66.

1.4K 284 42
                                    

Había una vez dos palabras tan simples como complejas, las cuales provocaban que innumerables escalofríos recorrieran las espaldas de un par de jóvenes enamorados, pues el paso de los meses se hacía cada vez más grande y el picor en la punta de sus lenguas se intensificaba por querer exclamarlas en voz alta. Si bien no podían hacerlo debido a la premura del tiempo, siempre hallarían el modo de expresarlo a través de pequeñas acciones cuyo cúmulo era más grande de lo que cualquiera llegaría a imaginar.

Como aquella tarde de Agosto en que YoonGi ayudó a SeokJin a ensayar la presentación del proyecto del cuál fue tutor durante dos meses, quedándose despiertos hasta las tres de la mañana en el acogedor dormitorio del menor; o la triste noche de lluvia en que el de cabellos lunares lloró durante horas en los reconfortantes brazos de su novio, pues era la primera vez en años que no podría viajar a Daegu para conmemorar el aniversario de la ida de sus padres.

Existen diferentes formas de dar a entender la presencia del encantador sentimiento, pudiendo ser algo tan grande como sostener la mano del otro en horas de desdicha, o un suceso cotidiano como quedarse juntos a hacer la limpieza en "la vie en rose" hasta que el incesante tic-tac del reloj se detenga a la media noche. Lo han dicho mil y un veces, abrazados en el sofá un sábado por la mañana, bebiendo té de frutos un jueves bajo el atardecer, o en las llamadas nocturnas donde SeokJin intenta tranquilizar a YoonGi, quien se ha puesto nervioso por un quedo ruidillo del viento otoñal golpeteando contra su ventana.

El momento para dejarlo salir de su pecho se ha presentado en tantas ocasiones que ya no es posible contarlas con los dedos, pero escogen la culminación de una larga caminata invernal como la inesperada llegada de tan importante diálogo. Se encuentran frente a la puerta cuya superficie reluce un dorado "412", bromeando acerca de lo inusual que resulta que la habitación del adolescente esté numerada con la fecha de nacimiento del pelinegro.

—Es destino, supongo —dice el más pequeño, sin ánimos de dejar de abrazar la cintura del más alto— el mundo me susurraba el cumpleaños del futuro dueño de mi corazón y yo me mantuve ignorante a él muchísimo tiempo.

Ríen y coquetean durante media hora más, sin ser conscientes de que son casi las once de la noche del domingo y deben presentarse a clases en la universidad en unas cuantas horas. A la llegada del beso de despedida, Jin no cree poder frenar el natural rumbo de sus emociones, regresando sobre sus pasos aun cuando Min se encuentra a punto de cerrar la puerta.

—Olvidé decirte algo.

—Mañana pasas por mí a las ocho y no me puedo quedar dormido, ya lo...

—Te amo —interrumpe al más bajito, dejándole atónito en el pórtico de la habitación— buenas noches bebé.

Da la media vuelta actuando al igual que si no hubiese dicho nada especial, y se dedica a avanzar con una sonrisa inmensa dibujándose en su rostro.

—¿Q-qué?, ¡Jinnie vuelve aquí! —ríe cuando escucha a su novio renegar.

Hay muchas formas de decirlo, eso es verdad, pero quizá la favorita de ambos sea hacerlo sentados en medio del pasillo, con mejillas sonrosadas y besos que llueven sobre sus bocas como un dulce rocío de amanecer. 

"Flores En Primavera" [ksj + myg] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora