Capítulo 95

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NARRA GIO

Me di media vuelta y empecé a andar hacia la puerta mientras intentaba no dejar caer mis lágrimas. Entré por fin y me paré en el sitio, intentando buscar el aire que necesitaba.

- ¿Gio? ¿Estás bien?- levanté mi mirada del suelo y me encontré con los ojos de Marco, que me observaba preocupado.- No, no lo estás.

Acabó acortando la distancia con un abrazo, aferrándome a él para que no perdiera el equilibrio completamente y cayera al suelo. Entonces dejé caer algunas lágrimas que dejaron pequeñas marcas en su camisa blanca y cuando notó que respiraba más tranquila, se separó de mí para mirarme mientras acariciaba mi rostro con una de sus manos.

- ¿Qué ha pasado? ¿Vino Paulo?

- Vino y...se fue.

- ¿Se fue? ¿Cómo que se fue?

- Sí, se fue, se fue de aquí y se fue de mi vida.

- Espera, espera, explícate.

- ¿Qué hay que explicar? Vino y dijo que se tenía que ir, que olvidó que hoy tenía un evento al que no podía faltar y me pidió perdón, pero estoy harta de esa palabra y más si viene de su boca.

- Vale, vale, tranquilízate, ¿Sí?- asentí con lentitud y suspiró.- ¿Tú qué has hecho?

- Le dije que estaba cansada de discutir y de esperar hechos que me demuestren que ha cambiado.

- Y ya está, ¿No? Se terminó.

- Se...terminó.- dije intentando buscar algún significado a esa frase que tanto daño hacía.- Otra vez...

- Vale, tranquila, todo irá bien, ¿Vale? Vamos a relajarnos y entramos ya a ver a Lucas, que te está esperando.

- A mí y a su padre.

- Pues aquí me tiene, ya sabes que yo fui su padre por unos meses y no me importaría volver a hacer de padre.

Guiñó su ojo y yo reí levemente mientras que dejaba mi rostro para agarrar mi mano y acariciarla. Tiró de mí lentamente y me llevó hasta la sala donde me esperaban Zoe y Pablo con Stella, que nos miraron extrañados.

- ¿Y Paulo?- preguntó Pablo cuando me senté a su lado.

- No va a venir.

- ¿Cómo que no? Él prometió que...

- Ya sabes lo que valen sus promesas.

Él resopló y negó con la cabeza, quedándonos en silencio a la espera de que el telón se abriese y empezara la obra, que duró media hora.

- ¡Mamá!- abracé con fuerza a Lucas, que tenía en las mejillas dos líneas negras paralelas, ya que iba disfrazado de guerrillero.- ¿Lo hice bien?

- Lo hiciste genial, serás el mejor actor del mundo.- dije y él rió.

- ¿Y papá?

- Papá no...

- Papá no pudo ver el final porque tuvo un problema en su casa, pero nos dijo que algún día tendrías que decirle todos tus diálogos, aunque no le hace falta eso porque sabe que eres el mejor.- dijo Pablo interrumpiéndome y Lucas le sonrió.- Lo hiciste genial, enano.

Sonreí a mi hermano levemente, que me salvó de esta, y salimos los seis de allí, caminando hasta el coche de Pablo. Yo iría en el coche de Marco y ellos irían con sus tíos, yendo los seis hacia mi casa.

Llegamos nosotros primero y entramos en casa, Marco directamente yendo la cocina para comer algo mientras que yo me sentaba en las sillas a mirarle.

¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)Where stories live. Discover now