Ocho de marzo, once de la noche; víspera del cumpleaños de YoonGi.
Debería estar en su apartamento horneando esos brownies que había prometido darle, lidiando con ropa manchada de harina y frenándose a sí mismo de comer la chocolatosa mezcla hasta que no quede ni una gota. Debería, eso es cierto, de no ser por el peculiar obsequio para un par de gemelas que han pedido a última hora.
—Les pagaré lo que sea necesario, pero por favor, necesito este encargo —suplicaba el desesperado extraño, y ni él ni su compañero de trabajo podían rechazar la oferta sin sentirse descorazonados— es el recital de mis pequeñas, ¿cómo podría desilusionarlas de tal forma?
—Guarde la calma, no le hemos dicho que no —sonrió tan tranquilizador como pudo; el hombre frente a ambos pareció volver a respirar después de asfixiantes minutos de suspenso— ¿a qué hora necesitará las flores?
Ahora se encuentran trabajando, el único ruido es el de sus respiraciones acompasadas y el movimiento de las pequeñas cajas de madera que arrastran para tener más cerca. No ven necesario hablar, mucho menos posible, pues están demasiado ocupados formando los nombres "Noeul" y "Nihee" como para mantener una conversación.
Hacer cajas de rosas para que forman palabras no es una tarea difícil, al menos para él. Una vez ayudó a su madre a escribir una propuesta de matrimonio, fue lo más especial que ha hecho alguna vez, y tan sólo pensar que algo logrado por sus manos ayudó a que dos personas entrelazaran sus caminos de por vida es algo que siempre le provocará una indescriptible alegría.
Él cuenta con vasta experiencia, pero su acompañante carece de ella; lo cual era de esperarse ya que apenas y comenzó la semana pasada. YoonGi se ve decaído, pareciera que el aroma de las rosas ha empezado a causarle hastío y de vez en cuando mira las palmas de sus manos acongojado, pues se ha espinado tantas veces que ya perdió la cuenta.
—Voy a la tienda por un bocadillo de media noche —anuncia, poniéndose de pie y limpiando los restos de flora con un pañuelo. Luce tan fresco y tranquilo que el menor se siente patético cuando lo ve. Comparado con él, tiene apariencia de llevar años trabajando como esclavo; un desastre enredado entre hojas y espuma fija-flores— ¿quieres algo?
—Un café estará bien —responde, volviendo a limpiar los tallos de rosas blancas— vaya con cuidado.
—Siempre tan formal —rueda los ojos, finalmente saliendo por la puertecilla del depósito.
El pelinegro aprovecha de su ausencia para tomar un respiro. Lleva dos horas trabajando sin descanso y sus manos no han conocido nada más que una pequeña cuchilla y cientos de rosas carmín que parecen burlarse de su mala suerte el pasado San Valentín.
Suspira al igual que un soldado derrotado, tomando su celular fuera de los bolsillos de sus jeans para distraerse un poco en el tiempo que su compañero regresa. Parece despabilarse cuando se percata de que el reloj ha marcado la media noche, lo cual quiere decir que oficialmente tiene dieciocho años. Recibe algunos mensajes de felicitación por parte de sus amigos, pero decide apagar el aparato pretendiendo que duerme, que no sabe nada hasta la mañana siguiente.
—Feliz cumpleaños a ti...
Cierra los ojos con fuerza mientras levanta su rostro en dirección al techo, como queriendo despertar de un sueño en el que SeokJin ha regresado de la tienda con pastelillos comerciales que tienen una velita encajada en el betún y dos cafés; decidido a matarlo de vergüenza mientras entona la exasperante canción del cumpleaños feliz.
Vuelve a mirarlo, y al encontrarse con esos ojos vidriosos y sonrisa de niño en Navidad sabe que para su mala suerte, todo ese embrollo no se trata de un sueño sino de la realidad.
—Iba a prepararte los brownies esta noche y dártelos mañana cuando llegaras a trabajar —explica una vez que ambos reponen energías, bebiendo aquel oscuro y cálido brebaje mientras mordisquean pastelillos de chocolate hasta que no queda nada más que migas ensuciando sus regazos— no contaba con que tendríamos trabajo extra, lo siento.
—No tiene por qué disculparse —hace un ademán despreocupado con la mano, recargando su espalda en el mostrador— suficiente ha sido con alimentarme y ser la primer persona en felicitar a esta pobre alma.
— ¿Es en serio? —cuestiona animado, como si escuchar esas palabras hubiesen hecho el trabajo que le correspondía a la cafeína.
YoonGi sabe que no es verdad, que había recibido mensajes en lo que esperaba por su llegada, pero al verlo tan ilusionado como un crío, con los ojos amplios y la boca entreabierta de mera sorpresa, siente la necesidad de proteger esa expresión y no dejar que nadie la borre de su rostro.
—Sí —afirma, tan sonriente como seguro— gracias por todo hyung.
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"Flores En Primavera" [ksj + myg]
Fanfiction"Porque su marchito corazón volvió a florecer una cálida mañana de primavera, bajo la ironía de piel blanca como la nieve y la belleza de ojos castaños que pretendían ser fríos sólo por diversión" *°•☆*°•☆*°•☆*°•☆*°•☆*°•☆*°•☆ Pareja principal: SeokJ...