55.

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Le pasé a Gian a Noah en brazos y él lo agarró con cuidado, yo me agaché y toque la lápida que decía en grande: Noé López, descansa en paz pequeño guerrero. El nudo estaba presionando en mi garganta y era imposible que las lágrimas no cayeran. Él en serio había sido un pequeño pero gran guerrero y daba fe de que luchó cuanto pudo y quiso, sólo por ser feliz. Habíamos conocido a Noé en un viaje y no lo habíamos visto más que ese tiempo y la última vez por cámara Web. Gian hablaba mucho con él por teléfono, pero ahora no puedo decir lo mismo, el dolor que tenía en mi corazón era tan fuerte que ardía cada vez que lo recordaba y todavía me parecía imposible de creer que ese nene tan pequeño ya no estaba en este mundo.

Me levanté ahogando un sollozo y me tapé la cara con las manos, Gian se acercó y con una mano logró abrazarme y me escondí en su pecho cerca de Noah.

—Vamos. —dijo y yo caminé con él, para entrar nuevamente a la casa.


—Es precioso, un ángel. —sonrió Clara mientras lo miraba en sus brazos.

—Gracias.

—Se parece mucho a vos Gian, pero las facciones idénticas a las tuyas. —me dijo y yo asentí.

—Sí, espero que no cambie eso porque si no sería muy serio. —dije e hice una mueca, ella se rió.

—Me parece que eso va a estar en sus genes.

— ¿Cómo estás Clara?—le preguntó Gian y ella nos miró con una pequeña sonrisa.

—Yo lo dejé ir. —apretó sus labios. —sé que él va a estar mucho mejor, dejó de sufrir.

—Si... ¿y ahora qué sigue?

—Bueno... —suspiró ella mientras me pasaba a Noah en brazos. —creo que a Noé le hubiera gustado que viviera un poco, ya que ese era nuestro plan cuando salimos de la clínica.

— ¿Te vas a quedar acá?

—Sí, pero voy a ir a visitar a Noah, no se preocupen.

Yo sonreí y besé la cabeza de mi hijo.

La estadía en Comodoro fue muy breve, no queríamos arriesgar mucho a Noah al cambio repentino y tampoco acostumbrarlo a pasar de un lado a otro, ya que era muy chiquito. Respecto a mi familia, Santi estaba un poco celoso de su primo pero yo intentaba no tenerlo mucho encima para darle esa atención a él, aunque no era suficiente para Santi ya que pretendía la atención de Gian constantemente, lo cual era agobiante porque nos quería a los dos a punto todo el tiempo.

Sólo pasamos tres días con ellos y volvimos a casa por la comodidad de Noah, aparte de que teníamos algunas cosas pendientes que hacer y para festejar nuestras compras para el restaurante, junto al comercial Día de los enamorados, salimos a celebrar ambas cosas los tres la noche del sábado. Si bien queríamos conmemorar el día de los enamorados, que Noah estuviese con nosotros era fundamental, era cierto que debíamos reactivar un poco nuestra pajera también, pero por el momento, no había nada que nos gustara hacer sin él, era nuestra prioridad y resultaba ser mucho más divertido también porque no podíamos creer los padres babosos que éramos.

Contesté un mensaje de mi hermano pero mi concentración a mi teléfono se desvió cuando escuché una voz muy conocida tomar nuestro pedido. Cuando levanté la vista, vi a Joshua parado enfrente de mí pero mirando hacia a Gian que tenía en brazos a Noah.

—Hola. —dijo él sin dejar de mirar a Noah. —felicitaciones.

—Hola...gracias. —respondí yo, me miró y me dio una leve sonrisa.

—Es muy lindo tu hijo, te felicito Abril en serio.

—Gracias Jos, no...no sabía que trabajas acá.

—Sí estoy trabajando en tantos lugares pueda, son necesarios.

— ¿Cómo está Tomás?

—Está muy bien, ahora está con su mamá. —dijo rodando los ojos, y por lo que yo recordaba, no quería que pasara mucho tiempo con su mamá, pero al fin y al cabo era su mamá. —ya lo extraño.

—Me imagino, mandale saludos de mi parte.

—Bueno gracias y ¿qué van a pedir?

Aunque fue casi un momento incómodo, él no volvió a aparecer por lo que nos quedó de la noche, fue un alivio porque estaba sintiendo la tensión de Gian celoso en ese preciso momento que él estuvo conversando conmigo. Era un buen tipo Joshua, pero lo mantenía como un buen ex compañero, ya que no podría ser otra cosa.

—Quiero dejar de fumar. —dijo él. Levanté la vista de mi postre y lo miré atenta. —no sólo por Noah, sino por mí también.

—Me parece perfecto, te apoyo pero va a ser bueno que te consigas algo que hacer en tus momentos de mal humor. —bromeé, él rodó los ojos. —esos típicos momentos tuyos que no sabes qué hacer con vos mismo, vas a tener que superarlos.

—Si tan solo no tuviera una novia, o más bien dicho una mujer tan histérica y loca aún no estando embarazada, quizá sí pudiera superarlo.

Yo me reí y me acerqué para besar su mejilla.

— ¿Automáticamente ahora soy tu mujer?—pregunté, él asintió y corrió la cara para darme un beso. —me gusta cómo suena eso.

—Quizás... en algún momento podemos casarnos. —dijo y se apresuró a terminar. —no por iglesia.

—Podemos casarnos sin que nadie se entere, solo nosotros dos...tres, con un juez y ya está.

—Eso me gusta. —me dio un beso en la comisura del labio. —aunque nos matarían pero...

—Pero no importa, seríamos sólo nosotros dos y nuestro bebé. —lo besé. — ¿querés?

Él suspiró.

—Casarme con vos...no sé. —probó haciendo una mueca. Lo miré mal y antes de decir algo se acercó a besarme. —quiero casarme con la mujer más molesta, histérica, insoportable, loca pero hermosa y la más perfecta del mundo... mirá, sos vos.

Me reí y cerré el espacio entre nosotros para besarlo, ni siquiera pudimos seguir que Noah empezó a llorar en su cochecito de bebés, rodé los ojos y me aparté para levantarlo. Parecía que tenía una manía con interrumpir el momento más culminante de nuestros encuentros, se parecía a su papá de lo celoso que era.


Quedándose para Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora