Capítulo 65

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- ¿Marco?

- Estoy yendo en taxi a tu casa, ¿Estás ya lista?

- ¡Mierda!

- Creo que eso es un no.

- Te dejo, con suerte estoy a tiempo.

- Está bien, suerte.

Colgué y tiré mi móvil a la cama, levantándome de un salto y corriendo al baño. Me duché lo más rápido que pude y cuando terminé sonó el timbre de la puerta. Bajé las escaleras maldiciendo el tiempo y abrí, encontrándome a Marco con cara de sorprendido.

- Jamás pensé que te vería así.- dijo refiriéndose a que tan solo me tapaba una toalla.

- Suertudo.

Sonreí y él hizo lo mismo, entrando en la casa. Cerré la puerta y subí las escaleras, vistiéndome lo más rápido que pude con un crop top gris junto a unos leggins con la parte de las rodillas rotas, dejando ver las medias de rejilla que llevaba debajo. Me puse unas Vans negras y blancas con plataforma y salí del baño mientras cepillaba mi pelo, que lo dejaría suelto esta vez. Bajé las escaleras y Marco se dio la vuelta, sonriéndome al verme y metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

- ¿Lista?

- Sí.

- Andiamo. (Vámonos.)

Agarré antes de irme el bolso done tenía las cosas y una chaqueta gris. Llamamos a un taxi y fuimos hasta su casa, nos bajamos y nos quedamos parados en frente.

- ¿Ahora qué?- le pregunté y él me miró.

- Entramos.

- ¿Y si me doy la vuelta?

- Te dejaré ir.- desvié mi mirada de la fachada de su casa a él, sonriéndole con dulzura mientras que él agarraba mi mano y me sonreía de la misma forma.- ¿Sí?

- Sí.

Él asintió y fue el primero en comenzar a andar, dándome fuerzas para caminar hasta la puerta. Suspiré y me adelanté a él, llamando al timbre y esperando a que nos abrieran.

- ¡Gio!

- Hola, Alicia.- sonreí abrazándola.- Marco viene conmigo, no importa, ¿No?

- No, claro que no, pero, ¿Y Pedro?

- No pudo venir.

- Bueno, no importa, pasad, estamos en el salón.

Asentí con lentitud, como si no consiguiera reaccionar normal. Pasé y mientras me acercaba a ellos, agarraba con más fuerza la mano de Marco.

- Chicos, ya llegó.

- Gio, cuánto tiempo.

- Sí, Mariano, mucho.- sonreí y me abracé con él. Lo que hiciera su hermano no hacía que odiase a su familia.- ¿Y los cumpleañeros?- la madre y los sobrinos levantaron la mano, acercándose a mí para saludarme.

- Te echaba de menos, Gio.

- Y yo a ti, Dolo.- la sonreí y después miré a su hermano Lautaro.- ¿Cómo están?

- Bien, ya estamos todos, ¿No?

Alicia asintió con la cabeza y me acerqué a saludar a Gustavo antes de saludar a la novia de Paulo lo más amable que pude hasta llegar a él y tan solo decir un simple "hola".

Nos sentamos todos a hablar, sobre todo yo, ya que no me habían visto desde hace mucho. Les hablé sobre mi trabajo en Torino y cuando quise hablar sobre mi vida privada, es decir, Pedro, alguien nos interrumpió.

- Papá, ¿Sabes dónde...? ¡Mamá!

- ¡Príncipe!- abrí mis brazos y abracé a Luca y poco después a Zoe, que vino corriendo en cuanto oyó a su hermano.- ¿Cómo estáis?

- Bien.

- ¡Tío Marco!- Zoe fue corriendo hacia él, que rió mientras la levantaba en sus brazos y luego abrazó a Lucas.

- Mamá, ¿Pedro no vino?- preguntó Lucas y yo sonreí nerviosa.

- ¿Ellos conocen a Pedro?

- ¿Quién es Pedro?- preguntó Mauricio después de la pregunta de Alicia.

- Eh sí, ellos le conocen y Pedro es mi pareja.

- ¿En el trabajo?

- No, no, es mi novio.

- Ah...- él miró a Paulo, que estaba completamente serio y mirándome fijamente con el ceño fruncido.

- ¿Y dónde está él?- preguntó Gustavo.

- En España, vive allí.

- ¿No vive aquí?- habló por fin Paulo y entonces empecé a agobiarme.

- No, él vive en España y mamá aquí, ¿A qué sí?- miré y sonreí a Zoe, asintiendo con la cabeza.

- Entonces, ¿Cuándo se ven?

- A veces viene él.

- ¿Y ahora?

- Ahora no está, ya lo dije al principio.

- Bueno, ¿Y cómo se conocieron?

- Coincidimos en varios sitios hasta que acabamos sentándonos juntos en el autobús y hablamos.

- ¿Cuánto llevan juntos?- preguntó esta vez la novia de Paulo, sonriéndome y yo miré a Marco.

- Desde principios de invierno, una semana antes de que viniera aquí.

- ¿No se enfadó?

- No, no, antes de ser pareja fuimos amigos así que sabía de Lucas y Zoe y entendía que me marchara.

- Ojalá conocerle.

Sonreí a Mauricio y seguimos hablando, cambiando de tema, por suerte. Estuvimos bastante tiempo allí, más de lo que Marco y yo no esperábamos, pero al final decidimos irnos y así estaríamos en casa con Lucas y Zoe antes de la hora de cenar. Nos despedimos todos con abrazos y agarré de la mano a Zoe mientras salíamos.

- Gio, ¿Podemos hablar?- preguntó Paulo cuando Marco y yo salíamos con los niños.

- Sí, claro.- miré a Marco y asentí con la cabeza, dejando que Zoe fuera con él.- ¿Qué pasa?

- Pensé que no vendrías.

- Yo también lo pensé.

- ¿Y por qué cambiaste de opinión?

- Marco me dijo que...bueno, que éramos una familia y debía estar.

- Ya...pues, gracias.

- No vine por ti, vine por tus sobrinos y tu cuñada.

- Lo sé y por eso te doy las gracias, porque has hecho un esfuerzo en venir.

- No es ningún esfuerzo, ya te lo he dicho, somos familia.

- Ya...sobre lo de la actuación de Lucas.

- Déjalo como está.

- Quiero hablarlo, ¿Vale?

- ¿Para qué? ¿Cambiará algo?- resopló y yo metí mis manos en los bolillos de la chaqueta.- ¿Cambiarás tú?

- ¿Puedes, por favor, dejar que hable?

- Adelante.

- Gio, entiendo que te enfades, ¿Sí? Debería de haber estado allá, con mi hijo, mostrándole que le quiero, pero tenés que entender que también tengo una carrera futbolística y que si la descuido tal vez no llegué a hacer lo que quiero.

- A veces hay que sacrificar cosas.- le sonreí y él suspiró.- Ciao, Paulo.

- Chao...

Y me di media vuelta para marcharme junto a Marco y mis hijos, que me esperaban en un taxi.

¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)Where stories live. Discover now