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Se mantiene inmóvil, tendido sobre el suelo y cubierto únicamente por una vaporosa sábana blanca pues el clima es demasiado húmedo para abrigarse del modo adecuado, como es de esperarse una noche de verano. Teme despertar a sus amigos ante el más mínimo sonido, ya sea el de piel rosando contra la tela o el de su respiración demasiado agitada por el calor que expele cada uno de los poros en su piel.

El insomnio ha sido su rival más fuerte tantas veladas que ya ni siquiera se toma la molestia en contar el número de veces en que ha sido vencido, le avergonzaría por completo ser consciente de tal dato.

Las primeras veces ocurrieron a sus catorce años, cuando llevaba poco tiempo de haberse mudado a Seúl. Odiaba la primera casa de estudiantes en donde se había hospedado; su compañero de cuarto era el mismísimo desastre personificado y roncaba hasta que sus oídos rogaban por un descanso después de soportarle tantas horas.

Lloraba con frecuencia, se sentía abandonado y recordaba a sus padres más que de costumbre, extrañándoles como nunca antes lo había hecho, ni siquiera cuando niño. Fue la primera noche en que realmente sintió su ausencia, en que realmente le afectó saber que no estarían ahí para consolarle después de días difíciles.

Detiene los fragmentados recuerdos cuando comienzan a hacer meollo en su pecho, por lo que decide vaciar su cabeza de tristes escenarios y reemplazarles por unos más felices. Lo primero que llega a su mente después de dicha decisión le deja tan tranquilo que ni siquiera puede darse el tiempo de sentir confusión:

SeokJin.

Anteriormente hubiese desechado la imagen mental de su mirada en cuanto la percibiera acercándose, pero ahora sólo puede anhelar materializarla, tenerlo junto a él y respirar ese perfume que apenas se ha dignado en clasificar como una de sus cosas favoritas. Tampoco es tan extraño como lo hubiese resultado después de conocerle, pues siente parsimonia inundando su alma, como si todo en el mundo estuviese en su lugar gracias a una angelical sonrisa y un "¿Puedo ayudarte en algo?", manos detrás de la espalda, pálido suéter de color lavanda.

Es la primera noche en que YoonGi se encuentra a sí mismo viendo a SeokJin como su hallazgo afortunado, una serendipia, y hubiese llegado a una conclusión más profunda de no haber sido por su pelirrojo amigo, quien le mira en medio de la oscuridad lleno de lo que parece ser una bizarra mezcla entre alivio y duda.

—Creí que era el único que no podía dormir —susurra HoSeok, acurrucándose más cerca de él- llevo una hora viendo a NamJoon luchar contra sus sueños, no es muy bonito que digamos.

—Lo hubieras dicho antes, así no desperdiciaba tanto tiempo actuando como un idiota que mira a la ventana, pensando en el infinito —"y en lo mucho que tal vez le quiero"

—Aprovechando que sólo somos nosotros dos —parece tener algo entre manos, usando ese tono de voz interesado y pícaro, como queriendo saber un secreto— creí que habías superado tus sentimientos por Taehyung.

— ¿A qué te refieres?

—Abajo, cuando estábamos viendo la película —le recuerda tan incrédulo como le es posible, mirándole al igual que si fuese una especie de bicho raro— estabas hablando con él, ¿no? De ser honesto no encuentro una razón por la cual alguien como tú le sonría hora y media a un celular.

—Mis sentimientos por él quedaron atrás desde que me rechazó en la azotea de la escuela, ¿qué les sucede?, ¿pensaron que a estas alturas, siendo amigo de su novio, aún guardaría sentimientos por él? —se exalta, pero cubre sus labios con preocupación cuando escucha quejidos por parte del moreno, quien vuelve a respirar acompasadamente después de unos segundos en silencio.

Sabe que no es cierto, pero al menos suena como algo lógico. Su patético enamoramiento no se esfumó tan fácilmente, en realidad, superarlo tardó más de lo que le gustaría. Todo comenzó la tarde de limpieza en la florería, cuando SeokJin detuvo sus planes a fin de que se frenara a sí mismo de continuar viviendo en ilusiones, aceptando reuniones extrañas.

Taehyung quedó vetado de su corazón cuando fue consciente de esos vibrantes ojos negros siguiendo sus movimientos pacientemente, de esa forma tan peculiar de reír y arrugar la nariz ante ideas que le causan desagrado; ni siquiera fue consciente de su olvido cuando se descubrió a si mismo demasiado ocupado mirando atrás para comprobar que él siguiera ahí, cuidando de él a costa de la distancia.

— ¿Entonces con quién estabas hablando?

La manera en que su corazón late desenfrenado ante el recuerdo de sus brazos aferrándose a su torso la primera noche que le llevó a casa, y en que sus mejillas se sonrojan con ahínco debido a la renovada sensación de ocultarse en su pecho la mañana en que recibió la noticia sobre el Conservatorio de Música, son factores que le guían a una obvia respuesta.

Se siente un idiota por tardar tanto tiempo en llegar a saberlo, un idiota feliz y hechizado, deseando que la alegría que él le causa no fuera tan grande como en realidad lo es.

—Hablaba con SeokJin-hyung —responde, esbozando una pequeña sonrisa— siempre me hace reír tanto.

—No espere que ustedes dos se llevaran tan bien como hoy en día —admite HoSeok, su mirar vagando pensativo en lo deslumbrante que se volvió la sonrisa de YoonGi al hablar del florista.

—Alguien como él, alguien como yo, suena casi imposible, ¿no?

. . .

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Sólo puedo decir: ahora sí se viene lo chido ;)

"Flores En Primavera" [ksj + myg] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora