Capítulo 41

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- Buenos días.- dije sonriéndole y él hizo lo mismo mirándome.- ¿Ya estabas despierto?

- Hace mucho.

- Oh, que mono, que no me despertó.

Él rió y me acerqué a besarle, pero alguien llamó a la puerta, interrumpiéndonos. Resoplé y él volvió a reír. Busqué alguna camiseta lo bastante grande para cubrirme algo y luego bajé mientras seguían llamando al timbre.

- ¡Ya va!- grité antes de abrir la puerta y encontrarme a mi hermano, que al mirarme se puso serio.- Hola.

- Hace frío.

- Ajá...

- Y tú estás en camiseta y sin pantalón.

- Ajá...

- Y espero que no sin otra cosa.

- ¿Qué quieres, idiota?

- Que voy a querer, venir a ver a mi hermanita antes del partido.

- El partido es a la noche.

- Ya, pero ahora son los entrenamientos.

- ¿Ahora?

- Exactamente en media hora.- dijo mirando la hora en su móvil.- ¿Qué? ¿Ahora tienes frío?

- Idiota.

Y ni le dije que entrara, simplemente allí corriendo hacia arriba, abriendo el armario sin decir nada a Pedro, que me miraba confundido. Saqué lo primero que vi y salí corriendo al baño a darme una ducha rápida y salir ya vestida y haciéndome la coleta.

- ¡Pablo!

- ¡Quince minutos enana!

- ¡Mierda!

- ¿Qué pasa?- preguntó Pedro saliendo del baño y me coloqué la chaqueta.

- Me voy a entrenar, adiós, ¡Os quiero!

Me acerqué corriendo a Pablo a abrazarle y luego a Pedro para besarle aunque fuera unos segundos. Guardé las llaves y el móvil en el bolso y salí de la casa, me subí a la Vespa y me coloqué el casco antes de arrancar e ir al entrenamiento.

Llegué rápido, aparqué y fui corriendo hasta la enfermería. Abrí la puerta de golpe y tanto Francesca como Amodeo me miraron raro. Pedí disculpas y dejé el casco en el escritorio, relajándome en la silla.

No tardó en llegar uno de los jugadores y Amodeo se ofreció a ayudarle y así yo seguía descansando. El entrenamiento, horas después, terminó y volví a casa. Abrí la puerta y allí estaban, Pablo y Pedro.

- Volví.

- ¿Llegaste tarde?

- Casi, pero no.

- Que pena, hubiera sido la primera bronca.

Le saqué la lengua, sentándome al lado de Pedro y dándole la mano. Pablo decidió dejarnos solos y hacer la comida, así que pude contarle mi día entre caricias.

Stella llegó y colocamos la mesa, sentándonos los cuatro a comer. Al parecer a Pablo le cae bien Pedro, algo bueno. Terminamos y la pareja se marchó, dejándonos solos durante toda la tarde.

Estuvimos en el sofá, mirando una película y después hicimos video llamada con Sofía, que prometió hablarme antes del partido.

- Llega la hora.

- Estoy nerviosa.

- No es la primera vez que estás en un partido.

- Pero si del Torino.

- Pues ya sabes, a darlo todo.

Ahora fue él quien puso mi cara entre sus manos y me besó, después, subí las escaleras y me cambié por la equipación. Me quedé junto a él hasta que llegó Pablo, que sería quien me llevaría al estadio y después Stella y Pedro, junto Marco, irán al partido a verme.

- ¿Sabes con quién juegas?- preguntó Pablo entrando en el coche y negó con la cabeza.- Esperemos que no sea la Roma.

- Esperemos.

Sonreí a mi hermano y me puse el cinturón, mirando por la ventana para despedirme de Pedro con la mano, ya que nos estaba mirando desde el marco de la puerta.

Fuimos en silencio al estadio, yo mentalizándome de mi vuelta al trabajo de verdad. En la entrada ya había algunos fans, pero estos no me querían a mí si no a los jugadores que vendrían después.

Entramos en el parking y me despedí de él, yendo junto a los jugadores que llevaban aquí desde ayer, no como yo, que decidí quedarme en mi casa al igual que también hizo Francesca.

- Gio.

- Rincón, ¿Preparado?- pregunté mientras nos abrazábamos.

- Siempre.

- Genial, ¿Eras titular?- él asintió con la cabeza y sonreí.- A ver si marcas y me lo dedicas.

- Claro.- él sonrió.- Sabes con quién jugamos, ¿No?

- No.

- ¿No?

- No, no lo sé, ¿Qué pasa?

- Pues que...

- ¡Ragazzi, andiamo! (¡Chicos, vamos!)

Gritó el entrenador y volví a sonreír a Rincón, entrando yo antes que él en el autobús. Me senté junto al portero, Salvatore, con el que mejor me llevaba, aparte de Rincón, en el equipo.

No tardamos en llegar al estadio, donde sí que había muchísima más gente. Entramos en el estadio y me despedí de los jugadores, yendo con Francesca y Amodeo lejos de los vestuarios.

¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)Where stories live. Discover now