XXIV
LA INTERVENCIÓN DEL PRIMOGÉNITO EUGINE
En forma desafiante, Teódulo se detuvo frente a Eugine como quien le advierte sin decir nada que el asunto no es de su incumbencia. La mirada fija que le dio devoraba al hijo primogénito. No hacía falta hablar, ni balbucear siquiera para comunicarle el descontento que provocaba su llegada, más su intento, que era visible, por participar en la conversación sostenida entre padre e hija. Mientras a Mirna Sebastián Herrera le agradaba la llegada del hermano, y mucho mejor si este se incluía en la plática que sería a partir del momento entre tres, porque reforzaría sus posturas, al padre le lastimaba, le laceraba en lo profundo que Eugine se detenga en el lugar donde se encontraban. Sabía lo inevitable que sería su participación, y comprendía que debido a la experiencia vivida por este frente al padre, similar a la experimentada ahora por Mirna, se colocaría del lado opuesto. Estaba consciente además que la relación entre esos hermanos era tan cercana, y por tanto nunca se pondría del lado suyo ante una divergencia entre él y Mirna.
Eugine tampoco tenía ese amor desenfrenado por el padre. Sus diferencias habían sido tan notorias, tan álgidas, que en cualquier escenario, incluso con extraños, atacaría al padre a quien consideraba un insensato. Ambos se excluían. Ambos se repudiaban, aunque ambos mantenían esa relación parental, unas veces fría, otras veces cálida, pero sin llegar al extremo del amor sin concisiones. Entre padre e hijo no existían esos lazos comunicantes que unía a Teódulo con los demás hijos, pues consideraba a Eugine, la oveja negra del entorno familiar. Esta por su parte respetaba al padre, lo seguía, pero nunca llegaba a idolatrarlo como lo hacían Teódulo hijo, Hipólito, y Roberto Sebastián Herrera, o como antes del encontronazo con la hija Mirna, esta lo consideraba. Solo Eugine conocía desde antes los prejuicios del padre y por eso en ocasiones lo aborrecía. En menor medida Wilson Sebastián Herrera, quien nunca fue un beneficiario del cariño prohijado por el padre a los otros debido a su aspecto feo, rechoncho, albino.
Interviene el recién llegado Eugine Sebastián Herrera en la discusión, preguntando lo sucedido entre su hermana menor y el indomable padre Teódulo Sebastián Dival. Un momento de mudez se hizo presente hasta un tiempo después, cuando Mirna Sebastián Herrera empieza a narrar la conversación pasada a su hermano sin el consentimiento del padre. Teódulo la interrumpió varias veces sin dejarla narrar lo ocurrido. Después que continuaba, el padre volvía a interrumpirla nuevamente sin permitirle avanzar en su narración, la cual daba a su hermano acomodando los hechos y hasta siendo indulgente con el padre, poniendo en sus labios una explicación más comprensiva, menos radical, menos tosca, mucho más razonable, y flexible.
Mirna acomodaba ante Eugine Sebastián Herrera las posiciones irreflexivas del señor Teódulo Sebastián Dival, dándole un matiz de sensatez del cual carecían, pretendiendo hacerlo razonar. Él no se enteraba del intento que ella, con esfuerzo hacía para hacerlo ver como el padre diferente al que se gestaba frente a todos. No valoraba que ella, víctima del radicalismo feroz asumido por Teódulo Sebastián Dival, para bajar la tensión contaba al hermano los hechos, no con ese furor con el que debió hacerlo, ni con todos los detalles, tratando en vano de conseguir el beneplácito del padre y no profundizar las diferencias que mantenían padre e hijo, bien conocidas por ellas. Intentaba bajar la intensidad del desprecio mutuo y construir un espacio para la conciliación entre ambos. La insensibilidad del señor Teódulo era tal, que no pudo darse por enterado del esfuerzo hecho por ella. La animadversión sentida por el padre hacia Eugine llegaba a la desaprobación a priori, de cualquier posibilidad a compartir espacios comunes. Apenas se respetaban y saludaban. Aun así, Eugine comprendió la gravedad del asunto. El tartamudeo en Mirna lo puso en aviso. "Algo quiere decirme y teme al viejo", pensó Eugine. 'Alguna situación los separa y ella teme su reacción en cadena que le haga perder su confianza, su fe y los distancie. Descubriré que pasa".
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Bodas de Fuego
General FictionMirna Sebastián Herrara llega a Ciudad del Lago después de cursar estudios superiores en Europa. Su regreso a la ciudad, coincide con la celebración de las fiestas patronales en honor a Santa Lucía. Allí, en el parque central, se encuentra con Rica...