5.

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Ha visto esa florería desde hace ya mucho tiempo, pues le queda de paso cuando regresa a su pequeño dormitorio después de un cansado día en la escuela preparatoria.

Lleva cuatro años viviendo en Seúl, y aunque él ha crecido, el paso del tiempo no parece tener afección alguna sobre el aspecto de aquel lugar. "La vie en rose", el nombre reluce en color rosa, todavía intacto, sobre la lona cupular que se encarga de cubrir la entrada del local.

Nunca le ha tomado importancia, sólo forma parte de su entorno y de vez en cuando saludará a la señora Kim, dueña del lugar, únicamente porque es un familiar cercano de su mejor amigo, por lo que siempre le sonríe y le saluda como si se tratara de su propio sobrino.

Fuera de dichas razones, no se veía en la necesidad de pararse fuera del escaparate como un iluso que no tiene ni la menor idea de qué hacer en una tienda como esa; pero ahí está, y no podría sentirse más infantil e inseguro por ello.

"—Si quieres decirle a Tae lo que sientes, pero no sabes cómo, ve a la florería de SeokJin-hyung. Venden ramilletes muy bonitos, él en serio tiene buen gusto al momento de combinar flores. De seguro te dirá que sí sin pensarlo si le pides salir con uno de esos..."

Recuerda las palabras de NamJoon, quien le estaba ayudando a planear su declaración de amor, que para su mala suerte ocurriría el día de mañana. Le recomendó comprar en la florería de su primo, y cuando le pidió que le guiara hasta ahí y supo que era aquella que le quedaba de paso, pensó que después de todo no era tan mala idea.

Estando frente a esos costosos ramos de orquídeas y rosas comienza a mostrarse arrepentido de haber hecho caso a sus consejos.

— ¿Puedo ayudarte en algo?

Desvía la atención que tenía en el llamativo escaparate hacia la amigable voz que le ha ofrecido ayuda. Su mirar se detiene en un chico castaño, de ojos brillantes y sonrisa resplandeciente, no tendrá más de veintidós, y su linda apariencia parece camuflarse con el resto de la florería. Jeans claros, suéter de color lavanda tejido en tonalidad pastel, y aspecto de muchacho cuya personalidad es dulce. "Así que él es SeokJin-hyung" piensa, sintiéndose aturdido de repente, pues el joven desprende un aura tan amigable que le es difícil de asimilar.

No es culpa suya, su única compañía son sus mejores amigos, los cuáles son toscos y bastante imprudentes a decir verdad; aquello le privaba de sentir familiaridad ante personas como la que tiene frente a él, de aspecto civilizado y sonrisa tranquila.

Si le preguntaran, ni siquiera le pasaría por la cabeza que NamJoon y SeokJin comparten lazos de sangre. Ambos equidistan tanto el uno del otro que hasta parece imposible, ya que uno es un ser caracterizado por el adjetivo "destructivo" y el otro parece ser cuidadoso en demasía, al parecer el apellido Kim y la altura exorbitante es lo único que tienen en común.

—Yo sólo preguntaba, tal vez quisieras regalarle flores a tu novia o a una chiquilla que esté en busca de tu cariño —prosigue, y se cuestiona si es posible que la vergüenza le abrume en mayor cantidad de lo que ya lo hace— estoy a punto de tomar mi descanso, la universidad no es fácil y tengo trabajo pendiente, necesito una respuesta, no es por presionarte.

—Una rosa, es todo lo que necesito —exclama, como regresando a la realidad.

Por alguna razón siente la necesidad de golpearse en la cabeza con el objeto más cercano, pues estaba quedando como un completo idiota frente al primo de Nam. No es que quisiera dar una buena impresión frente al universitario, es sólo que odia dar la imagen de un inepto con cualquier persona que se le cruce en el camino.

—¿Ves? Hablar no es tan duro como parece, deberías intentarlo, te vendría bien —dice risueño, mientras abre la puerta y camina hacia el interior. Aquella frase le crispa los nervios, pues es merecedor de su apatía que las personas le traten como si fuese un rechazado social, pero no puede hacer mucho para defenderse ya que es culpa suya por haber permanecido demasiado tiempo en aquel peculiar transe— de seguro esa rosa hará muy feliz a alguien el día de mañana.

"Eso espero" es lo único que puede pensar cuando le escucha. Realiza la compra con aquel adolescente de sonrisa cuadrada en mente, ese del que ha fingido querer ser sólo un amigo para permanecer cerca.

Deja la florería sin mirar atrás, rígido, preguntándose por qué tan siquiera va a cometer semejante estupidez en menos de veinticuatro horas. Todo será un desastre, eso es seguro, y de ser rechazado no sabría cómo mirar a Taehyung a los ojos el resto de sus días.

Su corazón estaba en juego, tal vez esa era la parte más atemorizante para alguien como Min YoonGi. 

"Flores En Primavera" [ksj + myg] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora