado con ella un par de veces — responde —Además es como nuestra gran admiradora — agrega.

—Siento que ella tiene un gran interés en ti — señala Sussie sospechosa.

—Lo se, hasta me ha ido a visitar en el hotel Vermenevi — describe. Sussie sólo muestra una risa ante la enamorada de Theo.

—Además sólo es una obsesión por mi, nada más — señala.

—Tienes razón — agacha la mirada. —Es que tu eres un ensueño — sonreí.

Theo se aturde ante la confesión de Sussie. Sus palabras sonaron tan sinceras que no pudo resistir en saber más.

—¿Porque lo dices? — ilusionado. 

—Sólo mirate Theo eres detallista, caballeroso, tienes una voz hermosa, cuando cantas todas caemos suavemente y además tienes el don de escuchar a las personas —describe —Eso no cualquiera lo tiene — suspira.

—Es por ello que todas caemos hacia a ti con tus detalles y más cuando en tus presentaciones les tiras rosas a tus fanáticas — agrega. —No lo sé Theo, pero eres perfecto y es por eso que uno no sabe si es lo suficiente para ti — suspira debilitando su voz.

—¿Porque dices eso Sussie? — acaricia su mejilla debilitando su mirada.

—Es la verdad es por ello que Minerva Magallanes se fue — explica.

—No creo que se haya ido por eso — responde Theo. —Ella se fue por la misión que tuvieron los guardianes, el mismo día del incendio del Ministerio Real Valentino —

—Es lo que te hizo creer — responde. —No recuerdas ante de eso. Cuando se escapaba por las noches — describe.

—Si... —

—Fue por lo mismo porque a tu lado no se sentía lo suficiente para ti — explica debilitando sus lágrimas.

—No es posible — confundido —Porque justamente sentía lo mismo por ella — confronta Theo viendo como las olas aumentan cada vez más.

—Theo no puedo eres mucho para mi y si eso te hacía sentir Minerva — menciona —Creo que nunca podré llenar ese vacío que tienes — responde cruzando los brazos.

—¿Qué vacío? — cuestiona.

—Tu amor por Minerva — responde —Se que la amas todavía — agrega.

—Sussie. Ella ya no está aquí — responde conteniendo su dolor.

—Créeme ella sigue viva — responde.

—En nuestros corazones — responde confrontado.

—No Theo, ella está viva en carne y hueso — responde.

—No comprendo — responde.

—Para ello debes leer sus cartas — explica.

Esa misma tarde Sussie dio su último adiós al amor que tenía por Theo. Sus celos por Theo habían que acabar.  Minerva está muerta y enterrada en los jardines con miles de flores adornando en la tierra.  Para ello debía seguir adelante con su plan de ser la señora Marren.

Theo vio como su Sussie le dijo todo en aquel día en la playa. Comprendió que ya era tarde de recuperarla, pronto sería una Marren. Ya no podía hacer nada ciego su corazón ante el. Además no se dio cuenta lo que tenía hasta que se fue de su lado.

Ambos se fueron y tomaron distintos rumbos. Ella con su vestido rosa de seda en cual navegaba en la brisa salada. El con su traje tipo sastre y peinado hacia atrás. Ambos se dieron cuenta que ya no eran los niños de antes sino adultos con intereses.





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