Un nuevo comienzo.

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—¿Qué piensas hacer?—Kaín se sentó junto a mí, mientras yo seguía revisando todos y cada uno de lo papeles que había conseguido Álec de alguna forma. Mi acta de nacimiento, mi nacionalidad, mi pasaporte, quiénes eran mis padres, dónde viví cuando escapé... Absolutamente todo.

—Ya lo tengo decidido, voy a dejar pasar este año, después de todo ya lo tenía perdido—le aclaré sin mirarlo.

—¿Estás segura? Eres lista, puedes adaptarte rápido.

—Lo sé pero quiero dedicarme a Ethan, al menos hasta que sea algo más mayor y no dependa tanto de mí, así estaré más tranquila—le sonreí.

—¿Son los papeles del matrimonio?—los observó curioso.

—Sí, está todo en orden, es un documento verdadero—le expliqué al verificarlo por mí misma.—pensé que era un matrimonio falso, pero va a costarme un poco más separarme de él.

—Bélic—rió mofándose.—todavia no supero tu apellido.

—¿Por qué te burlas de mí?—me sonrojé al ver que su risa no cedía, sino que por el contrario, se volvía más escandalosa.—¡Kaín!—golpeé su brazo molesta.

—Bélic...—suena tan extraño—explotó a carcajadas sujetando su estómago.—es un apellido horrible, no te pega nada.

—Kaín, basta ya—me levanté dejando los papeles en la carpeta y volviendo a guardar esta.—no me hace gracia.

—Eh, ¿A dónde te crees que vas?—me sujetó del brazo, aún con su sonrisa.

—Lejos de ti, no me gusta que te burles de mí—me di la vuelta ignorándolo, pero me hizo mirarlo de nuevo.

—¿Porque te he dicho que ese apellido no te queda bien?—se lo estaba tomando a risas y no me gustaba nada.—Andra es un nombre precioso, y estoy seguro de que te quedarían otros apellidos mejor.

—Déjame en paz, esta conversación es ridícula, yo ni siquiera elijo mi apellido y encima ese ya no es mío—me zafé de su agarre cada vez menos paciente.—Ademas, ¿Según tú cuál sería mejor?

—Williams—sacó una caja negra de su bolsillo y se hincó de rodillas abriendo la caja y mostrando un anillo.—¿No crees que ese apellido te quedaría mejor?

Sonreí mordiendo mi labio inferior y sin quererlo apareció una risa vergonzosa que no me permitió seguir mirándolo. Debía estar colorada, pero no podía dejar de sonreír.

—Eres un imbécil—me cubrí con las manos.

—Andra, no me dejes así—oí como reía.—¿A caso no te gusta mi apellido?—sentí cómo se ponía en pie y me rodeaba con sus brazos.—¿Tengo que entender esto como un no?

—Kaín... Aún estoy casada con Álec—suspiré poniéndome más seria.—y todavía soy joven, me gustaría acabar mi carrera antes—bajé la cabeza sin saber muy bien cómo reaccionar.—sé que ya me uní a alguien más, pero fue obligatorio, no es algo que buscase.

—Lo sé, soy consciente de todo—levantó mi cabeza sujetando mi mentón.—pero ahora tenemos un hijo. A mí tampoco me hubiese gustado hacer las cosas así, solo quiero que te sientas cómoda. Sé que hubieses preferido tener a Ethan dentro de matrimonio, después de todo eres algo tradicional en esas cosas.

—Me conoces bien...—le dediqué una pequeña sonrisa.—Pero sigue estando lo de Álec, y dudo que acepte firmar el divorcio.

—Lo tengo todo bajo control, he contactado con varios abogados, y al parecer podemos tramitar el asunto antes de lo previsto—me miró fijamente a los ojos esperando una respuesta.—¿Qué me dices entonces?—tardé unos segundos en hablar antes de decidirme.

Bendita MaldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora