Cuando me desperté eran como las seis, salí al patio trasero y Peter, Santi y Gian estaban todavía intentando terminar la barca, apenas Gian me vio entrecerró los ojos y levantó una ceja. Los saludé con la mano sentándome en la reposera y se acercó a mí.
—Pensé que nunca te ibas a despertar.
—Y yo pensé que nunca ibas a subir. —me quejé y él me dio un beso mientras habló sobre mis labios.
—Se está volviendo complicado.
— ¿Mucho?—asintió en un suspiro y me levanté con él para ir a verlos. — ¿Cómo va eso?
—La última vez que me pongo a hacer estas cosas. —se quejó mi hermano, quise reírme y Gian sonrió. —no entiendo cómo él sabe hacer estas cosas con paciencia.
—Si tío, ¿cómo sabes hacer esto?
—Mi papá. —dijo. —con cualquier pedazo de madera o cartón hacía algo.
A mi mente vino el estante de todo tipo de miniaturas en madera que él tenía en su casa, había una que nunca me quiso contar pero que estaba encerrada en una caja de vidrio, es un barco en miniatura y la cuidaba como si fuera oro puro, no sé por qué la cuidaba tanto, pero era muy reservado para decírmelo, tenía algo que ver con su papá.
— ¿Y vos aprendiste?
—Sí.
— ¿Y la paciencia, siempre es así?—preguntó Peter, Gian asintió. Yo también lo hice levantando ambas cejas, porque realmente yo me volvía loca cuando solamente lo miraba y estaba tan concentrado y paciente en que saliera bien.
— ¿Para cuándo va a estar?—se quejó Santi, y Peter bufó.
— ¡Dejá de molestar, te dije que no sabemos!
— ¡Abru!—gritó papá desde la casa, yo me di vuelta y tenía un plato con torta, enseguida me llamó la atención y fui hasta él.
— ¿Qué?
—Te aparté esto para que comas, es liviana. — dijo cómplice y yo le sonreí acercándome a besarle la mejilla.
—Gracias.
— ¡Yo también quiero papá!—se quejó mi hermana y él enseguida fue a buscarle.
Me senté a lado de Gian mientras comía y podía ver como él me miraba cada tanto de reojo, ni yo podía creer que estaba comiendo tanta cosas de vainilla pero de repente me gustaba y era liviana para mi estado, aunque esperaba el asentimiento y que eso no significara vomitar.
— ¿Te comiste todo eso?—me preguntó Peter y yo asentí considerando que era una gran porción, él hizo una mueca. — ¿de repente te gusta la vainilla?
—Ajá, no sé por qué pero me gusta. — me levanté para ir a buscar más y Gian me miró algo sorprendido, pero no dijo nada.
Le escribí y lo envié un mensaje a mi hermano diciéndole que habíamos llegado bien y miré a Gian salir de mi cuarto mirando asombrado el test en sus manos.
— ¿Ahora me crees?—le pregunté y él hizo su media sonrisa sin dejar de mirarlo.
—Es increíble.
— ¿Todavía se ve?
Fui hasta a él y lo miré, las dos líneas rojas estaban marcadas en la pequeña pantallita y aunque sabía que se iban a borrar en algún momento, todavía estaban. Él sacó de su bolsillo su celular y segundos después apuntó al test para sacarle una foto.
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Quedándose para Siempre.
Teen FictionGian había aprendido a quedarse y Abril a seguir siendo paciente con su entrometido novio. Todo cambió desde el día que esos ojos verdes se cruzaron en el camino de ella y aún así juntos, todo iba a seguir cambiando. La responsabilidad de parte de l...