29.

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Tiene deseos de llorar; no sólo de eso, anhela tomar el mundo entre sus manos y reducir su colosal tamaño al de una insignificante bola de papel, para tirarlo al cesto de basura y olvidarse de él.

Porque no todo puede ser de color rosa, grita internamente, porque no todo puede resumirse en pompas de jabón y risueños ojos negros; pues audición es en veinte minutos y ha perdido el autobús. Cree que sus esperanzas se han marchado lejos junto con el oxidado vehículo.

Intentó correr, pero al final se detuvo; encontrándose como un muchacho ridículo pues se sintió morir de cansancio cuando apenas pasaba enfrente de la florería. Fue suerte suya encontrarse con SeokJin regando las flores de las jardineras a las afueras del local, fue suerte suya toparse con un hombro en donde llorar en caso de que todo saliera mal.

El castaño le mira confundido, seguramente cuestionándose por qué estaría ahí si le han dado permiso de ausentarse por hoy. No tiene tiempo para externar sus dudas cuando se percata de que el adolescente frente a él ha comenzado a derramar lágrimas mudas, incapaz de pronunciar palabra alguna porque teme quedarse sin voz; sólo señala el reloj, repleto de pánico.

Ni siquiera lo piensa antes de tomar su muñeca y echarse a correr hacia la puerta trasera del depósito, la motocicleta del mayor estacionada sobre aquel estrecho callejón sin salida. Se siente avergonzado, pero no le queda de otra más que aferrarse a la cintura del universitario mientras le da instrucciones para llegar al Conservatorio de Música.

Humedad sobre sus pálidas mejillas, la fuerte ventisca contra su rostro y el aroma a vainilla que desprende el suéter lila que cubre al castaño; es lo único que puede pensar mientras se recarga sobre su espalda, llenándose de seguridad y calma con cada respiro.

Llegan cinco minutos antes de que el turno de YoonGi empiece. No tiene valor de levantar la mirada para agradecerle, sólo entra a la pequeña sala de espera que hay detrás del escenario, despidiéndose de él con un tímido apretón de manos y una mirada cubierta de gratitud.

SeokJin espera sentado en el auditorio, perdiéndose entre las incontables butacas vacías; él, los jueces, la oscuridad, y el insoportable nudo que se le ha formado en la boca del estómago son los únicos presentes.

Transcurren unos cuantos minutos antes de que salga al escenario; pareciera que la espera fue interminable. Le observa sentarse frente al piano, y luce tan lleno de gracia que nadie sospecharía que el muchacho que se deja ver inquebrantable estuvo al borde del acantilado hacía tan sólo unos instantes.

Jamás ha tenido certeza de muchas cosas, eso es cierto, pero por primera vez en mucho tiempo cree firmemente en algo. Cierra los ojos, convencido de que todo saldrá bien; porque lo que sea que le haya hecho irse a sentar a esa banca en el desolado parque, también le orilló a encontrarle esa mañana al igual que un niño perdido, siendo su destino ayudarle a llegar a donde pertenece

"Flores En Primavera" [ksj + myg] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora