Capitulo XXVIII : Cenizas

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Un lugar donde las cenizas tiemblan en el aire y donde el agua no es pura. El sol se recupera en la mañana y en la noche aullan los lobos sin ningún perdón.
Marginados viven en sus casas de arcilla y cubiertos de cenizas de plomo. Buscan el artefacto para aliviar su realidad.

—¿A donde estoy?— pregunta Minerva despertandose.

Ve un mundo diferente al de ella, en un ambiente tan ambiguo. En el suelo aspero con pieles de osos pardos calienta su cuerpo débil. A lo largo ve una señora de mediana edad quien cocina una sopa. En su gran cacerola prueba su sabor y busca el sazón de su tristeza.

—Al fin que despiertas — dice y toma una taza. Vierte el agua condimentada en su tazón.

—¿Quien es usted?— pregunta tocandose la cabeza. —¿Como llegue aqui?—asustada.

—Preguntas mucho, toma bebe tu sopa —

Minerva la toma pero su confianza no ha sido ganada. —Toma sino morirás de hambre y ocupas fuerzas por tu desmayo —ordena. La toma adquiriendo sus cuidados.

Ella sonreí al ver que aceptó su hospitalidad y preguntándose quien será. A donde vino, no portaba ningún tatuaje de los guardianes. Alguien toca la puerta y ella va donde él.

—Buenos días Primrose, ya despertó —pregunta su capturador.

—Acaba de despertarse, Matías — informa Primrose.

—¿No crees que es una belleza? —ilusionado se acerca donde ella. Minerva lo ve con ojos de nostalgia al recordarle a Nicolás pero odio por su secuestro.

—Sin duda alguna — responde Primrose. —¿Te sirvo sopa?—

—Si, por favor— toma una silla y se sienta enfrente de ella.

Matías la observa tan admirado de su presencia y sus ojos que no dejan morir a nadie. Intrigado toma su sopa junta la compañía de Primrose y Minerva. Almuerzan los tres juntos sin ningún prejuicio sino como una humanidad completa.

—¿Como he llegado aquí? —pregunta Minerva al terminar.

Ambos se dirigen la mirada preguntándose quien le dirá.
—Te hemos acogido aquí — responde Primrose recogiendo la losa sucia.

—Ahora serás parte de nosotros — dice amable Matías.

—¿Parte de ustedes?— extrañada. —No se quienes son ustedes — pregunta sin lograr recordar.

—Acaso no sabes quien somos —ofendido Matías. —Hace poco nos estabas atacando con tus flechas —irónico agrega.

—Lo siento, no consigo recordar— toca su cabeza.

Matías da una cara extrañada por la dosis que le dio. Hizo a que perdiera su memoria, tal vez no aguanto a los efectos secundarios. Ahora esta ciega de cualquier prejuicio malicioso de ellos.

—Será que perdió la memoria— cuestiona preocupada Primrose.

—Lo mas probable —agonizado Matías.

—¿Como fue que pasó?—pregunta Primrose.

—No tengo ni la menor idea—preocupado Matías y recuerda como sucedió.

—¿Donde dijiste que la encontraste?— cuestiona.

—En el Ministerio Real Valentino mientras fue lo del incendio —explica.

—No me parece verla en estos rumbos —tratando de reconocerla.

—Es que no es de aquí—explica.

—¿Que me estas tratando de decir, Matías?—cruza los brazos.

—Yo la sede con una flecha de plomo — revela. —Y es una guardiana— agrega.

—No veo su marca —buscando en su mano.

—No es necesario que tenga marca, lo dice con su vestimenta —señala Matías hacia su arco.

Primrose ve sus vestimentas blancas y su arco tallado en madera. Llevaba las flechas y una flecha con punta de oro. Al verlo le dio una tentación de tocarla y poder poseerla. Ambos lo vieron y sueñan con los mejores arraigos, pero Primrose se detiene y vuelve a su juicio.

—Acabas de traer una guardiana a nuestra comunidad —enfadada.

—No era mi intención, no sabía que podía ser peligroso —explica.

—Claro que es peligroso y mas de su categoría... — se detiene y ve un medallón.

—Arquero Ciego —lee —¡Es hija del Arquero Ciego!—grita.

—Dejadme ver eso —arrebatandole el medallón. —Es cierto, la leyenda ha encarnado en ella —sorprendido.

—¿Sabes que significa?—asustada Primrose.

—¡¿Que cosa?!—intrigado.

—Deben de estarla buscando—formula Primrose.

—Eso es bueno o malo— cuestiona confundido.

—Obviamente que es malo, si la están buscando nos encontraran a nosotros —afirma Primrose.

Matías cambió de expresión a los argumentos de Primrose, en lo cual está en lo cierto. Minerva es la hija de unas de las leyendas de Braneghin. Su habilidades en el arco son de mucha ayuda. Por ello los guardianes deben hacer una operación de rescate ante su arquera. Su bella y talentosa aprendiz a sido secuestrada y lo mas triste es que su preocupación es en vano.

Minerva solo los escuchaba sollozar a lo lejos, pero su dolor de cabeza es cada vez mas persistente. Toca su cabeza encontrando alguna herida, pero no habia nada.
No recuerda su pasado hace unos años solo su información básica. Su nombre, su edad y su origen, pero no su historia.

No recuerda como llego a ser una guardiana y su afección con Tomás. No sabia quién era y mucho menos su rostro. No persistía un recuerdo o una fina memoria entre ellos dos.
Solo sus ojos se iban vinculado a lo que su presente le está ofreciendo.

No recuerda su hogar y su família alla en la casa hogar de la Srta. Anica. Y mucho menos recuerda al joven quién piensa por ella todas las noches. Nuestro leal, sincero y elegante Theo. Quien escribe una carta tratando de lograr encontrar las palabras exacta. A cada vez que piensa sobre Minerva con su amado Tomás, se retracta y arruga la hoja. La tira en el fuego ardiendo en llamas de los celos quien come su tracción.
—Minerva, no está pero esta con Tomás revolcandose en besos y caricias —piensa arrugando la hoja.

—Si ella me ha engañado todo este tiempo, creí que me amaba — se recuesta en su cama.

—Theo, Sussie y unas amigas de ella nos invitan a salir a ver una película al aire libre— dice Adam antes de entrar.
—¿A que horas?— suspira inconforme.

—A las seis de la tarde —dice Adam cerrando la puerta y preocupado por la actitud de su amigo.

Theo ya no tenía los ánimos de salir con nadie solo queria ahogar sus pensamientos en canciones de amor.



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