- ¿Marco?
- Estoy yendo en taxi a tu casa, ¿Estás ya lista?
- ¡Mierda!
- Creo que eso es un no.
- Te dejo, con suerte estoy a tiempo.
- Está bien, suerte.
Colgué y tiré mi móvil a la cama, levantándome de un salto y corriendo al baño. Me duché lo más rápido que pude y cuando terminé sonó el timbre de la puerta. Bajé las escaleras maldiciendo el tiempo y abrí, encontrándome a Marco con cara de sorprendido.
- Jamás pensé que te vería así.- dijo refiriéndose a que tan solo me tapaba una toalla.
- Suertudo.
Sonreí y él hizo lo mismo, entrando en la casa. Cerré la puerta y subí las escaleras, vistiéndome lo más rápido que pude con un crop top gris junto a unos leggins con la parte de las rodillas rotas, dejando ver las medias de rejilla que llevaba debajo. Me puse unas Vans negras y blancas con plataforma y salí del baño mientras cepillaba mi pelo, que lo dejaría suelto esta vez. Bajé las escaleras y Marco se dio la vuelta, sonriéndome al verme y metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.
- ¿Lista?
- Sí.
- Andiamo. (Vámonos.)
Agarré antes de irme el bolso done tenía las cosas y una chaqueta gris. Llamamos a un taxi y fuimos hasta su casa, nos bajamos y nos quedamos parados en frente.
- ¿Ahora qué?- le pregunté y él me miró.
- Entramos.
- ¿Y si me doy la vuelta?
- Te dejaré ir.- desvié mi mirada de la fachada de su casa a él, sonriéndole con dulzura mientras que él agarraba mi mano y me sonreía de la misma forma.- ¿Sí?
- Sí.
Él asintió y fue el primero en comenzar a andar, dándome fuerzas para caminar hasta la puerta. Suspiré y me adelanté a él, llamando al timbre y esperando a que nos abrieran.
- ¡Gio!
- Hola, Alicia.- sonreí abrazándola.- Marco viene conmigo, no importa, ¿No?
- No, claro que no, pero, ¿Y Pedro?
- No pudo venir.
- Bueno, no importa, pasad, estamos en el salón.
Asentí con lentitud, como si no consiguiera reaccionar normal. Pasé y mientras me acercaba a ellos, agarraba con más fuerza la mano de Marco.
- Chicos, ya llegó.
- Gio, cuánto tiempo.
- Sí, Mariano, mucho.- sonreí y me abracé con él. Lo que hiciera su hermano no hacía que odiase a su familia.- ¿Y los cumpleañeros?- la madre y los sobrinos levantaron la mano, acercándose a mí para saludarme.
- Te echaba de menos, Gio.
- Y yo a ti, Dolo.- la sonreí y después miré a su hermano Lautaro.- ¿Cómo están?
- Bien, ya estamos todos, ¿No?
Alicia asintió con la cabeza y me acerqué a saludar a Gustavo antes de saludar a la novia de Paulo lo más amable que pude hasta llegar a él y tan solo decir un simple "hola".
Nos sentamos todos a hablar, sobre todo yo, ya que no me habían visto desde hace mucho. Les hablé sobre mi trabajo en Torino y cuando quise hablar sobre mi vida privada, es decir, Pedro, alguien nos interrumpió.
- Papá, ¿Sabes dónde...? ¡Mamá!
- ¡Príncipe!- abrí mis brazos y abracé a Luca y poco después a Zoe, que vino corriendo en cuanto oyó a su hermano.- ¿Cómo estáis?
- Bien.
- ¡Tío Marco!- Zoe fue corriendo hacia él, que rió mientras la levantaba en sus brazos y luego abrazó a Lucas.
- Mamá, ¿Pedro no vino?- preguntó Lucas y yo sonreí nerviosa.
- ¿Ellos conocen a Pedro?
- ¿Quién es Pedro?- preguntó Mauricio después de la pregunta de Alicia.
- Eh sí, ellos le conocen y Pedro es mi pareja.
- ¿En el trabajo?
- No, no, es mi novio.
- Ah...- él miró a Paulo, que estaba completamente serio y mirándome fijamente con el ceño fruncido.
- ¿Y dónde está él?- preguntó Gustavo.
- En España, vive allí.
- ¿No vive aquí?- habló por fin Paulo y entonces empecé a agobiarme.
- No, él vive en España y mamá aquí, ¿A qué sí?- miré y sonreí a Zoe, asintiendo con la cabeza.
- Entonces, ¿Cuándo se ven?
- A veces viene él.
- ¿Y ahora?
- Ahora no está, ya lo dije al principio.
- Bueno, ¿Y cómo se conocieron?
- Coincidimos en varios sitios hasta que acabamos sentándonos juntos en el autobús y hablamos.
- ¿Cuánto llevan juntos?- preguntó esta vez la novia de Paulo, sonriéndome y yo miré a Marco.
- Desde principios de invierno, una semana antes de que viniera aquí.
- ¿No se enfadó?
- No, no, antes de ser pareja fuimos amigos así que sabía de Lucas y Zoe y entendía que me marchara.
- Ojalá conocerle.
Sonreí a Mauricio y seguimos hablando, cambiando de tema, por suerte. Estuvimos bastante tiempo allí, más de lo que Marco y yo no esperábamos, pero al final decidimos irnos y así estaríamos en casa con Lucas y Zoe antes de la hora de cenar. Nos despedimos todos con abrazos y agarré de la mano a Zoe mientras salíamos.
- Gio, ¿Podemos hablar?- preguntó Paulo cuando Marco y yo salíamos con los niños.
- Sí, claro.- miré a Marco y asentí con la cabeza, dejando que Zoe fuera con él.- ¿Qué pasa?
- Pensé que no vendrías.
- Yo también lo pensé.
- ¿Y por qué cambiaste de opinión?
- Marco me dijo que...bueno, que éramos una familia y debía estar.
- Ya...pues, gracias.
- No vine por ti, vine por tus sobrinos y tu cuñada.
- Lo sé y por eso te doy las gracias, porque has hecho un esfuerzo en venir.
- No es ningún esfuerzo, ya te lo he dicho, somos familia.
- Ya...sobre lo de la actuación de Lucas.
- Déjalo como está.
- Quiero hablarlo, ¿Vale?
- ¿Para qué? ¿Cambiará algo?- resopló y yo metí mis manos en los bolillos de la chaqueta.- ¿Cambiarás tú?
- ¿Puedes, por favor, dejar que hable?
- Adelante.
- Gio, entiendo que te enfades, ¿Sí? Debería de haber estado allá, con mi hijo, mostrándole que le quiero, pero tenés que entender que también tengo una carrera futbolística y que si la descuido tal vez no llegué a hacer lo que quiero.
- A veces hay que sacrificar cosas.- le sonreí y él suspiró.- Ciao, Paulo.
- Chao...
Y me di media vuelta para marcharme junto a Marco y mis hijos, que me esperaban en un taxi.
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¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)
FanfictionNuevas aventuras, una familia con una nueva vida junto a su hijo y el bebé que crecía en la tripa de Gio, la chica Dybala. Pero como el refrán dice, no es oro todo lo que reduce, porque también era una familia con nuevos problemas. Todos esos nueve...