Volviendo a las costumbres.

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Oí tocar la puerta desde el baño, donde me encontraba recién salida de la ducha colocando unas vendas al rededor de mi cuerpo y cubriendo la herida, a la que también le apliqué la pomada que Hugo me recomendó.

—¡Ya va!—grité para que oyese quien fuera que estuviese tras la puerta.

No conocía a nadie por la zona, era raro que alguien viniese a tocar. Me vestí rápidamente y me asomé por el mirador descubriendo a ¿Hugo? Que se había apoyado en la pared esperando.

—¿Qué haces aquí?—pregunté al abrir la puerta.

—Pasaba por aquí...—sonrió.—¿No me invitas a pasar?

Me aparté de en medio para que pudiese entrar y cerré tras nosotros.

—Bonita casa—se sentó en el sofá de la sala que quedaba frente al pequeño televisor.—aún le quedan algunas cosas, pero no tiene mala pinta.

—Ya...—me crucé de brazos observándolo pero no comenté nada.—voy a preparar café, ¿Quieres una taza?

—Sí, por favor—parecía muy cómodo—¿Quieres que te ayude?

—¡No! Quédate donde estás mejor—reí.—No vaya a ser que incendies también mi casa.

Preparé la cafetera en el fuego, y coloqué algunas rebanadas de pan en la tostadora esperando a que ambas cosas se hicieran. Aún era temprano, así que tenía tiempo de sobra para llegar a la universidad.

Por fin estaba en casa...

Oí la voz de una mujer hablar en la sala y me dirigí a esta para ver de qué se trataba. Hugo había prendido la televisión y veía las noticias muy atento.

Hacía mucho tiempo que no las veía, de hecho, me parecía extraño ver ese aparato encendido.

"Aún no se ha localizado al presunto sujeto que asaltó el hospital de La virgen. Según los médicos que se encontraban presentes, cuyos nombres no quieren que sean revelados, explican que el encapuchado exigía litros de sangre junto a otros medicamentos requeridos para un tratamiento de post operación"

Miré a Hugo, que aún observaba con interés a la joven reportera que daba la noticia.

"El personal aclaró que no fueron heridos en ningún momento pese a que el atacante estuviese armado con una pistola, pero temen a que vuelva a aparecerse el individuo al que tampoco pudieron identificar, tan solo destacan que era alto, fuerte y sus ojos azules."

"El hospital no requiere de los fondos necesarios por lo que suplica que no se les moleste más con el tema, no queriendo que se haga conocido el lugar y vuelva a repetirse la situación. Les mantendremos al tanto, muchas gracias por su atención."

—¿Quién haría algo así?—Sorprendí a Hugo, al no percatarse de mi presencia.—Robar sangre en un hospital católico, dándoles tremendo susto a esas personas que solo quieren ayudar a los demás para ganarse un sitio en el cielo...

Me coloqué frente a él observándolo con curiosidad.

—¿Sabes? Si no fuese porque no te veo capaz, diría que fuiste tú. ¿Sabes por qué?

—¿Por qué?—preguntaba tratando de permanecer tranquilo.

—Porque coincide con la fecha en la que me ayudasteis—cogí el cojín y comencé a darle golpes molesta.—sin contar con la transfusión de sangre.

—¡Pero eso no tiene nada que ver!—se cubría con las manos y podía jurar que se aguantaba la risa.

—Tú no usas armas, no te veo capaz—dejé de golpearle volviendo a quedar frente a él.—Kaín, por el contrario, puede hacer eso y más. Y él no conoce mucho a cerca de medicina, lo que significa ¡que lo mandaste tú!

Bendita MaldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora