- ¡Mamá!
- ¡Príncipe!
- Y nunca mejor dicho.- dijo Pedro con su mano en mi hombro.
- ¿Me viste?- preguntó mientras le abrazaba.
- Claro que te vi, lo hiciste genial.
- ¿De verdad?
- Claro, enano.- se abrazó con Pablo y con Stella.
- La próxima vez haz de Shakespeare.- dijo Marco y se abrazaron riendo.
- ¿Tú como me viste, Pedro?
- Te vi genial, fuiste el mejor.
- ¿De verdad?
- Sí.- se sonrieron y abrazaron.- Tu madre está muy orgullosa y nosotros también.
- Gracias.- Lucas le sonrió y me miró.- ¿Viste a papá y a Zoe?
- Yo...- les busqué con la mirada entre toda la gente, pero no les encontré.- ¿Quién te ha traído?
- Abuela.
- ¿Abuela? Vale pues...
- ¡Lucas!- nos giramos y la vimos de la mano de Zoe.- ¡Lo hiciste genial!
- ¡Abuela!- fue corriendo a abrazarla.
- Lo hiciste muy bien.- dijo Zoe y él la sonrió antes de abrazarla y hacerme sonreír a mí.
- Alicia.
- Gio, que alta estás.
- Gracias, hace mucho que no nos vemos.
- Mucho.- sonrió y miró a los demás.-Hola a todos.
- Alicia, él es Marco, ¿Te acuerdas?
- Claro, de la boda.
- Sí...y él es Pedro.
- Oh, Pedro.
- Encantado.- se dieron dos besos y ella me miró confundida.
- Es mi pareja.
- Oh...vaya, pues...felicidades, supongo.
- Gracias.- respondió él, mirándome como si no hubiese querido que se lo contara.
- Alicia, ¿Podemos hablar?
- Sí, claro.- nos alejamos un poco de ellos.- ¿Qué pasa?
- ¿Viste a Paulo?
- Él no pudo venir.
- ¿Qué?
- Tenía entrenamiento y...
- ¿Qué tenía entrenamiento?- resoplé.- ¿Dónde está?
- Ahora mismo supongo que en Vinovo.
- Está bien, si no tienen con quien ir a casa Pablo les llevará.
- Va...
No terminó la palabra porque ya salí corriendo de allí, dejando a todos. Salí del colegio y llamé a un taxi, subiéndome a él. Le dije la dirección y cuando arrancó, la puerta se abrió y entró.
- Pedro.
- ¿A dónde se supone que vas?
- A Vinovo.
- ¿Vinovo? ¿Allí no entrena Paulo?
- Sí.
- ¿Por qué vas allí?
- Porque no ha venido.
- ¿No vino?
- ¡No! ¡Como siempre prefirió entrenar!
- Gio.
- ¿Qué? Tú sabes que lo dejé por eso y ya veo que no ha cambiado.
- ¿Y qué?
- ¿Cómo que y qué? No se trata de mí, se trata de su hijo.
- Gio, cálmate.
- Ni de broma, hace días me dijo que él no tenía la culpa y me hizo pensar que tal vez cambió y ya no piensa solo en el fútbol, que también cuidaba de su familia, pero ya veo que no.
- Si él no fuera así, ¿Cambiaría algo?
- ¿Cómo que si cambiaría algo?
- Siamo arrivati. (Ya hemos llegado.)
Desvié mi mirada de Pedro al taxista y rápidamente le pagué, saliendo del coche a paso rápido sin hacer caso a las palabras de Pedro.
Llegué hasta la puerta y ya allí pedí que me dejaran pasar, dando mi nombre y demás datos para que vieran que era la Giovanna que ellos conocían.
Corrí por los pasillos con Pedro detrás de mí y llegué por fin a la puerta que daba al campo, la abrí y les vi entrenando. Higuaín no tardó en darse cuenta de que estaba allí y fue a decírselo a Paulo, que me miró extrañado y pidió a Allegri ausentarse un momento.
- ¿Gio? ¿Qué haces vos acá?
- ¿Cómo que qué hago aquí? ¿De verdad me preguntas eso?
- ¿Pasó algo?- Paulo nos miró a Pedro y a mí algo confundido.
- ¿Qué si pasó algo? ¡Claro que pasó!
- Gio, te están oyendo todos.
- No me importa, así todos verán que no ha cambiado.
- ¿De qué estás hablando?
- De que no fuiste a ver a tu hijo actuar, ¿De verdad, Paulo? ¿De verdad?
- ¿Es por eso? Mañana tengo partido y tengo que entrenar, seguro que Lucas lo entiende.
- ¿Qué lo entiende? ¡Es un niño, Paulo! ¡Un niño que necesita a su padre pase lo que pase!
- Ah, que no estoy con él.- dijo con ironía y a continuación se rió levemente.- Creo que lo cuido lo bastante como para que no me reproches nada.
- ¿Lo cuidas?
- Tiene todas las comodidades que él quiere y le doy más de lo que necesita, ¿Te parece poco?
- Claro que me parece poco, él no necesita nada de eso, necesita que su padre le demuestre que le quiere.
- Le quiero.
- Pues ya veo como lo demuestras, ignorando algo que le hace feliz.
- Vos que sabes que le hace feliz.
- ¿Qué no lo sé? Lo sé mejor que tú.
- Gio.- Pedro intentó calmarme pero tenía los nervios de punta.
- ¿Tan difícil es demostrar el amor que le tienes?
- ¿De qué me hablas ahora?
- ¡De que no sabes amar, Paulo!- algunos del entrenamiento nos miraron, sobre todo los que nos entendían.
- ¿Cómo podés decir eso?
- Porque también decías que nos querías antes de que me marchara y ya quedó demostrado que no y una vez más te has retratado, Paulo Dybala. Nunca pensé que serías así, nunca.
- Si te sirve de consuelo jamás pensé que pensarías así de mí.
- Más te vale cambiar Dybala, porque si no cambiaré yo y no seré quien fui contigo.
Le dirigí una última mirada llena de rabia, de rencor, y me marché de allí a paso rápido y con la respiración entre cortada por todo lo que pasaba por mi cabeza ahora mismo.
Tan llena de rabia estaba que no vi a Alessia y me tropecé con ella, pidiendo perdón y siguiendo mi camino hacia afuera del estadio.
No sabía si Pedro estaba detrás de mí, tampoco me importaba, simplemente seguí caminando hasta llegar a un banco no muy lejos de allí. Me apoyé en el respaldo e intenté calmarme sin derramar ninguna lágrima por aquel hombre con el que me casé y que jamás pensé que sería así.
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¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)
FanfictionNuevas aventuras, una familia con una nueva vida junto a su hijo y el bebé que crecía en la tripa de Gio, la chica Dybala. Pero como el refrán dice, no es oro todo lo que reduce, porque también era una familia con nuevos problemas. Todos esos nueve...