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—Recuerden que pronto llegarán los exámenes finales y deberán sacar mínimo un 7 para poder aprobar la asignatura—El señor Marshall comenzó a recoger sus cosas tras oír la campana y todos salieron apresurados.—Señorita Bélic, ¿Tiene un momento?—esperó a que todos saliesen del aula para hablar.-—¿Se encuentra usted bien?

—Sí...—dudé en responder. No entendía por qué me preguntaba aquello.

—Sus calificaciones han disminuido en su mayoría, la encuentro ausente o distraída numerosas veces—continuó hablando, y no supe qué responder.—Oí alguno de los comentarios que sueltan de usted. ¿Son ciertos?—me encogí de hombros sin saber qué contestar. ¿A cuál de todos los comentarios se referiría?—quiero decirle que si necesita cualquier cosa puede avisarnos a los profesores, nuestro propósito es ayudar a los alumnos a salir adelante.

—Todo está bien, señor Marshall, gracias por preocuparse—arreglé mi bolso sobre el hombro.—siento haber bajado mis notas, estudiaré mucho más para compensar—di media vuelta para dirigirme a la puerta.

—Espere un momento—me detuvo de nuevo y volví a mirarle.—¿Sabe algo del señor Williams?

—¿Por qué tendría que saber algo de él?—me sorprendía que me preguntase por Kaín, no tenía por qué saber qué pasaba con él.

—Ustedes se llevaban bien, ¿No es así?—se puso en pie para quedar a mí altura.—me preocupa ese joven. Sé que se ausenta muchas veces, pero suele estar para los exámenes.

—Con todo respeto, señor—quise aclararle las cosas antes de que continuase.—no es mi responsabilidad estar al pendiente de él, y no tengo por qué preocuparme de sus asistencias a clase.

—Ustedes antes se entendían, por eso le pregunté—se cruzó de brazos serio.—siento la equivocación—se quedó pensativo mirando la mesa.—en realidad es un buen muchacho, y un buen alumno también. Tiene su genio pero...—en vez de hablar conmigo hablaba solo, o mejor dicho, pensaba en voz alta.

—¿Puedo marcharme?—lo interrumpí.

—Oh, disculpe. Puede retirarse.

Para ser un profesor estaba muy al tanto de la vida de sus alumnos. Aunque claro, los rumores corrían para todos, había un blog específico para ello.

También tendría que haberle preguntado acerca de Jael, llevaba unos días sin verlo, y cada vez que preguntaba por él me evadían el tema. Intenté contactar de varias maneras con él, pero ni siquiera se dignaba a contestar, y si lo hacía, me cortaba rápido. Podría pensar que estaba enfadado conmigo, pero sería ridículo teniendo en cuenta que la última vez que lo vi estábamos bien y no tenía razones para molestarse.

—¿Qué hacéis todos aquí?—encontré a muchos de mis conocidos en un grupo.

-—Hoy hay reunión—contestó James revisando algo en el teléfono.—nos han dicho que asistamos todos a el salón de actos y nos encontramos por el camino.

—¿Y por qué a mí nadie me ha dicho nada?—los observé confundida.

—Tal vez porque últimamente te la pasas en las nubes y no te enteras de nada—Kate se burló de mí.

—Habló...—rodó los ojos Jake, que se encontraba en una esquina, apoyado en la pared.

—Sí, tú te la pasas con la cabeza dios sabe donde—intervino Liam.—a veces pienso que solo lo haces porque no quieres escucharnos.

—¿Por qué me ofendeis así?—Kate los miraba indignada, pero a esas alturas ya estaban acostumbrados a sus exageraciones.

—Porque les gusta fastidiar—Doris apoyó a Kate y Samantha solo giró la cabeza aprobando lo que decía su amiga.

Bendita MaldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora