56.

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Gian se estaba subiendo en la cama junto a nosotros mientras yo estaba dándole el pecho a Noah que me miraba atentamente, sin un mínimo rastro de querer dormirse.

—Vos no te vas a dormir, no sé para qué lo intento. —me quejé y lo saqué para acomodarme la ropa, no lloró y yo me reí. —te va a aguantar tu papá Noah, yo ya pienso dormir eh.

—Más tiempo para nosotros. —le dijo él besando la naricita de su hijo, rodé los ojos.

El timbre sonó y Gian se apresuró a agarrar a Noah, lo miré mal y me bajé de la cama para bajar a atender.

—Preparalo para dormir amor. —le dije al bajar las escaleras. Abrí la puerta y me encontré con la figura de Dino del otro lado, fruncí el ceño y tomé la iniciativa de cerrarla pero él se apresuró a forcejear.

—Esperá no.

— ¿Qué haces acá?—pregunté y me asusté de tan sólo pensar en lo que quería, eso no era bueno. Después de todo lo que había pasado lo que menos quería en mi camino, era verlo a él. Ni si quiera me importaba que recuperara la amistad con Gian.

—Necesito hablar con vos.

— ¿Conmigo?

—Es importante, es por Ana.

Mi corazón se hundió y recordé aún más todo el dolor que Dino causaba en la vida de todos, desde su mejor amigo hasta su novia o quién sabe qué fue para él lo que fue para Ana.

—Por favor Abril, estoy muy arrepentido de todo lo que pasó y siento mucho también lo que pasó con Gian y sé que él nunca me va a perdonar, pero necesito empezar a hacer las cosas bien. —dijo y sonó arrepentido. Por un momento quise creerle, pero al segundo siguiente me di cuenta que no tenía porqué.

— ¿Y por qué te creería?—demandé cruzándome de brazos. —no tenés idea todo lo que tuvimos que pasar por tus problemas, todo lo que Ana tuvo que pasar por tu culpa ¿y ahora qué? ¿Pretendes que crea que en serio estás arrepentido?

Él suspiró cerrando sus ojos.

—Lo sé, en serio lo sé y lo lamento muchísimo. —me miró y noté en sus ojos la tristeza, no podía estar tan bien actuado. —odio haber perdido mi amistad con Gian y odio mucho más haberla lastimado a ella, pero tardé mucho en intentar saber qué hacer para remediarlo y sé que aunque no funcione muy bien, necesito intentarlo.

— ¿Qué querés de Ana?—tragué y me froté los brazos por el viento que entraba. Él pareció aliviarse un poco de mi ataque.

—Quiero saber dónde está, sólo sé que está hace como un año en el mismo lugar porque no puede salir y sé que puedo ayudarla, quiero ayudarla.

— ¿A qué la ayudarías? a empeorar porque no sirve que le digas nada ahora.

—Necesito intentarlo, decime dónde está y yo prometo hacer mi parte, te lo ruego por favor Abril, te pido que me ayudes.

De repente quise llorar y tuve que tragar el nudo que empezaba a formarse en mi garganta, no sabía qué hacer porque él nos había lastimado tanto y yo estaba tan decidida a empezar a vivir mi vida con mi familia, que de repente su aparición me debilitaba, que Dino apareciera nuevamente en nuestras vidas, no me hacía gracia por pensar en el pasado, pero él parecía arrepentido y se suponía que las personas merecían una segunda oportunidad.

—Está en Comodoro, cerca de la casa de sus papás. —mi voz salió casi audible. —en un centro de rehabilitación.

Él suspiró aliviado.

Quedándose para Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora