8.

18.9K 1.1K 33
                                    



Santi tenía todavía su disfraz puesto y mi hermano lo cambiaba a pesar de que ya estaba dormido con una habilidad casi envidiable, se notaba el cansancio de ambos y no dudaba que Peter estaba esperando mínimo indicio de mamá para acostarse junto a él, sin embargo yo no podía dejar de mirar la forma tan cuidadosa que tenía de ser con su hijo, totalmente admirable.

—Está filtrado.

—Lo voy a ir a acostar, mañana seguimos, vos también descansá que por hoy hiciste mucho. —me dijo él, yo asentí y besé la mejilla de mi ahijado, Peter lo levantó con cuidado y se lo llevó escaleras arriba.

Estuve en la cocina con mamá y papá y pude sentir como papá con la mirada y sus gestos me decía que le dijera a mamá, pero yo negaba y hacía que no le daba atención. Peter bajó y enseguida fue a los brazos de mamá, ella lo besó y le dijo lo orgullosa que estaba de él, como había sido tan responsable y pudo hacer el cumpleaños de su propio hijo, la sensibilidad llegaba a mí pero no quería ser muy obvia así que los despedí y subí a mi cuarto. 

Gian se estaba bañando todavía y cuando me saqué las sandalias pude escuchar que apagó la ducha, cerré los ojos y giré mi cuello para un lado y para el otro, me desabroché el vestido de atrás y me lo saqué mientras buscaba algo para ponerme. Escuché la puerta abrirse y en el silencio en unos minutos Gian estuvo detrás de mí, yo me tiré hacia atrás y descansé mi cuello en su hombro.

— ¿Estás cansada?—preguntó poniendo sus manos en mis hombros para hacerme masajes, me relajé por unos minutos sintiendo como me descontracturaba todos los músculos tensos, la presión había sido mucha durante el día, incluso las emociones fueron agotadoras.

—Gracias. —me senté en la cama mientras él se sacaba la toalla y buscaba un bóxer para ponerse, y en todo ese tiempo la chispita empezó a crecer en mi interior, se acercó para acostarse y se puso de costado mientras me miraba y yo lo miraba a él.

—Es difícil imaginarlo, pero en no mucho tiempo se supone que va a empezar a crecer, ¿no?—preguntó y sentí sus dedos en mi estomago. Todo un escalofrío me recorrió el cuerpo y se me erizó la piel. Sus dedos hicieron como pequeños patrones a todo alrededor de mi ombligo, y aunque no había mucho dentro me hacía poner sensible.

Asentí

—Y solamente me va a gustar porque es mi bebé.

—A mí me va a gustar mucho. —dijo haciéndome sonreír. — ¿Qué será?

—Un bebé. —levanté una ceja hacia él y rodó los ojos.

—Si un varón o una nena.

—Mi papá dijo que nena, porque no quiere otro diablito en la familia.

—Una nena. —hizo una mueca pensando en ello como yo, sería hermosa, tal como su papá. — no sé si me imagino con una.

—Todavía mi mente no está en ese lugar.

— ¿Y dónde está?

—En qué vamos a hacer. —dije y me acosté cerrando los ojos, él dejó de jugar y apartó su mano, pero yo la tanteé y la volví a llevar para que entrelacemos nuestros dedos encima de mi vientre.

— ¿Hacer con qué?

—Con todo, es una vida la que se está formando, totalmente dependiente de nosotros.

—Sí, y yo nunca antes vi un bebé de cerca.

— ¿Nunca?—pregunté frunciendo el ceño y él negó. —son un poco ruidosos y todo lo comunican llorando, tenés que ser adivino para saber lo que les pasa... bueno le dicen instinto en realidad, y espero desarrollarlo porque no sé cómo voy a hacer con eso.

Quedándose para Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora