37.

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Existen ocasiones en donde nos sentimos fuera de la realidad, observando el entorno en la espera del momento que nos haga abrir los ojos; quizá la alarma programada la noche anterior o el hecho de que ese escenario de ensueño no puede ser cierto. Nunca despertar. tal vez eso hace aun más asombroso el darse cuenta de que en serio está sucediendo.

YoonGi se ha sentido algo así desde hace unas horas, cuando recibió la fortuita noticia; desde que experimentó lo que es ser acogido por los brazos más cálidos del mundo. Ahora ha asistido a una celebración dedicada a él, y aunque dar con la dirección de su "compinche floral" fue uno de los líos más grandes en que se ha metido alguna vez, ingresar a su destino resulta complicado una vez que se encuentra ahí.

Permanece estoico frente a la puerta color caoba, sin atreverse a tocar el timbre. Desde su estadía puede escuchar las inconfundibles voces de sus amigos en el interior del departamento, fuertes risas y gritos carentes de sentido, lo cual era de esperarse viniendo de ellos.

Sabe que en cuanto la puerta se abra será acogido por las reconfortantes felicitaciones y muestras de afecto de los demás, y esa es la razón por la que se niega a aparecerse, porque no tiene la menor idea de cómo abstenerse a dejarse llevar en momentos emotivos.

Elimina las dudas por un instante, y presiona el botón de una buena vez. Los dedos de su mano izquierda tamborilean sobre su muslo, mientras que su mirada viaja hacia las desgastadas zapatillas converse que usó sin pensar. Contrario a lo que esperaba, la vergüenza aumenta, y cuando está a punto de correr lejos es atrapado por un par de ojos negros que le da la bienvenida.

—Creí que la razón del festejo no aparecería —le reprende a modo de juego, acercando su mano para revolver sus cabellos— me estaba preocupando.

—Deje de tratarme como un crío hyung; la diferencia de edad entre nosotros no es tan grande, ¿sabía? —refunfuña, apartándole lejos.

No es que le moleste realmente, es sólo que esa mañana conoció el suave tacto de SeokJin y le atemoriza convertirse en un adicto. Le provoca conflicto ver esa sonrisa, porque es la misma de siempre y a pesar de ello se siente tan distinta; odia estar a mitad del pasillo creyendo que la distancia entre ellos comienza a volverse íntima, cuando no están ni cerca de invadir el espacio personal del otro.

Encontraría ridículo e insignificante el nerviosismo que recorre su torrente sanguíneo si lo comparase con el del castaño, quien apenas se puede plantar frente a él con fingida naturalidad a sabiendas de la verdad por la que se siente morir de tan sólo verle.

Ambos permanecen inmóviles, y aún si son segundos podrían jurar que llevan horas mirándose a los ojos como dos idiotas que no saben hablar. El pelinegro apenas puede reaccionar cuando observa al universitario ser puesto a un lado por NamJoon, quien les mira impaciente.

— ¿Qué está pasando aquí?, ¿un concurso de miradas? —cuestiona irónico, tirando del brazo de su mejor amigo para guiarlo al interior— en serio hyung, si no vas a dejarlo pasar no ofrezcas tu departamento como punto de reunión para celebrarle.

El aludido ni siquiera se inmuta, mucho menos se toma la molestia de seguirle la corriente en la discusión. Él y su primo pelean de forma constante, pero últimamente deja sus quejas colgando en el tendedero de los intentos, porque algo más merodea alrededor suyo privándole de sentir algo que no sea intranquilidad y peculiar temor de dejar a su sentir tildar en transparencia.

Los siete conversan de cualquier tema que salga a flote, desviándose constantemente porque de otra manera no podrían viajar desde notas escolares hasta sabores de helado. De vez en cuando alguno robará a YoonGi para sí con el propósito de hacerle saber lo orgulloso que está de él, y éste sonreirá tan tímido como de costumbre porque es la única manera en que puede agradecer.

"Flores En Primavera" [ksj + myg] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora