Extra II

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"Construimos un hogar"

Estirarse sobre toda la extensión de la cama después de apagar el despertador, volver del cuarto de baño su escenario mientras toma duchas excesivamente largas, saltarse comidas sin una pizca de remordimiento y salir de casa sin preocuparse de avisar a nadie acerca de su hora de llegada, pues había noches en las que ni siquiera se dignaba a regresar pues estaba demasiado ocupado amando a cierto chico de adorable sonrisa como para tan siquiera pensar en ello. Desde que Min YoonGi había cruzado las puertas de su apartamento para no volver a desaparecer tras la hora del desayuno, se había despedido de aquel solitario estilo de vida.

Y nada le quitaba la emoción de saber que se encontraba moldeando un prometedor futuro junto al dueño de sus besos de buenos días, porque el aprender a llevar el peso de habitar bajo el mismo techo significaba un nuevo reto en el avance de su relación. Había aprendido a lidiar con el enfado del más pequeño, ese que conoció en el día de su mudanza, cuando debían llevar aquel piano de cola por tres pisos de escaleras y maldiciones; también descubrió que hay días en los que la Universidad le estresa de tal forma que sólo berrea cual niño pidiendo su espacio, encerrándose dentro del acogedor estudio que han armado para él en una habitación que solía fungir como bodega para cualquier artilugio que no supiera en donde colocar.

Incluso habían tenido su primer pelea real una noche de octubre, cuando se halló a sí mismo demasiado irritado por la presencia de cierto muchacho de coqueta sonrisa que insistía en acompañar a su novio todos los días hasta la entrada del edificio. Siempre supo que no podía hacer mucho, después de todo sólo era un estudiante de intercambio en el Conservatorio de Música, pero cuando creyó que la situación no podía estar en posición de empeorar, lo habían asignado como compañero de proyecto de su novio y tendrían que trabajar en una pieza musical por lo que restaba del parcial, actividad demasiado romántica para su gusto.

Nunca supo por qué llevó las cosas tan lejos, sólo que el mundo le estaba arrojando demasiadas cosas encima como para soportarlas oculto en las sombras de la falta de comunicación; así que justo como un vaso se va llenando de agua hasta derramarse, su mente tuvo que lidiar con la carga de administrar la florería, trabajar en su tesis y soportar la incertidumbre de dejarlo solo con aquel desconocido de intenciones misteriosas hasta verse incapaz de tolerarlo. Todo terminó por desmoronarse cuando al volver de un día cansado, encontró a aquel hombre acercándose decidido por un abrazo de su adorado.

Lágrimas en sus ojos, venas exaltadas, movimientos exagerados con las manos, reclamos por cosas que no sabía le aquejaban hasta ese momento y por último, la puerta azotándose tras de sí pues no planeaba permanecer un segundo más de pie haciendo el papel de novio paranoico. Ahora se burlan por la forma en que salió corriendo al parque de unas cuadras de lejanía, ese donde la luz de luna les susurró su futuro juntos, porque YoonGi le perseguía confundido y asustado, Yuta lloriqueaba infantilmente porque nunca buscó nada que no fuera amistad con el de cabellos color menta, y él sólo atinó por rendirse, escondiéndose en sus brazos para dejar salir todo lo que su lastimero pecho calló durante semanas.

Pero no todo eran descubrimientos negativos sobre el otro y eventos desafortunados presentándose en su rutina, pues esas noches de películas acurrucados en el sofá y de baile bajo la cándida luz de velas le ganaba a todas las pequeñas discusiones y frías horas en silencio que pudiesen causar estragos en su noviazgo. Cada despertar envueltos en los brazos del otro eran una nueva oportunidad de enamorarse un poco más, y no existía una sola mañana que decidieran dejarle pasar.

SeokJin había bautizado como "la hora feliz" a aquellos momentos en que el pecho de YoonGi era invadido por la euforia de otra idea para una nueva canción. Resultaba lindo encontrarlo con los ojos brillantes, tarareando alrededor de su estudio mientras escribía partituras y regresaba para sentarse sobre el banquillo del piano a probar con nuevas melodías. Y tal vez la felicidad de esa clase de momentos no le pertenecía, pero una dulce satisfacción estaría ahí envolviendo su pecho al verle tan enamorado de algo que no era él, porque la música era el único rival que aceptaba para batir duelo por el amor y atención de Min YoonGi, aunque muchas veces le dejara ganar con tal de verle destellando de ese modo.

YoonGi disfrutaba en silencio de los momentos en que SeokJin mostraba una faceta más seria de su persona, como las tardes en que le enseñaba a cocinar, por tomar un ejemplo de tantos que podría clasificar en la categoría de su novio siendo centrado. La sangre se le subía al rostro cuando le abrazaba por la espalda con tal de tomar sus muñecas y guiar los cortes en las verduras sobre el mesón, susurrando despacio las instrucciones en su oído; su tacto era suave y cálido, además de que dichos minutos en la cocina poseían la clase de romanticismo que aceleraba sus latidos en una ruta sin retorno.

—Amor, basta ya —el mayor se quejaba cada que se enganchaba en la suavidad de sus labios después de decir adiós al platillo dentro del horno— estará listo en cuarenta minutos, no podemos distraernos; podría quemarse.

—Cuarenta minutos que podemos aprovechar en algo más entretenido que esperar —era su habitual respuesta, desabotonando travieso los primeros botones de la camisa del mayor.

—Siempre te pones así cuando te pido ayuda para preparar la cena, ¿acaso me veo tan atractivo haciéndome cargo de la cocina? —se burlaba de la impaciencia de su novio, cuyas manos eran tan inquietas que era difícil retenerlas— comienzo a creer que tienes un extraño fetiche sobre verme cocinar.

—Sólo cállate y bésame.

—Sí, cocinemos juntos más seguido, me agrada la idea.

Su apartamento había dejado de ser aquel sitio que sólo le daba la bienvenida para dormir y se había transformado en un cálido sitio donde los días comenzaban y llegaban a su fin de la mano de aquel risueño muchacho de nívea piel y labios tan rosas que parecían haber sido besados por la primavera el día de su nacimiento. Había construido el más hermoso hogar dentro de su pecho, donde habitaba Min YoonGi, quien cada día afirmaba ser el amor de su vida con más certeza que ayer. 



. . . 

¿No les pasa que Kim SeokJin cocina y no pueden respirar por lo lindo que se ve poniendo toda su atención y dedicación en algo? Porque me sucede seguido. 

Último extra, lo cual es el equivalente a última actualización de Flores En Primavera :c perdonen la demora, pero he estado trabajando mucho en Índigo y cuando caía en cuenta no tenía tiempo de escribir esto. 

Por cierto, disculpen el spam, pero mencionando Índigo, ya está disponible con nueve capítulos publicados en lo que va del mes. Les agradecería que me dieran una oportunidad. 

Sin más que decir, gracias por haber estado en el desarrollo de esta historia, y lectoras de mi otra fanfic, espero leernos pronto; sólo recuerden que estaré en un breve descanso de una semana por todo esto de la universidad. 

Les amo mucho xoxo 

"Flores En Primavera" [ksj + myg] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora