Capítulo 9

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- Paulo, ¿Estás listo?

- Sí, ya está todo.

- Guapísimo.- dije acercándome a él y rodeando su cuello con mis brazos, haciendo que sonría.

- Como siempre.

- Idiota.

Reí levemente antes de terminar por acortar la distancia que había entre nosotros y besarle. Aunque como siempre, uno de nuestros hijos nos interrumpía.

- Papá.- miramos al suelo para ver a Lucas con los brazos extendidos.

- Aquí estoy.

Dybala le levantó del suelo y lo tuvo en sus brazos mientras que yo buscaba a Zoe, a la que le tocaría ya el baño. Subí las escaleras hasta nuestra habitación y allí estaba ella, pintando en unos papeles y con la cara llena de colores.

Resoplé y la levanté del suelo, haciendo que se enfadara y llorara al no dejarla pintar más. Bajé las escaleras y al ver a su padre pidió estar en sus brazos, ya que Lucas ahora estaba en el suelo con Mia.

- ¿Qué le ha pasado?

- Nos ha salido artista.- Paulo rió y la llenó de besos, tranquilizándola.

- Me tengo que ir ya, ¿Estarás bien?

-Estaremos bien.

Sonreí y Paulo imitó el gesto, acercándose a mí para besarme y después dejó a Zoe en el suelo, despidiéndose por último de Mia antes de salir al Juventus Stadium.

Subí a Zoe de nuevo en mis brazos y la llevé al baño, bañándola. La enrollé en una toalla cuando terminé y la llevé en brazos hasta su habitación.

La senté en la cama y terminé de secarla antes de vestirla y bajarla al suelo, donde salió corriendo. Bajé las escaleras y coloqué mejor la camiseta de Lucas, dejando que jugara luego con su hermana y Mia.

Los dejé solos para subir ahora yo a ducharme y cambiarme de ropa, preparándome para salir con los chicos. Salí del baño ya cambiada y bajé a ver como estaban. Me senté en el sofá mirándoles jugar y justamente sonó el timbre de la puerta, haciéndome levantar otra vez e ir a ver quién era aunque yo ya me hacía una ligera idea.

- ¿Listos?

- Siempre.

Sonreí y abracé a Marco antes de dejarle entrar en casa. Los niños se levantaron del suelo y fueron a saludar a Marco. Mi mejor amigo los levantó del suelo y los abrazó fuerte antes de saludar a Mia.

- ¿Quién quiere dar una vuelta?

- ¡Yo!- gritó Lucas emocionado haciendo que Mia ladrara nerviosa.

- Está bien, está bien.

Marco se quedó con Lucas y Zoe mientras que yo sacaba a pasear a Mia, ya que no podíamos llevarla con nosotros porque el bar no permitía animales.

Dimos una vuelta por el barrio y antes de llevarla a casa la dejé correr libre por un parque cercano. Cuando volvimos Marco estaba jugando con Lucas y Zoe estaba dormida en el sofá.

- Ya volvimos.

- Zoe se durmió.- dijo Marco sin quitar la vista de los juguetes.

- Ya lo veo.

Sonreí quitando la correa a Mia y levanté a Zoe del sofá, teniéndola en mis brazos con su cara escondida en mi cuello. Los dos chicos terminaron de jugar y recogieron juntos los juguetes antes de que le pusiera la chaqueta a Lucas.

- ¿Ya?

- Sí.

Marco sonrió guardando su móvil en el bolsillo y salimos los cuatro de mi casa. Fuimos caminando, Lucas agarrado de la mano de Marco hasta el bar, donde ya estaban Luka, Matteo y Daniela. Faltaba Julia.

- ¿Entriamo? (¿Entramos?)

- Come vuoi. (Como queráis.)

Matteo saludó a mi hijo como los demás y después lo subió en sus brazos, entrando con él al bar. Nos sentamos en una de las mesas y pedimos las bebidas, comenzando a charlar mientras Lucas se despistaba con la televisión y Zoe seguía dormida.

- Mira, ya empieza.

Susurró Marco señalando a la televisión, donde aparecía la previa al partido de la Juventus con la Roma de visitante. Sonreí mirando la pantalla antes de seguir con la conversación.

- ¡Mamá!- giré mi cabeza para mirar a Lucas, sentado en una de las sillas y señalando a la televisión emocionado.- ¡Papá está ahí!

- Sí, príncipe, anímale.

El pequeño empezó a aplaudir causando la risa de los demás, también de Julia que ya había llegado. Seguí hablando con ellos hasta que empezó el partido y le puse más atención a este, aunque Paulo estaba de suplente.

- Que raro, ¿No?

- ¿Su suplencia?- pregunté a Julia y ella asintió. Yo sólo levanté mis hombros.- Ahora no para de serlo.

Resoplé al ver como enfocaron un momento a Paulo en el banquillo, se veía serio y no por el marcador, pues recién acaba de marcar Mario.

Aún así, Lucas siguió animando a la Juventus aunque tuviera que esperar a la segunda parte para ver a su padre salir al campo, haciendo que Zoe se despertara con tanto grito de su hermano.

Yo hablaba con mis amigos mientras ponía atención al partido, porque si no fuera así no hubiera visto el gol del pipa y poco después el de Paulo en el minuto 73, haciendo que su hijo gritara como loco y se quisiera levantar de la silla, así que tenía que calmarlo.

Estuvimos allí hasta un poco después de que terminara el partido. Nos despedimos de todos y Marco me acompañó a casa con los dos pequeños despiertos y agarrados de nuestra mano.

- Gracias por acompañarme.

- Nada, todo sea por ver esos rizos y a este enano.

Reí y lo abracé, dejando que se despidiera de los pequeños y se marchara. Cerré la puerta y saludé a Mia, que después se fue con los pequeños al salón.

Subí a la habitación y me cambié de ropa, bajando después para cambiarles a ellos y dejarles jugando en el salón hasta que la puerta sonó, avisando de que entraba alguien.

- ¡Ya volví!

- ¡Papá!

Lucas fue el primero en levantarse del suelo y correr a abrazar a su padre con su hermana detrás de él. Paulo rió abrazándolos y saludando a Mia antes de venir a verme.

- ¿Qué tal la noche?- preguntó antes de besarme.

- Bien.

Sonreí y sus hijos le pillaron desprevenido, abrazándole con fuerza y tirándole al suelo, donde se quedaron los tres. Me levanté del sofá riendo y fui a dejar las cosas de Paulo en la habitación, volviendo al salón para ver a los hermanos sentados en el sofá.

- ¿A dónde vas?

- A ducharme, estoy todo sudado.- dijo antes de abrazarme.- Luego les contaré uno de sus cuentos en el sofá.

- Está bien.

Le di un pequeño beso y le dejé marchar a la ducha, volviendo con los pequeños y recogiendo sus juguetes. Paulo salió de la ducha y se sentó entre ellos, con uno de sus brazos rodeando a cada uno y empezando a leerles uno de los libros que había en la estantería de la habitación de Lucas.

Subí a dejar los juguetes en las habitaciones y después bajé a verles, encontrándomelos dormidos. Me dio tanta pena despertarlos que los arropé con una manta y apagué la luz, dejándoles solos en el salón.

¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)Where stories live. Discover now