Es difícil permanecer quieto en el asiento trasero de ese taxi que SeokJin solicitó hace tan sólo unos minutos; sube y baja las puntas de sus pies, la acción reflejándose en sus rodillas enfundadas por un par de ajustados jeans negros. Da un brinco cuando siente cálidos dedos posándose sobre éstas, frenando el impaciente gesto y haciéndole mirar a su regazo, tragando saliva cuando encuentra las manos del universitario tocando piel descubierta y acariciando con cuidado.
— ¿Por qué tan inquieto? —le pregunta éste, y su voz suena tan suave que ni siquiera se digna a mirarlo por el bien de sus volátiles emociones.
—Si descartamos las reuniones de Nam, es la primera fiesta a la que voy —responde, porque si bien no es la verdad absoluta, contiene una parte de ella— sé que irán los chicos, pero estoy un tanto alterado. Jamás he sido muy apegado a lugares concurridos y gente de consciencia nublada.
—Las fiestas de JiMin suelen salirse un poco de control —admite, ladeando su rostro— más cuando sus padres estarán ausentes lo que resta de la semana, pero no te preocupes YoonGi-chi, estaré ahí para cuidarte —sonríe cálidamente, el de piel pálida sintiéndose desmayar cuando se percata de sus manos enlazadas.
Para su sorpresa, al bajar del automóvil SeokJin se niega a dejarle ir, avanzando hacia la entrada contándole anécdotas de sus primeras veces en esa clase de eventos y acariciando el dorso de su mano cada que le es posible. Se siente infantil y fuera de lugar, porque mientras la mitad de la población joven de Seúl se halla briaga y enrollándose con desconocidos, él se encuentra a mitad del jardín preguntándose si él y el muchacho alto a su lado ya son algo por el simple hecho de caminar tomados de la mano.
No tardan en encontrarse con sus amigos, todos en la sala de estar sentados formando un disparejo círculo; no considera normal tener dificultad para escuchar sus peculiares risas, pero todo se debe a la música que amenaza con romper cada vidrio de la elegante morada.
—Voy por algo de beber, no tardo —el pelinegro dice, pegando su boca a su oído pues de otra forma no lo escucharía; aún sabiéndolo no puede evitar sentirse abochornado por la cercanía.
Sus amigos inmediatamente voltean a verlo, y las mandíbulas de los cinco chicos caen al suelo en cuanto lo miran. Tira de las mangas de su sudadera negra preguntándose qué está mal con él, si el inusual rojo decorando sus mejillas o el hecho de que su cabello ahora es tan blanco como una mañana de invierno.
— ¡Casi no te reconozco! —grita JungKook, levantándose de su sitio en un santiamén— wah, eres tan pálido que no creería que este color te quedaría tan bien, pero mis ojos me dicen otra cosa.
— ¡YoonGi-ah!, ¡no puedo creer que hablaras en serio con lo de un cambio de look! —Nam es el segundo en expresar su asombro.
Pronto todos se encuentran alrededor de él, lanzando tantos halagos que de ser un bien material no podría sostenerles con sus débiles brazos. Una voz familiar se aproxima, alejándoles uno por uno y tendiendo un vaso de plástico en su dirección, no tarda en sentir un brazo rodeando su hombro y atrayéndolo hacia él.
— ¡Dejen a mi YoonGi-chi! Lo tratan como fenómeno de circo, chicos desquiciados.
— ¿Tú también hyung? —cuestiona HoSeok, cuya cabeza parece a punto de explotar por no soportar tantos cambios capilares en una sola noche— ¿han ido juntos?
—Son como el ying y el yang, ¿acaso quedaron de acuerdo? —se une Tae, cuya manera de hablar denota sus verdaderas intenciones— eso es romántico.
Ambos se miran, y deciden dejar el tema inconcluso, apresurándose a tomar asiento sobre la alfombra. El resto parece captar que mencionar un romance les ha incomodado, por lo cuál se unen a ellos y vuelven a formar una rueda, ésta vez más grande. Conversan sobre banalidades y de vez en cuando alguno se levantará a bailar; YoonGi continúa bebiendo cerveza como si fuera agua y cuando se da cuenta el mundo se mueve bajo sus pies. Sonríe distraído ante la comparación de esa nueva sensación con el sentimiento que le embriagó el pecho la primera vez que vio a SeokJin, brillando bajo el cielo nocturno.
Mientras tanto, el universitario se dice a sí mismo que controle cualquier bebida que ingiera pues debe llevar al adolescente a salvo a casa, así que continúa rellenando de soda aquel plástico cilindro hasta que se siente harto de la dulzura en su boca. Visualiza al peliblanco antes de marcharse a la cocina por un poco de agua, rogando por no encontrar nada fuera de lo común sucediendo sobre el mesón.
— ¿Jin? —alguien le llama en cuanto le ve entrar. Su espalda se tensa al encontrar a Oh SeHun en compañía de un joven desconocido— vaya, ha sido un largo tiempo.
—Vaya que lo ha sido —exclama, no queriendo hacerlo en realidad— ¿cómo has estado?
— ¿Cómo has estado tú? Te vi llegando en compañía de una adorable criatura de cabello blanco, supongo que me he perdido de mucho —dice risueño, y por la manera en que lo hace nota la carencia de resentimiento en sus palabras.
—Su nombre es YoonGi, trabaja en la florería —explica, librándose un poco de la incomodidad.
—Me alegra que hayas conocido a alguien que te hiciera sonreír como antes —reconoce el bailarín, provocando que un delicado sonrojo espolvoree sus mejillas— supongo que a ambos nos pasó lo mismo, así que te presento a mi novio, Han.
—Mucho gusto Jin —el de cabello arcoíris saluda con efusividad, y nota que sus ojos de ciervo brillan aún más cuando sonríe— es grato conocerte. JiMinie y Hunie me han contado de ti, en verdad pareces tan agradable como describen.
—Gracias, el gusto es mío —corresponde a la presentación; cuando está a unos segundos de despedirse, siente una mano impaciente tirando de su camisa blanca.
—Jinnie, me quiero ir a casa —el adolescente lloriquea junto a él, pareciendo completamente fuera de sus cabalidades— ¡vi a los asquerosos de Tae y JungKook colándose en un cuarto!, JiMinie está perdido, y Nam y HoSeok me han olvidado por culpa de unas chicas, ¿puedes creerlo? Son terribles amigos.
—Creo que tienes algo importante que hacer, fue un gusto verte. Cuida de él —es lo último que escucha de SeHun antes de sonreír apenado y retirarse de la cocina.
— ¿Cuánto has bebido? —cuestiona, sosteniéndolo de ambos brazos para evitar que pierda el equilibrio.
—Unos cuántos vasos de cerveza, no estoy tan ebrio, sólo me desespera estar aquí en medio de toda esta gente —responde, tratando de recobrar sus sentidos— no quiero estar con ellos, sólo quiero estar contigo.
SeokJin sonríe ante la ternura que conmueve a su corazón, pasando el brazo del más pequeño alrededor de su espalda y ocupa el brazo restante para sostener su cintura.
—Tranquilo Gi-chi, iremos a casa —murmura antes de partir lejos del bullicio y las luces de neón.
No puede negarlo, también desea estar sólo con él.
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"Flores En Primavera" [ksj + myg]
Fanfic"Porque su marchito corazón volvió a florecer una cálida mañana de primavera, bajo la ironía de piel blanca como la nieve y la belleza de ojos castaños que pretendían ser fríos sólo por diversión" *°•☆*°•☆*°•☆*°•☆*°•☆*°•☆*°•☆ Pareja principal: SeokJ...