¿Y qué?

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Por fin había llegado el sábado, el día tan esperado en el que me imaginaba que pasarían mil desgracias. Aunque igual y con todo salían dos historias de amor de todo eso.

—Kate, así estás guapa—dije al ver que no se decidía con nada.

—No quiero estar guapa, quiero estar perfecta—Volvió a sacarse el vestido por enésima vez arrojándolo contra el bulto de la cama que había formado con otras prendas.

—Es casi la hora, tenemos que marcharnos ya.

—Para ti es muy fácil decirlo cuando no eres la que tiene una cita con el amor de tu vida.

—Kate, todo te queda genial, ponte uno y ya—suspiré frustrada.

Había estado más de una hora probándose conjuntos que según ella no le quedaban bien y por ello Hugo no querría volver a verla y no se casarían.

—¿Cómo me queda este?—Se probó otro de los conjuntos que quedaban más al fondo.

Un vestido gris de manga larga que se dejaba caer por la cintura hasta la mitad del muslo. Por delante era simple, y por la espalda solo lo adornaba una cremallera que lo ayudaba a ajustarse mejor. Terminó de ponerse unas zapatillas blancas de plataforma para darle un toque más casual.

—Ni muy elegante, ni muy casual, me gusta—sonreí viendo que al fin se había decidido.—Suerte que solo te ha llevado una hora elegir—observé el reloj viendo que ya casi iban a dar las ocho.

Terminó de coger un bolso blanco para contrarrestar, y unos pendientes pequeños para adornar.

Yo había optado por ponerme algo más sencillo: un vaquero oscuro que se ceñía al cuerpo junto a una camiseta de manga larga verde botella simple. Me calcé con unos botines marrones y llevé un abrigo negro sabiendo que haría frío.

Oímos tocar la puerta y bajamos a la parte de abajo para ver de quién se trataba.

Observamos como James miraba de forma muy extraña a la puerta.

—Qué ocurre...—Kate no terminó la oración y comenzó a reír para convertir las risas en carcajadas.

—¡Cory!—llamé su atención al ver que no entendía por qué Kate se reía así.—¿Pero qué te has hecho?

Se había vestido completamente de negro, con unos pitillos que marcaban toda su zona, unos botines negros, una chupa más grande que él, y cómo no...se había maquillado de una manera muy extraña, pareciendo un personaje de circo o de una película de terror. Y no sé qué se había hecho en el pelo, pero se veía mucho más oscuro, y le había agregado gomina, al menos esperaba que eso fuese, dejándolo tieso hacia abajo.

—¿Este es tu amigo?—James seguía observándolo como si fuese un bicho raro, y no era para menos.

—Ana me dijo que me arreglase al estilo de Lisa.

—Ana...—solté una pequeña risa al ver que Kate no dejaba de retorcerse, las caras extrañas que ponía James, y la incomprensión que expresaba el rostro de Cory cada vez más avergonzado.—¿Podéis hacer algo?—los miré rezando por que dijeran que sí.

Kate se incorporó dejando de estrujar su estómago y suspiró para tomar aire.

—Yo creo que puedo hacer algo...—respondió James sin dejar ni un solo momento esa cara.—Vamos, sígueme.

Cory se adentró en la casa siguiendo a James hasta su habitación y nosotras fuimos detrás.

—Kate, no seas tan cruel—susurré para que no nos escuchase.—el pobrecito es nuevo en esto.

Bendita MaldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora