Capítulo 31

657 28 3
                                    

- Pedrito.

- Odio que me llames Pedrito, Giovanna.

- Y yo que diga mi nombre entero, sobre todo porque no sabes decirlo.

Reí viendo su mueca de desagrado y miré mi móvil que se había encendido a causa de un mensaje de Pablo. Le contesté y volví a mirar a Pedro, que me observaba en silencio.

- ¿Qué?

- No, nada.- sonrió al suelo y se apoyó en el respaldo de la silla.- ¿Pedimos otra ronda?

- ¿Me quieres emborrachar?

- Algo así.

Me guiñó un ojo y reí, aceptando aquella ronda que después pagamos a medias. Terminamos de bebernos aquellas cervezas y salimos juntos a las frías calles de Madrid, caminando sin ningún rumbo.

- ¿Por qué no te trajiste a Lucas y Zoe?

- ¿Te recuerdo que son las once de la noche?

- ¿Y?

- Mañana tienen que ir a clases y si mañana no tuviera día libre, tampoco estaría aquí.

- Bueno, tenía que despedirme de ti, que te vas a Italia.

Me frené en seco y él saco sus manos de los bolsillos de su abrigo, sacando un mechero en una de sus manos y en la otra la cajetilla con los cigarros. Se puso uno entre sus labios y se lo encendió bajo mi mirada. Odiaba que fumara.

- ¿Cómo lo supiste?

- Se dice el pecado, pero no el pecador.

- Pedro.

- Está bien.- dio una calda y me miró.- Fue Dante.

- Le dije que no te dijera nada, que yo te lo tenía que decir.

- ¿Cuándo?

- No lo sé, pero no tenía pensado que fuera ahora.

- Ya me dirás tú cuándo, si en una semana te vas.

- ¿Te has enfadado?

- ¿Tú te has enfadado porque esté fumando ahora?- negué con la cabeza.- Pues lo mismo digo, es nuestra naturaleza.

- ¿Ya me vas a hablar como un filósofo?- pregunté sonriendo.

- Sí, sé que te encanta.- reí levemente dejando que volviera a dar una calada.- Yo fumo porque siempre lo hago, tú mientes porque siempre lo haces.

Subió sus hombros y empezó a andar, dejándome con un ceja levantada y con su respuesta tan inesperada. Rápida llegué hasta él, agarrándole de la mano para pararle y hacerle girar, así podía mirarme.

- ¿A qué te refieres? ¿Cuándo te mentí?

- Con esto, por ejemplo.

- Dime otra cosa.

- Ahora...

- Si no sabes ninguna, no me llames mentirosa.

- Gio.

- Odio que me llamen mentirosa.

- Lo sé.

- Lo odio porque Paulo me lo decía.

- Lo sé.

- Y siempre tenía razón.

- Lo sé.

- No me gusta que me llamen mentirosa, ni tú ni nadie ni...

Me interrumpió, no con palabras, si no con algo más inesperado aún que lo que dijo antes. Un beso. Un beso en los labios. Me sorprendí tanto que ni cerré los ojos ni le seguí el beso, tan solo me paralicé.

- ¿Qué acabas de hacer?

- Si quieres lo repito, así e queda más claro.- él sonrió y yo fruncí el ceño.- ¿Qué? ¿Me vas a mentir otra vez y a decirme que no sientes nada por mí?

- Yo...yo...

- Gio.

- Me tengo que ir, lo siento.

Empecé a correr hacia el lado contrario donde estaba él, sin mirar hacia atrás. Sin mirarle. No había nada pasando por mi cabeza, nada más que él. Paulo.

Llegué a una esquina una vez pasé dos manzanas y ya allí, llamé a Dante aún sabiendo que él mañana sí que tenía que trabajar.

-¿Sí?

- Dante, soy Gio, ¿estabas dormido?

- A punto de acostarme, con el pijama puesto, ¿Qué pasa Gio?

- Tengo que hablar contigo y tienes que venir a por mí.

- ¿Pasó algo?

- Tú solo ven.

Le dije la calle en la que estaba y esperé a poyada en la pared a ver su coche aparecer por la derecha. Cuando frenó delante de mí, corrí hacia dentro de su coche, donde se podía respirar aire caliente.

- Gio.

- ¿Estás en pijama?

- Sí, no quería vestirme para venir aquí, no iba a salir del coche.

Me coloqué el cinturón y él puso en marcha el coche.

- Bueno, dime qué pasa.

- ¿Por qué le dijiste a Pedro que me iba a Italia?

- Ups, se me escapó.

- Te mato, Dante.

- Tampoco fue para tanto, ¿No?

- No, no, eso no...

- ¿Cómo que eso no?- me miró unos segundos con cara de no entender nada.

- Me ha besado.

- A bueno, son amigos.

- En la boca, idiota.

- ¿Qué?- frenó de golpe, parando el coche en seco. Y como no había nadie en la carretera, no tuvo intención de volver a ponerlo en marcha.- ¿Cómo que te besó?

- Sí, dijo que era una mentirosa y cuando le dije que odiaba que alguien me llamara así, me besó y dijo que le mentí diciendo que no sentía nada por él.

- ¿Sientes algo por él?- aquella pregunta fue como si ahora me hubieran tirado todo un subo de agua fría.

- Yo...

- No te pregunto si sientes por él lo que sentías o aún puedes llegar a sentir por Paulo, digo si sientes algo, por mínimo que sea, por él.

- Sí...- bajé mi cabeza, mirando hacia el suelo.- Siento.

- Pues ya sabes el siguiente paso.- volvió a poner el coche en marcha.

-No.

- ¿Cómo que no?

- Que no puedo, no después de estos años y todo esto.

- Gio, no puedes quedarte soltera toda la vida.

- No me tientes.

- Que te haya salido mal con Paulo no significa que salga siempre mal.

- ¿Y Lucas y Zoe?

- Les cae bien, a mi me cae bien también y además, van a conocer también a la novia de Dybala, ¿Qué más da por uno más en la familia?

Reí, negando con la cabeza, y preferí quedarme en silencio durante todo el trayecto hasta llegar a la casa de mis padres. Me despedí entonces de Dante y dejé que se fuera a dormir.

Giré sobre mis talones, encontrándome con la casa. Iba a dar un paso hacia delante, pero lo que hice fue empezar a andar hasta llegar a donde quería, encontrándomelo abriendo la puerta del portal.

- ¿Gio?

Sonreí y fui hacia él, colocando su rostro entre mis manos y acabando por besarles, sintiendo como después de unos segundos, abría la puerta con torpeza y tiraba de mí hacia atrás con cuidado.

¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)Where stories live. Discover now