49.

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Creyó haberse vuelto inmune a ella y a su tan natural coquetería, inclusive llegó a pensar que con el paso de los días se acostumbraría al aroma de su champú de fresas, blusas de corte sobre el obligo y mini faldas, pero en cuanto cruzó las puertas de la florería supo que cualquier intento porque las cosas fueran así sería en vano.

SooYoung está tan guapa esa tarde de viernes que cualquiera con dos dedos de frente se giraría a mirarla en cuanto le vieran pasar; luce un vestido rojo que se ciñe a su curvilínea figura, definiendo su pequeña cintura y anchas caderas, las botas negras sobre la rodilla que complementan su atuendo de una forma letal, y el hecho de que esté peinada de dos coletas ironiza su apariencia por completo.

Quiere correr y encerrarse en el almacén, escapar por la puerta trasera que da al callejón donde SeokJin estaciona su preciada motocicleta; lo único que YoonGi desea hacer es desaparecer, estar tendido en su pequeña cama dentro de la habitación 412 y llorar todo lo que no ha podido porque esa tarde llegó a su límite.

Se fuerza a sí mismo a resistir la pesadumbre en su corazón y entra con la cabeza en alto, sonriendo a la atractiva señorita como cada día en la semana e ignorando olímpicamente a su castaño acompañante. Está harto de pretender que él no existe, extraña hablarle de lo mucho que anhela graduarse y hacer estúpidos planes inciertos para cuando sea un universitario oficialmente. "Deberás dejar de hablarme de usted para entonces" recuerda sus palabras una tarde que trabajaban en un ramillete para una pareja de novios "estarás en el mismo nivel educativo que yo, YoonGi-chi, pararemos de formalidades".

Toma su cuaderno de dibujo, ansioso por la nostalgia que toma posesión de sus pensamientos. El amor te vuelve débil, plantea mientras delinea los trazos de un crisantemo rosa, el amor te deja sensible y provoca que no pienses las cosas bien, que hasta una sonrisa sea capaz de afectarte como nunca antes si esa persona la dirige a alguien más.

—Bueno, me retiro —anuncia SooYoung cuando el reloj marca las seis, tomando su bolso del mostrador— Seulgi me espera, nos vemos el lunes oppa, YoonGi-ssi —se despide haciendo un pequeño gesto con sus manos, y sin dar oportunidad de que los chicos le respondan, se apresura a salir del local para irse tomada del brazo con la figura de una chica más bajita cuyo rostro no alcanzaron a distinguir. Por la forma en que ríen mientras se alejan, pareciera que tienen algo entre manos.

— ¿No le acompañará? —incluso el adolescente se sorprende a sí mismo cuando se haya hablándole a SeokJin después de largos días aplicándole la ley del hielo— es decir, su pretendiente se ha marchado luciendo bien para el ojo humano y usted parece tranquilo al respecto; no es que sea del tipo posesivo que retiene a las chicas de vestirse como quieran, es sólo que tendría más cuidado en su caso, podría llegar un mejor partido —explica burlesco, sin despegar la vista de las puertas de cristal.

—SooYoung y yo no estamos relacionados de esa forma, creí que ya te había explicado esa parte —responde quejumbroso; YoonGi retiene su sonrisa al escucharle, extrañaba tanto su fácil irritabilidad— no sé por cuánto tiempo más insistirás.

—Pero yo los vi...

—No me tomé el tiempo de explicarte esto cuando nos conocimos porque temí hacer una suposición errónea sobre tus sentimientos por Tae, y me daba tanto miedo que de ser así me vieras como un bicho indeseable al igual que mi padre cuando se enteró y el resto de la sociedad coreana cuando me miraba de la mano de mi ex —suelta de repente, antes de que el pálido chico pueda proseguir. No percibe nada más que la mirada atónita que éste le dedica y el titubeo de sus manos que intenta ocultar tras su espalda— y es tan repentino hablar de esto, pero de verdad deseo que elimines tu falsa percepción de mi relación con SooYoung, además, tarde o temprano lo ibas a saber. Me gustan los chicos.

La culpa le carcome por dentro, las memorias de él siendo un completo idiota injustificado desde la tarde del lunes lucen aun peor sabiendo la realidad de la situación. Agacha la cabeza, incapaz de formular alguna respuesta ante tal declaración, porque si bien lo esperó así cuando descubrió la verdad sobre su propio sentir, no creyó que las cosas fueran tan posibles, tener una suposición tan acertada, una oportunidad tan grande, ¿tan siquiera lo que sucede es real?

Eso quería decir que cabía la posibilidad de que su corazón fuera aceptado, ¿no?, de que tal vez algún día sostendría su mano sin importar las malintencionadas miradas que recibieran.

—Ah, hyung, no tenía por qué sonar como esos dramas de TV cuando declaran su amor —le reprende, pues teme dar rienda suelta a una conversación seria sobre el tema— debió de haberlo dicho antes, temía que la pobre SooYoung-noona acabara en manos de un grandísimo torpe, ella merece a un tipo genial, no a un florista inmaduro cuyas mascotas son feas y ojonas.

— ¡No metas a mis pequeños en esto! —revuelve su cabello con fuerza, una risa de alivio saliendo de lo más profundo de su ser— hablando de ellos, tengo que cerrar e ir a verlos, ¿me acompañas?

—No.

—Comida gratis que no es ramen instantáneo —canturrea, tomando las llaves de la cortinilla para proceder a cerrarla. .

—Le espero afuera. 

"Flores En Primavera" [ksj + myg] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora