Capítulo 67

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- Hola.

- Hola.- sonreí a Rincón y seguí caminando a su lado.- ¿Qué haces viniendo a la enfermería?

- Me torcí el tobillo, ¿No ves que cojeo?

- No te presto atención.- dije riendo y me paré en seco, viéndole con cara seria.- ¿Estás bien?

- No creo que sea nada, ¿Tú estás bien?

- Claro, ¿Cómo iba a estar?- me agaché y quité su bota y la media de fútbol, viendo un poco su tobillo.- Está algo inflamado, aunque quizá no sea nada.

- Vamos, ¿No?

Asentí y volví a ponerle la media, empezando a caminar con mi ayuda y sin la bota puesta. Llegamos a la enfermería y saludé a Amodeo y Francesca mientras le ayudaba a sentarse en la camilla.

Empecé a revisar su tobillo hasta que al final decidí ponerle hielo mientras que buscaba alguna pomada y después quité la bolsa de hielo para ponerle esta. Me fui a lavar las manos mientras que Amodeo le vendaba un poco el tobillo antes de ponerle la media, después, yo le até la bota no muy fuerte para que no le haga daño.

- Ora torniamo indietro. (Ahora volvemos.)

Les avisé y ayudé a levantar a Rincón, yendo junto a él por los pasillos con cuidado de que no pisase mucho el suelo. Llegamos al campo y ya allí nos sentamos un momento en el banquillo.

- No hagas mucho esfuerzo, aún está algo inflamado.

- Me lo he torcido mucho.

- Sí, pero no será nada.- le sonreí.

- Oye, ¿Y si te vienes hoy a mi casa?

- ¿Hoy? ¿A cenar?

- Sí, claro, y te llevas a Lucas y Zoe.

- Bueno, vale, iré.

- Bien, te mando la dirección por mensaje y puedes llevar a quien tú quieras, ya sabes.

- Está bien.

- Te veo más alegre.

- Bueno, tengo a mis hijos en casa, he hablado con mi abuelo sobre esto y pronto haré un viaje.

- ¿Así? ¿A dónde?

- Ya te contaré, por ahora creo que te tienes que ir a entrenar.

- Nos vemos después.

- Chao.

Me despedí y él se levantó, trotando con algo de delicadeza hasta llegar al grupo e ir directamente a hablar con el entrenador antes de unirse al grupo.

Me levanté y volví a la enfermería, donde estuve colocando algunos informes y descansando hasta que se terminó el entrenamiento. Me despedí de ellos y como siempre fui a la cafetería, donde estuvimos un rato hablando y fuimos juntos al parking, separándonos para subir cada a uno a su respectivo vehículo.

- Ya volví.

- Hola, mamá.

- Que alegría.- dije mientras me acercaba a Marco para saludarle con un abrazo.- ¿Cómo se portaron?

- Hicieron las tareas y luego les dejé jugar.- me sonrió y se puso la chaqueta.

- Marco.

- ¿Sí?

- ¿Tienes guardia?

- No, hoy no, es ahora cuando tengo el turno, ¿Por qué?

- Porque Rincón me invitó a su casa a cenar con los niños, podrías venir tú también.

- Vale, ya sabes que soy como su segundo padre.

Me guiñó un ojo y sonreí antes de cerrar la puerta, ya que había salido. Volví junto a los chicos y comí con ellos, dejando que se durmieron un poco, al menos Zoe, antes de ponerse la chaqueta y acompañarme al entrenamiento.

- Quedaos aquí eh, hasta que veáis a Rincón y demás jugadores irse, entonces me esperáis en la puerta del vestuario, ¿Sí?

- Sí, mamá.

Sonreí a los dos y les abracé antes de irme a la enfermería y saludar por fin a mis dos compañeros. Seguí colocando las cosas junto a ellos y al terminar empecé a hablar con Pedro por mensajes.

El entrenamiento acabó por fin y yo recogí mis cosas lo más rápido posible, me despedí y fui hasta la puerta del vestuario, donde me encontré a Rincón con Lucas y Zoe.

- Que listos sois.- dije abrazándoles y miré a Rincón.- Te espero en la cafetería.

- Mejor nos vamos a casa hoy, luego nos veremos en mi casa.

- Está bien, chao.

- Chao.

Dejé que ellos se despidieran de él y entonces nos fuimos como habíamos venido, en taxi. Llegamos a casa y en la puerta estaba Marco, esperándonos.

- Que puntual.

- Siempre.

Reí levemente y abrí por fin la puerta, dejando que entraran primero Lucas y Zoe y después nosotros. Los niños subieron, uno a la ducha y otro a prepararse para entrar, mientras que Marco y yo hablábamos en el salón.

Una vez que ello estaban listos subí yo para ducharme y tan solo ponerme una sudadera negra con una cruz blanca en el medio y unos pantalones de cuadros negros y blancos junto a las Vans, con plataforma, blancas y negras.

Bajé las escaleras mientras me recogía el pelo en una coleta y sonreí al bajar, cuando todos me miraron. Me puse la chaqueta de cuero de siempre y les di sus abrigos a Lucas y Zoe, ya que hoy hacía algo más de frío de lo común.

- ¿Vamos?

Pregunté y Marco asintió, saliendo de casa y llamando a un taxi para que nos viniera a recoger y nos llevara hasta la dirección que me mandó Rincón.

¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)Where stories live. Discover now