- Venga, despertar.
- Mamá...
- Un rato más.
- Venga, os espero abajo.
Dije antes de irme de la habitación e irme a sentarme en la cocina, esperándoles para desayunar con ellos. Ya había pasado una semana desde que fuimos a cenar a casa de Rincón y hoy nos iríamos a España, por fin le visitaría yo.
Bajaron de la habitación arrastrando los pies y con cara de recién despertados, se sentaron y comenzaron su desayuno junto a mí. Terminé yo antes y fui lavando las cosas intentando que me contaran sobre la escuela, hasta que ellos terminaron y fueron a ducharse.
Lavé todo y subí a bajar las maletas de los tres, dejándolas en la entrada. Mientras, Lucas ya había terminado de ducharse y bajo al salón a ver la televisión. Subí a esperar a que Zoe terminara y se uniera con su hermano, así yo ya pude ducharme y quitarme el pijama.
Bajé las escaleras y les dije que terminaran por arreglar su habitación, recogiendo los juguetes que tenían por el suelo y guardando algunas cosas que se quisieran llevar para el viaje en una mochila.
- Venga chicos, Pablo está fuera.
- Ya vamos.
Les esperé uno segundo y ya bajaron como había avisado antes Zoe, con sus mochilas. Les abrí la puerta y salieron poniéndose el abrigo y detrás iba yo, con la maleta de Zoe y la mía, ya que Lucas quería llevar la suya.
Pablo me ayudó a guardarlas en el maletero y luego me senté en el asiento de atrás, entre la puerta derecha y Zoe, ya que Stella también venía. Llegamos al aeropuerto y facturamos las maletas, esperando a que avisaran nuestro vuelo. Minutos más tardes, lo hicieron y tocaba despedirse aunque tan solo fuese un fin de semana.
- Nos vemos pronto.-dijo abrazándome después de que hiciera lo mismo con su mujer.- Y vosotros dos, portaros bien.
- Tranquilo Pablo, molestaremos a Dante de tu parte.
- Así me gusta.
Reí levemente y empecé a caminar, de la mano de Zoe, hacia la puerta de embarque, despidiéndome de ellos con la mano que estaba libre, desde la lejanía.
Subimos por fin al avión después de ir a la pista de aterrizaje y subir por las escaleras. Me senté entre ellos dos y pronto Zoe se durmió, mientras que Lucas y yo veíamos una película juntos, compartiendo los cascos.
Poco después, él quiso jugar a la consola y yo mientras leía, mirando a veces de reojo a Zoe y sonriendo al verla tan tranquila y adorable dormida. Cuando avisaron de que pronto aterrizaríamos la desperté y mientras que ella hablaba con su hermano yo le mandé un mensaje a Pedro, diciéndole que ya íbamos a aterrizar.
Apagué el teléfono y me puse de nuevo el cinturón, esperando a que tocásemos suelo y frenara el avión. Cuando se quedó quieto y nos dieron la señal, todos nos quitamos el cinturón y fuimos saliendo en fila y poco a poco.
Entramos en el edificio y esperamos a que salieran las maletas por la cinta, yendo después a la salida, donde después de caminar unos segundos, nos encontramos a Pedro con Dante y Sofía.
- ¡Pedro!
- ¡Me echasteis de menos eh!- dijo abrazándoles mientras que yo reía y me unía a ellos, abrazando a mi prima.
- ¿Y Marcos y Nico?
- En casa con su padre, esperando a sus primos.- sonreí y miré a mi hermano pequeño, abrazándole.
- ¿Qué tal estás, trocito de pan?
- Bien ya que estás aquí, chupito de vodka caramelo.- me guiñó un ojo y los dos reímos.
- Hola.- dije al estar por fin en frente de Pedro, sonriéndonos con cierto nerviosismo. Parece que es como la primera vez que nos vimos.
- Hola.- respondió y frunció el ceño aún sonriendo.- Bonito acento.
- Ya bueno, soy italiana.
- ¿Así?
- Sí, me llamo Gio.
- Me sigue pareciendo un nombre catalán.- dijo, por fin riendo y yo reí con él antes de abrazarle y besarle.- Te eché de menos, Giovanna.
- Y yo a ti, Pedrito.
Dije chocando nuestras frentes y antes de volver a acortar distancias, nos dimos la mano y entrelazamos nuestros dedos. Cuando nos separamos, los chicos ya habían terminado de saludar, así que Pedro quiso llevar mi maleta y yo mientras entrelacé mi brazo con el suyo, yendo a mi casa en su coche.
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¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)
FanfictionNuevas aventuras, una familia con una nueva vida junto a su hijo y el bebé que crecía en la tripa de Gio, la chica Dybala. Pero como el refrán dice, no es oro todo lo que reduce, porque también era una familia con nuevos problemas. Todos esos nueve...