- ¡Gio!
- ¡Pablo!- le abracé y después a Stella.
- ¿Dónde está el enano?
- ¡Aquí!
Lucas, de nuevo, vino corriendo desde el salón hasta la entrada para abrazar a su tío y después a Stella, volviendo con nosotros al salón para ver a Paulo con el móvil, tumbado boca arriba en el sofá y con Zoe dormida en su pecho.
- ¿La enana?
- ¿Vas a decirle a mis dos hijos enano y enana?
- Sí, son tus hijos.
Negué con la cabeza, poniendo mis manos al costado y viendo como Paulo se reía, dejando que fuera Stella la primera en tener a Zoe en sus brazos, dejándosela después a mi hermano mayor.
- Es como tú eh, un mini Dybala y una mini D'angelo.
- Los dos son Dybala eh.
Reí ahora yo, sentándome cuando Paulo se puso bien en el sofá y nos dejó sitio. Ahora solo faltaban Alicia y Mariano, Gustavo y demás la verían mañana.
Me senté junto a todos y Mia encima de mí, teniendo que acariciarla mientras hablaba con ellos. Hasta que por fin sonó la puerta y fue Paulo quien fue a abrir, apareciendo con su madre y Mariano.
- Gio.
- Alicia, Mariano.- me levanté a abrazarles.
- ¿Dónde está la pequeña?
Todos miramos a Pablo, que levantó su mirada y suspiró levantándose y dejando que fuera ella ahora la que la tuviera en brazos, estando también con su otro tío que tampoco dejaba de darle atención al mayor.
Nos sentamos por fin a cenar, hablando entre nosotros y contándoles todo sobre el día del partido y poco después el nacimiento de Zoe. Después de la cena, seguimos con la conversación y terminamos jugando Mariano, Paulo, Stella y yo al parchís. Mientras que Alicia se quedaba con Zoe, que solo me necesitó una vez en la noche y parecía estar cómoda con su abuela. Y Lucas, jugaba con su tío Pablo con los coches, teniendo a Mia por el medio a veces.
- Creo que se está haciendo tarde.- dijo Pablo y todos le miramos, viendo a Lucas casi dormido.
- Tendremos que irnos, pero mañana volveremos acá a verla.
- Está bien.
Nos levantamos y me abracé con cada uno como despedida, llevando después a Lucas a su habitación, poniéndole el pijama y acostándole en la cama sin arroparle, ya que hacía calor.
- ¿Cuándo iremos a ver a tus abuelos? A Lucas le encanta.
- Pronto, déjame acostumbrarme a dos niños.
- Gio.- me di la vuelta dejando de mirar a mi hijo para mirarle a él, que me dio su mano y acarició la mía lentamente.- Sabes que me tienes para ayudarte, ¿No?
- Sí, pero Zoe me necesita más a mí.
- Lo sé, pero...- sonrió levemente y me acercó a él.- Yo también te necesito.
- Y yo también a ti.
Parecía que nuestra vida se había acomodado, que paró de ser como una montaña rusa, que todo volvía a estar bien. Cuando Zoe aún no nació, Paulo siempre llevaba a Lucas a los entrenamientos, quería que fuera futbolista tanto como quiso su padre que él lo fuera. Y aún así, aunque estuviera cansado, siempre e preocupaba por mí y no paraba de demostrarme el por qué quería que nos casáramos.
Y ahora, con Zoe, tan solo necesitábamos acostumbrarnos a ella y ella a nosotros para volver a la normalidad, con ayuda de los demás que aún faltan por conocerla.
Salimos juntos de la habitación de Lucas y fuimos a la nuestra, donde al parecer Paulo ya había acostado a Zoe en la cuna. Pero fue cambiarme de ropa y pedir llorando que la sacáramos de allí. Así que, eso hice y fui la primera en acostarme en la cama con ella en mi pecho.
- Paulo, así no hay quien espere.
- ¿Qué?- sonreí y se miró. Estaba sin camiseta.- Hace calor.
Reí y se tumbó a mi lado, pasando su brazo por detrás de mi cuello y acercándome a él. Cuando Zoe terminó, en vez de ponerla en su cuna, decidimos separarnos y tenerla entre nosotros dos, durmiéndose con nosotros.
- Buenas noches.
Susurré y Paulo y yo nos miramos, sonreímos y cerramos los ojos. Pero no, la noche no acababa ahí. Nada más cerrar los ojos los abrimos, porque alguien tiraba de la sábana de la cama.
- Lucas.
- Papá, mamá.- extendió su brazo hacia nosotros y Paulo le subió a la cama, mirándome después a mí.
- ¿Los dos?
- Se mueve mucho.
- Pues me voy yo.
- No hace falta, ven, Lucas.
Lo soltó y vino andando hasta a mí, abrazándome. En vez de estar de lado, me puse boca arriba y con él dormido en mi pecho, abrazándole y pegándolo a mí. Pero Paulo sabía que ninguno de los dos estábamos cómodos así.
- Déjame a mí.- me sonrió y le miré con una ceja levantada viendo como dejaba a Zoe en su cuna al final y lo acostaba a él con nosotros.- ¿Bien así?
- Sí...
Nos miramos y se levantó de nuevo, ¿Ahora qué? Me sorprendió poniéndose encima de mí y besándome antes de sonreírme y volver a su sitio. Yo negué con la cabeza y dormí antes de que alguno de mis dos hijos me necesitara de nuevo.
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¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)
FanfictionNuevas aventuras, una familia con una nueva vida junto a su hijo y el bebé que crecía en la tripa de Gio, la chica Dybala. Pero como el refrán dice, no es oro todo lo que reduce, porque también era una familia con nuevos problemas. Todos esos nueve...