Parte 35 LA VERGÜENZA DE PEDRO BAUTISTA

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XXXV

LA VERGÜENZA DE PEDRO BAUTISTA ANTE ROBERTO SEBASTIAN HERRERA POR LA INDISCRECIÓN FRENTEAL PADRE Y LA DECISIÓN DE RENSO DEL RÍO   

Pedro Bautista se disculpó tanto ante el padre Teódulo Sebastián Dival como ante el hijo de este, Roberto Sebastián Herrera. Solicitó permiso para retirase y le dijo a su amigo Roberto que le esperaría en su oficina al día siguiente para rediseñar la forma mediante la cual lo insertaría en el ejercicio profesional que merecía su carrera. Pedro Bautista no tenía una solución al estado anímico del padre iracundo por las mentiras del hijo, pero simulaba tener control de la situación. Le aceptaría en su oficina como salida a la crisis, si no encontraba otro medio. Arreglaría un espacio, compraría muebles y herramientas como un ordenador, impresora y otros utensilios necesarios, los cuales servirían y a lo sumo, lo llevarían a ejercer por sí solo la carrera, le facilitaría parte en los procesos internos y externos de los cuales estaba apoderada su oficina, en fin, lo haría parte del equipo que laboraba sin descanso día tras día en una gama tan variada de procesos litigiosos por medio de los que le enseñaría el difícil trajinar del mundo jurídico. Así lo hizo. Lo condujo durante un tiempo superior a los tres años, le entregaba expedientes, el pago por llevar los procesos que el propio Pedro le enseñaba, planificaba y le entregaba solo para la asistencia mínima era suficiente para vivir dignamente, en tanto la paga recibida por su firma por los procesos por él llevados, la que le correspondía a Pedro Bautista, la traspasaba a Roberto Sebastián Herrera de manera integral, para ser utilizada por el pariente como medio para el sustento suyo y soporte con el cual pudiera probarle al insaciable padre Teódulo Sebastián Dival, la llegada del tiempo destinado al aprovechamiento que se conoce como el tiempo de las vacas gordas. Estaba en pleno ejercicio, y el trabajo le granjeaba con holgura ciertos beneficios económicos, con los cuales cubrir sus necesidades y aportar a las exigentes necesidades que eran propias en la casa paterna, donde a pesar de la opulencia familiar, los hijos debían cumplir con ciertos compromisos asignados por Teódulo Sebastián Dival en el plano económico.

No conforme con ese aporte de por sí significativo, Pedro Bautista continuaba tras mejorar a su primo tanto en su apariencia personal, como en su deteriorada relación familiar con Teódulo Sebastián Dival. Lo recomendó en la escuela de formación política donde era facilitador, y en la cual, con una breve formación formaría parte del cuerpo docente. Aprovechó su cercanía al rector de la academia para conseguir a su primo y amigo Roberto Sebastián Dival ese mecanismo para la inserción académica y social. En esta también le darían trabajos y pagos frecuentes con los cuales cambiaría las posibilidades de vida profesional y mejoraría su entorno familiar. "Teódulo estaría satisfecho y lleno de regocijo y orgullo con el progreso del hijo Roberto Sebastián Herrera", pensó Pedro y fue logrado cabalmente. Ya Roberto no tendría la preocupación por permanecer bajo la protección y la égida del padre, no dependería del aporte obtenido por los negocios familiares ni de los aportes del padre.

Teódulo Sebastián Dival tampoco tendría que aportarle para cubrir sus necesidades, por el contrario, hacía aportaciones importantes en el hogar. Le fue asignada por el rector una cátedra con importancia por ser la inicial a la formación política e ideológica. Tenía tantas responsabilidades en esta que cada día le correspondía impartir la misma. Introducción a la ideología política y doctrinaria iniciaba cada ciclo formativo y el partido tenía que formar cada cuadro, cada dirigente, cada militante y gran parte de los simpatizantes. Eso le daba a los facilitadores del área inicial una carga académica importante, entre los cuales se encontraba Roberto Sebastián Herrera en corto tiempo, como uno entre los más destacados docentes.

Una ocasión de las cuales fue apoderado para impartir formación política doctrinaria, electoral e ideológica del partido rojo al cual pertenece la escuela para la formación política donde fue recomendado por Pedro Bautista e insertado en el cuerpo docente en forma inmediata, se armó tremenda trifulca. Fue necesario salir desde ese lugar con la velocidad parecida a la de un rayo para evitar ser lastimado. En plena plática formativa, Roberto Sebastián Herrera fue interrumpido por parte de los asistentes, cuando a la llegada desde otro lugar se presentaron numerosos miembros del partido, pero pertenecientes a otro sector interno, y una vez dentro iniciaron una pelea por la disputa del control partidario en esa demarcación territorial.

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