- Venga Rincón, te he visto correr más rápido.
- Corre tú conmigo.
- No, eso no.
- Venga, fue idea tuya venir a entrenar solos.
- No, mi idea fue salir juntos por Turín a dar una vuelta y tú decidiste venir aquí para entrenar.
- Pensando que lo harías conmigo.
- No voy a correr.
- Pues un uno contra uno.
- Estás fatal.
- Venga, será divertido.- me guiñó un ojo y yo reí, levantándome del banquillo y acercándome a él.- ¿Quién empieza?
- ¿Y cuáles son las porterías?
- Las normales.
- ¿Estás loco? Mira lo lejos que están.
- Así más divertido.
- Te voy a matar.
- Venga va, ponemos el balón en medio y quien llegue antes pues empieza el partido.
- ¿Cuándo acaba?
- Cuando marquemos cinco.
- Ganaras tú y lo sabes.
Él rió negando con la cabeza y empezó a trotar hacia su portería y yo hacia la mía, viéndole tan pequeño desde allí que casi ni podía diferenciarle con otra persona. Entonces le escuché gritar.
- ¡Una, dos y tres!
Y los dos empezamos a correr hacia el medio, donde nos esperaba el balón. Y como no, él llegó antes, haciendo que frenara y fuera a por él, intentando quitárselo. Por desgracia, él me regateó y no llegué a tiempo antes de que tirara a puerta y marcara.
- Me faltan cuatro.
- Te voy a...a matar.
Dije intentado respirar y él rió, volviendo a su portería. Ahora empezaba yo desde la portería, así que tendría que correr por todo el campo hasta llegar a él y ver si era capaz de marcar.
Respiré profundamente y me concentré, empezando a ir hacia su campo, trotando. Cuando pasé por el medio él fue saliendo de la portería y yo avancé el ritmo, sonriendo nerviosa al verle acercarse con intención de quitarme el balón.
Pero cuando estaba cerca, le engañé y al creer que iba por un lado me dejó un hueco parar tirar hacia portería y esperar a que el balón tocara la red. Cuando lo hizo, levanté mis brazos y grité victoriosa.
- Aún queda mucho eh.
- Sí, sí.
Le guiñé el ojo y fui hasta la portería, esperando a que empezara a venir. Y así toda la tarde hasta que, como dije al principio, él llegó antes a los cinco goles, quitándome el balón cuando yo estaba a punto de marcar el cuarto.
- Bien jugado.
- Estaba a punto.
- Una pena.- me sonrió y guiñó el ojo, ayudándome a levantarme del suelo.- ¿Vamos?
- ¿A dónde?
- A cualquier sitio, creo que por hoy basta.
- Gracias a Dios.
Él rió y fuimos juntos a dejar el balón, yéndonos de allí. Caminamos por Turín hasta llegar a un bar y allí pedir algo de beber, sentándonos en una de las mesas aunque Rincón a veces se tenía que levantar para las fotos.
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¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)
FanfictionNuevas aventuras, una familia con una nueva vida junto a su hijo y el bebé que crecía en la tripa de Gio, la chica Dybala. Pero como el refrán dice, no es oro todo lo que reduce, porque también era una familia con nuevos problemas. Todos esos nueve...