Capítulo 71

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- Bonjorno, Italia.

Ya había vuelto de España hace dos días y los niños ahora estaban con su padre, quien al verme venir con ellos para dárselos me dijo que parecía más descansada, así que al parecer el viaje a mi segunda casa me vino bastante bien.

Bostecé y estiré mi cuerpo, despertándome, aunque me quedé mirando al techo con la mente en blanco. Hasta que por fin me levanté y bajé a desayunar, subiendo para recoger mis cosas e irme a la concentración.

- Ciao.- saludé a Rincón y él me sonrió, abrazándome.

- ¿Qué tal estás? Aún no se te quita esa sonrisa de ayer.

- Bien, estoy bien.

- ¡Ragazzi! (¡Chicos!)

El entrenador nos avisó y fuimos subiendo poco a poco al autobús que nos llevaría a la Roma, donde mañana jugaríamos. Me senté, como siempre, al lado de la ventana y junto a Rincón, que prefería estar en el otro lado para poder hablar con sus compañeros cuando se aburría al verme dormida.

- ¿Qué harás el próximo fin de semana?

- Creo que volveré a España otra vez.

- ¿Sí?

- Ajá, ya he vuelto y ya lo echo de menos.

Él sonrió y como siempre que empezábamos un viaje, me puse mis cascos y después de unos minutos me dormí apoyada en el cristal. Aunque siempre solía despertarme al llegar al hotel.

- ¿Qué haremos hoy?

- Por ahora comer, después entrenaremos mientras vosotros veis si los que están casi recuperados pueden jugar y después al gimnasio del hotel.

- Vaya, todo calculado.

Asintió y salimos del autobús, cogimos nuestras cosas y entramos en el hotel, done nos dieron la llave de nuestra habitación, sí, yo compartiría habitación con él, sin problema.

- ¿Vamos?

- Sí, espera.

Me hice un moño y bajé con él a comer, sentándome con Francesca y Amodeo y hablando con ellos después en los sillones de recepción, viendo a los jugadores salir hacia el entrenamiento.

Tomamos un café y luego yo volví a la habitación para colocar un poco mis cosas, aunque mañana después del partido ya nos íbamos directamente a Turín.

- Hola.

- ¿Ya volvieron del entrenamiento?

- Sí, estuvo bien.

- Yo ahora tengo que ir con Amodeo y Francesca, así que te dejo.

- Nos vemos luego en el gimnasio.

- Vale, chao.

- Chao.

Me despedí de Rincón y salí de la habitación, yendo a donde estaban mis compañeros junto a dos futbolistas a los que tuvimos que hacer un chequeo para ver si estaban bien para jugar y tan solo uno de los dos parecía poder de verdad, el otro sin hacer mucho esfuerzo. Lo comunicamos al entrenador y luego fui al gimnasio donde estaban algunos de los jugadores, aunque yo solo me fijé en Rincón y fui a hablar con él mientras corría en la cinta.

- ¿Listo para jugar mañana?

- Sí y marcaré.

- A ver si es verdad, así me lo vuelves a dedicar.- me miró y sonrió, volviendo a mirar hacia el frente para correr.

- Eso fue una vez, ahora yo no te dedico los goles.

- ¿Y quién si no lo va a hacer mejor que tú?

- No me hagas responderte.- le miré con el ceño fruncido y al ver como se reía yo negué con la cabeza, sonriendo e intentando no enfadarme.- Gio.

- Dime.

- Me alegra que ya no estés tan enfadada con él y sonrías más.

- Gracias, a mi me alegra que hayas corrido sin cansarte.

Los dos reímos y me quedé en silencio, viéndole concentrado en cada uno de los ejercicios que estuvo haciendo después de la cinta de correr. Después, los jugadores fueron l ducha y no volvimos a encontrar en recepción.

¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)Where stories live. Discover now