Capítulo 35

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Me despedí con la mano y salí de casa poniéndome el casco de la Vespa. Antes de salir a la carretera contesté el último mensaje a Pedro y por fin fui a la casa de Marco. Llamé al telefonillo y me abrió la puerta. Subí por las escaleras y al abrir la puerta m encontré con sus padres.

- ¡Ciao!

- ¡Gio!

Los dos me abrazaron con nostalgia y sonreí al separarme, hablando con ellos mientras esperaba a Marco, que al fin apareció minutos después. No despedimos y bajamos por las escaleras.

- ¿Lista?

- ¿Y tú? ¿Listo para volver a estar en la Vespa?

- Eh...no.

Reí y le dejé el casco, subiéndome yo antes que él. Fuimos por la ciudad hasta llegar a la dirección que me dijo, al parecer cambiaron en estos años de discoteca.

Bajamos de la Vespa y fuimos caminando, yo con el casco en la mano, hasta entrar al local. Entonces todo oscureció y tan solo se veía lo que las luces de colores iluminaban, pasando de un lado a otro al ritmo de la música que estaba a todo volumen.

Un poco aturdida, fui guiada de la mano de Marco hasta egar a la barra, donde él ya pidió su bebida y la mía mientras me acostumbraba a la música.

- Aquí tienes.

- ¿Los demás?

Pregunté antes de dar un sorbo y él me señaló en la pista de baile, donde me encontré a Julia bailando intensamente con Alessia, Matteo y Luka. Sonreí y fui junto a Marco junto a ellos.

- ¡Gio!

Matteo fue el primero en abrazarme, levantándome, con emoción, del suelo. Después me saludaron los demás y como Alessia y Julia querían descansar, les dejé a cargo el casco.

Estuve con los chicos bailando hasta terminar mi vaso, entonces, fui a rellenarlo y me quedé con las chicas.

- ¿Come stai, Gio? (¿Cómo estás, Gio?)

- Bene, bene (Bien, bien.).- les sonreí y bebí del vaso.- ¿Qualche notizia? (¿Alguna novedad?)

- Non. (No.)

- Gio.

Marco me llamó y me levanté de la silla donde estábamos sentadas. Fui hasta donde él estaba y ya allí me agarró suavemente el brazo, tirando de mí hasta estar algo más alejados.

- ¿Qué pasa?

- Mira, es el móvil de Matteo.

Me lo enseñó. Era una foto. Aparecían Lucas y Zoe, él dando toques con el balón y ella al lado de Mia. Observé con más cuidado la foto y me di cuenta de que era del Instagram de Paulo.

- ¿Qué pasa? ¿Le sigues?

- No, Matteo sí.- dijo sonriendo.- Ahora podrás saber como están.

- ¿En serio? ¿Lo ha hecho por mí?

Asintió y sonreí, abrazándole primero a él y luego busqué a Matteo para darle las gracias y hacer lo mismo. Después, los tres decidieron ir donde estaba yo antes, con las chicas.

Nos sentamos a conversar hasta que un ruido nos interrumpió. Miramos hacia la entrada, había gritos de emoción allí. Después de unos segundos intentando averiguar qué pasaba, si era grave, no le dimos importancia al saber que no era nada.

- Mi annoio. (Me aburro.)- dije.

- Balliamo. (Vamos a bailar.)- respondió Julia levantándose.

- ¿Ora? (¿Ahora?)

- Certo, tutti e tre, come prima. (Venga, las tres, como antes.)

Alessia y yo nos miramos, sonreímos y nos levantamos. Nos despedimos de los chicos y con nuestros vasos en mano fuimos a la pista a darlo todo.

Estuvimos bailando sin parar, tanto que acabé mareada y chocándome con alguien de espaldas. Decidida, me di la vuelta para lamentarme.

- Scusa, non ti ho visto. (Perdón, no te he visto.)- giré sobre mí y al verle las palabras se me atragantaron en la boca.

Estaba más alto, quizás más ancho de cuerpo, pero parecía que algo en él había cambiado. Quizás fueron los años, el tiempo sin vernos, pero lo que veía, lo que me dejaban ver las luces que nos iluminaban a veces, me decían que aunque parecía otro, era el mismo.

- Higuain...

¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)Where stories live. Discover now