Bodas de Fuego

Parte 26 XXVI LA CONFIANZA DEL PADRE EN TEODULO HIJO

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LA CONFIANZA DEL PADRE EN TEODULO HIJO

Teódulo Sebastián Herrera hijo, a quien el padre confiara la administración de sus bienes, el que generaba la mayor confianza en el exigente progenitor Teódulo Sebastián Dival, siendo aún adolescente se enroló en el Ejército Nacional, como se ha dicho. Nacido y criado entre las más rancias familias del pueblo, entre las exclusividades vistas en Ciudad del Lago, entre las familias con las clases mejor valoradas y con las mayores facilidades para destacarse en todo cuanto se le antojase, decidió enrolarse en el Ejército, guiado por los consejos del padre, quien se consideraba un militar frustrado. Al formar parte en la gendarmería nacional cumplía el propósito del padre Teódulo.

Cualquier actividad que la vida sea por él escogida o elegida, sería un simple mecanismo para probar su hombría, sus habilidades y destrezas. Teódulo padre lo sabía y esa conciencia lo llevó a guiarlo por esa vía del más rápido ascenso social y acumulación material. Teódulo hijo, obediente a los pensamientos del padre, sin vacilar ni reprochar asintió la orden del patriarca y como manso y no contestatario asumió el mandato del progenitor. Obedecer al padre fue su norma y en esa ocasión no sería la oportunidad para rebelarse, menos cuando lo colocaba en el camino hacia una carrera que era la expresión viva a su agrado. Llevaba una vida displicente. No hacía más que lo necesario para sentirse vivo sin sobresalto. Era callado. Solo cuando era necesario hacía el leve ruido del servil y el padre veía en él esas condiciones como sus partes más dignas, destacables y meritorias para ser explotadas en ese cuerpo armado, cuya primera norma era obedecer las órdenes superiores. Acostumbrado a responder con un sí señor, Teódulo hijo no tuvo tropiezos en adaptarse rápidamente a la vida militar. La única discordancia entre él y los militares conocidos era la tendencia conocida ampliamente en las filas del Ejército a la deshonra entre sus miembros, el soborno, el macuteo eran principios que contrastaban con sus valores, a pesar del bien ganado nombre del padre entre los menos honestos.

Luego de pasar durante varios meses por los centros del entrenamiento militar, a Teódulo hijo se les facilitaron muchas cosas, por las relaciones mantenidas por su padre y por su familia con altos jerarcas militares, en especial por los contactos del progenitor Teódulo padre, fue asignado a un puesto con relevancia, con cierta importancia en la entonces Jefatura del Ejército Nacional, hasta donde fue escalando más por los enclaves familiares que debido a los méritos propios. Al cabo de unos años escaló, desde alistado, hasta la cúspide del posicionamiento militar, pasando por varias posiciones: primero alistado, en poco tiempo fue ascendido a oficial inferior, y luego, sin agotar el tiempo requerido en el rango, fue convertido en un oficial superior ampliamente condecorado.

Durante el periodo del escalamiento vertiginoso se esforzó en ser el mejor entre todos en su clase. Asistente desde su llegada, de un gran oficial colocado en la cúspide del Ejército Nacional en la República, quien, en la escala destinada al mando, ejercía funciones administrativas con mucha importancia que eran consideradas insuperables entre las filas del Ejército Nacional Republicano.

A Teódulo hijo no le faltó sin embargo la ayuda del padre, quien no escatimaba esfuerzos y puso en movimiento todas sus influencias, moviendo todos los resortes del poder militar, político y económico para los ascensos vertiginosos que con la velocidad del rayo fueron obtenidos por Teódulo hijo. Esos escalafones conseguidos a manera increíblemente rápida por Teódulo hijo no fueron conseguidos por las simples destrezas, aunque este las tenía. Su éxito fue otro. Cuando este ostentaba rango de Coronel, todos sus compañeros en la promoción aún ostentaban apenas la condición y rangos de alistados, y los mejores afortunados alcanzaban a puro esfuerzo el rango destinado para oficiales inferiores.