48.

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Los días pasan y la preocupación permanece instalada en su pecho, saliendo a pasear cada que otra tarde se escurre sin recibir palabra alguna del dueño de sus desdichas. YoonGi ha estado tan esquivo durante la semana que es casi irreconocible; sólo llega al local, saluda a SooYoung por educación, le ignora y su sonrisa regresa únicamente cuando atiende a algún cliente; pareciera un robot programado, alguien carente de sentimientos.

Es jueves, y le atemoriza perder el control sobre sus apesadumbradas emociones antes de que acabe la semana. Él todavía no llega a la florería, de hecho, falta una hora para que su turno comience, y aún así es incapaz de ocultar su nerviosismo, asintiendo cada que su compañera de proyecto pregunta por su opinión sobre algo aunque realmente no haya prestado ni un poco de atención.

— ¿Oppa? —llama ésta, pasando sus pálidas manos decoradas por anillos frente a sus ojos— ni siquiera me estás escuchando, ¿cierto? —cuestiona burlona, dejando a un lado su informe— ah ese Min YoonGi, realmente te tiene mal.

— ¿De qué hablas? Te estoy poniendo atención —desea contradecirla, pero el incrédulo mirar que no tarda en dedicarle es causante de su pronta rendición— es sólo que estoy preocupado, él no me ha hablado en toda la semana, habíamos avanzado tanto y lo eché a perder porque nos atrapó en una muy prometedora pose.

—Incluso haces que me sienta culpable —la pelinegra suspira, colocando una mano sobre su pecho y una exagerada expresión de pesar en el rostro— es tu culpa por no aclararle las cosas; él fue abierto contigo sobre su enamoramiento por Taeyong, ¿por qué nunca te dignaste a hablarle sobre tu vida amorosa? Así él sabría que no te fijarías en mí ni por una apuesta.

—Es Taehyung, no Taeyong —corrige, mirándole de mala gana— se lo iba a explicar, es sólo que no quería parecer de esos idiotas que van por el mundo hablando de su vida amorosa con quien sea.

—Jin-oppa —comienza dubitativa, jugueteando con los bordes de su blusa roja— no es por ser mala, pero nos conocemos de hace dos semanas y tú me contaste toda su historia sólo porque te pregunté si quedaba cupo para trabajar en la florería de tu familia —baja el tono de sus palabras, como queriendo reducir el impacto de la cruel insinuación.

—Bueno, soy tu tutor y necesito desahogar lo que pienso; creí que te importaría un bledo como a los estudiantes que escuchan la vida de sus tristes profesores —se defiende, cruzándose de brazos— él es el chico que me gusta, no le hablaré de cosas que puedan ahuyentarlo.

—Me temo que lo has ahuyentado al no hacerlo —da palmadas en su espalda, tratando de brindar consuelo— no veas esto como algo del todo malo. Él te ha dejado de hablar desde que malinterpretó nuestra cercanía, ¿cierto? Además, cuando llega y me ve aquí su sonrisa dice "me agradas Soo" pero su mirada es algo como "Te arrancaré los ojos si sigues mirando a SeokJin" —sacude sus hombros, pretendiendo escalofríos— no sé qué me aterra más, él o que no se den cuenta de que sus sentimientos son mutuos.

—Si pones las cosas de ese modo suena como algo obvio —suspira, apartando el flequillo de su frente— pero en los meses que he tratado con él dudo que haya desarrollado sentimientos por mí...

—Es que necesitas un buen golpe en la cabeza para entender —SooYoung se impacienta, tensando los dedos de sus manos y viéndole como si quisiera usarlas para arrancarle el cabello— si no le gustaras no estaría celoso de mí, ¿quién en su sano juicio cela a su compañero de trabajo si no tiene sentimientos por él?

—Min YoonGi, tal vez —responde, y suena tan seguro que parece tener un punto a su favor. La confianza cae cuando la chica levanta el brazo en su dirección amenazando con propinarle un fuerte manotazo— bien, bien, tienes razón; la parte que no entiendo es cómo me ayuda que sienta celos si ni siquiera me da la oportunidad de hablarle.

—Mañana hay una fiesta en casa de Seulgi —sonríe, el malicioso gesto contrariando en demasía de su usual ingenuidad— déjamelo a mí, verás que funciona. 

"Flores En Primavera" [ksj + myg] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora