7.

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Es catorce de Febrero, y tal como lo había pronosticado en su apretada agenda, había llevado una tarde bastante ajetreada entre la investigación que debía realizar para el día de mañana y los constantes clientes por atender que se presentaban en la florería. Cada que está a punto de caer en los brazos de Morfeo, escucha la campanilla de la puerta tintinear una y otra vez, como susurrándole al oído que tomar un descanso no será posible, al menos no hoy.

Actúa amable y sonríe lo mejor que puede a cada persona que se abre paso por el local, al igual que si no sintiera ira por no poder tomar aunque sea una pequeña siesta de diez minutos debido a su causa.

Mira el reloj una vez que está desocupado, son las cuatro de la tarde y tiene que presentarse en la Universidad en menos de una hora para su última clase del martes. Su madre le había prometido que llegaría a las tres en punto, pero su retraso de una hora le indica que aquella promesa no era más que otra mentira para mantenerle tranquilo.

Echa la cabeza hacia atrás, quejumbroso. Pareciera que la vida estaba en contra suya durante las últimas semanas, ¿por cuánto tiempo tendría que soportar más caos? No tenía idea de cuándo iba a dejar de ser paciente ante los problemas, y desconocía el momento en el que acabaría por volverse completamente loco.

Se da ligeras palmadas en el rostro, reacomodándose en su silla alta y tomando su celular fuera los bolsillos de sus pantalones deportivos. No le vendría mal distraerse un rato con sus infantiles juegos, ¿no? Tenía tiempo, parecía que ningún cliente se acercaría esta vez y segundos después se da cuenta de que no podría estar más equivocado.

Quiere golpear su frente contra la caja registradora cuando escucha la puerta ser abierta por Dios sabe qué vez en el día. ¿Es que todo Seúl no se podía estar quieto por tan sólo una hora? Aquello era mucho que desear considerando el consumismo de la población, pero soñar era gratis, y el soñaba con que los enamorados le dejaran un receso de mínimo quince minutos.

—Buenas tardes —escucha la efusiva voz de una chica, cuyos pasos son ágiles y presurosos en su dirección hasta que finalmente se encuentra frente a él— ¿me puedes dar un arreglo de girasoles? A mi novio le encantan, pero es tan reacio al momento que quiero comprarle algo, tuve que arrastrarlo para que accediera a entrar aquí. Bonita florería, por cierto. —habla sin parar, parpadeando con coquetería y lo que parece ser burla, pues la situación que describía parecía en serio causarle diversión.

—Cariño, te he dicho que no tienes que regalarme nada hoy, no me gusta ser motivo por el cual tu cartera se queda vacía.

SeokJin deja caer su celular al momento de reconocer la voz de quien parece ser el novio. Con temor, aleja sus ojos de la alegre mujercita de mejillas rosadas y cabello rubio, encontrándose con el incómodo rostro de BaekJoon, quien le sonríe con lo que parece ser vergüenza y ganas de retirarse del lugar.

—Disculpen mi torpeza, sus girasoles estarán listos en un momento —susurra, haciendo una reverencia y yendo hacia el cuarto detrás del mostrador donde resguardan y preparan las flores.

Sus manos tiemblan mientras acomoda los hermosos girasoles, envolviéndolos con delicadeza en papel de tonalidad menta y celofán. Siente una gota resbalar por su frente cuando escucha a la pareja discutir del otro lado, la chica alegando que habían estado en ese mismo sitio no hacía mucho tiempo, regañándole por no saludar a su "viejo amigo".

— ¿Es que son desconocidos? —no sonaba muy feliz al momento de cuestionarlo— la última vez me pediste que esperara afuera y le dirigiste la palabra sin dudarlo. El pobre ahora parece incómodo, tal vez estaba esperando que le hablaras como siempre, pero pareces mudo.

SeokJin sale con el ramo entre sus manos, interrumpiendo la conversación con todo el propósito del mundo, pero usando una sonrisa que pretende inocencia y desentendimiento ante sus palabras, actuando al igual que si no hubiese escuchado nada.

Cuando ambos se van, hay un vacío en su pecho que le es imposible de ignorar. 

"Flores En Primavera" [ksj + myg] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora