—Dale Abril. —lo escuché decir, bufé y me di vuelta en la cama para que dejara de tocarme, pero era terriblemente insoportable cuando quería que me despertara y yo precisaba seguir durmiendo. — ¡Abril!
— ¡Dejame! —le pedí mientras con la sabana me tapaba la cara. De repente su peso ya no estaba en el colchón y yo subí un poco mientras volvía a acomodarme, pero él fue más rápido. Cuando me di cuenta me había sacado todo de encima destapándome, me senté en la cama rápido y me arrastré a buscar la colcha. — ¡No, no!
— ¡Sí dale!
— ¡Dame, dame Gian no, dame! —me quejé aferrándome a la colcha que él me quería sacar y al tener más fuerza, la estiró haciendo que me debilitara y cayera de cara al colchón.
— ¡Te levantás! —me ordenó y se llevó con él todo lo que me cubría, bufé y me volví a acostar pero sin taparme, cerré los ojos y sólo conté un segundo hasta que volvió a quejarse. — ¡Abril dale!
— ¡Dejame dormir! —le grité levantándome rápidamente para empujarlo fuera de mi cuarto, sin embargo el evitaba todos mis golpes manteniéndose firme en el suelo. — ¡Gian!
—No, levantate.
— ¡No!—grité y fui a un punto bajo y le pegué en el estomago, en dos segundos sin pensarlo él me levantó en su hombro y yo empecé a gritar como una loca — ¡Bajame, bajame!
—Son más de las dos de la tarde, ¡Te levantás!—me tiró en la cama con él encima y empezamos a luchar, aunque fue un vano cuando su cuerpo entero me dejó bloqueada y fui incapaz de moverme debajo de su peso.
—Soltame o grito.
—Gritá, pero te levantas ya.
— ¡Estás encima mío estúpido! —me quejé, se acercó y me besó pero yo corrí la cara rápido mientras me movía inquieta.
—Dijimos que íbamos a ir a ver el local, te mandé mil millones de mensajes ¿tengo que venir hasta acá para despertarte?
—Es lunes, no trabajo y quiero dormir. —me quejé y de a poco se fue levantando de encima para permitirme sentar en la cama.
—Dormiste casi todo el fin de semana, no te quejes.
—Me quejo porque hoy es mi día de descanso, y quiero dormir. —volví a repetir fuerte mientras me estiraba a buscar mi celular. Tenía nueve llamadas perdidas de él, ocho mensajes, dos mensajes de voz, cinco alarmas suspendidas y un mensaje de mi hermano. — ¿No tenés otra cosa que hacer?
Mi hermano me recordaba que el sábado era el cumpleaños de mi sobrino, pero era imposible para mí olvidarme de esa fecha tan importante, como si pudiera incluso.
Los mensajes de Gian volvieron a aparecer y cuando los abrí me sorprendí de lo insistente que podía ser sin que yo le diera mucha atención, no había escuchado nada.
¿Ya estas despierta?
Tenemos que ir a las 2, no tardes.
¿Te despertaste?
Abril no me hagas tardar!
Apurate.
No me hagas ir hasta allá!!
Más te vale estar despierta!
¡¡Abril, que parte de TENES QUE IR A LAS 2, ¿no entra en tu cerebro?!!
9 llamadas perdidas de Gian❤
Le contesté uno de los mensajes y escribí:
¡¡¡¡Molestooooo, dejame dormir!!!!
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Quedándose para Siempre.
Teen FictionGian había aprendido a quedarse y Abril a seguir siendo paciente con su entrometido novio. Todo cambió desde el día que esos ojos verdes se cruzaron en el camino de ella y aún así juntos, todo iba a seguir cambiando. La responsabilidad de parte de l...