- Le odio, le odio demasiado como para volver a verle.
- O sea, que hemos dado pasos hacia atrás y otra vez se caen mal.
- ¿Y cómo quieres que me caiga? El idiota se cree que su hijo es como él y no, no lo es.
- No seas así.
- ¿Así cómo?
- Tal vez no pensó lo que dijo.
- Demasiadas veces sin pensar antes que hablar, ¿No?- me senté en la silla y le miré desayunar.- Es que...para una vez que estábamos bien después de tanto tiempo tiene que joderlo todo.
- Venga anda, cálmate que en media hora me visto y vamos a por los peques, ¿Sí?
- Pareces un padre hablando así.
- A veces, créeme, que dudo si en verdad soy el padre.
Reí levemente y terminó de desayunar, yéndose a la habitación para cambiarse de ropa mientras que yo miraba a un punto fijo de la cocina sin pensar en nada especial.
- Ya estoy, ¿Vamos?
- Deberías afeitarte esa barba.
- A ti te encantan las barbas.- me guiñó el ojo y yo reí levantándome de la silla y yendo hacia él, dándole una colleja.
- Idiota.
Él rió y salimos de su casa, bajando lo pisos hasta llegar al portal y luego irnos a su coche, que nos llevaría hasta la casa de Paulo. Bajamos los dos al llegar y fuimos juntos a la puerta, donde él tocó antes que yo.
- ¡Mamá!
- Hola pequeñajos.- les abracé y miré a Alicia. Ni siquiera era tan valiente para enfrentarme después de lo de ayer.- Gracias.
- Espero verte más de una vez.
La sonreí y asentí con la cabeza, despidiéndonos y yendo al coche. Marco nos llevó hasta casa y ya allí él quiso ofrecerse a cocinar, queriendo hacer alguna comida típica de Roma.
- Mamá.
- Lucas.- le sonreí y él me miró serio.- ¿Pasó algo?
- Sí, me prometiste que no se enfadaría.
- ¿Quién?
- Papá.
- ¿Se enfadó?
- Me preguntó si era cierto.
- Le dijiste que sí, ¿No?
- Sí.
- ¿Y qué?
- Me dijo que tenía que pensárselo.
- ¿Pensárselo? ¿Qué hay que pensar? Es fácil, no quieres ir y ya.
- Ya, pero supongo que es su sueño que sea futbolista.
- El suyo, no el tuyo, así que, que respete un poco.
- ¿Volverán a pelear?
- Si es necesario sí, lo hago por ti, quiero que seas feliz.
- Yo puedo aguantar un poco más en el fútbol.
- Lucas, a ti no te gusta, ¿No?- él asintió.- A ti te gusta el teatro y en esta vida hay que luchar por lo que uno quiere, ¿Vale?
- Vale.
- Venga, ve a jugar con tu hermana.
Él me sonrió y fue corriendo a donde su hermana. Yo también sonreí y fui donde a Marco, viéndole cocinar en silencio. Por alguna razón siempre me tranquilizó verle hacer cosas.
- ¿Qué te dijo?
- ¿De Paulo? Nada, que se lo pensaría.
- ¿En serio? Vaya joyita.- se giró y me sonrió.- ¿Lo pillas?
- Es malísimo.- dije riendo levemente y él siguió cocinando.- Sabes, cuando terminé con Paulo, cuando firmé el divorcio, algo dentro de mí seguía con la esperanza de volver con él.
- ¿Y ahora?
- Ahora casi ni siento eso, ahora me siento defraudada.
- Pues deja de sentirte así, porque no fue tu culpa nada de esto y tú jamás lo quisiste, ¿Sí?- se volvió a dar la vuelta, ya que yo estaba sentada en la mesa de la cocina.- Y si te digo la verdad, yo aún sigo con esa esperanza.
- Tú nunca dejas de soñar.
Él rió levemente y negó con la cabeza, volviendo a cocinar como si no estuviera detrás de él observando lo que hacía. Fui a ver luego a Lucas y Zoe, que estaban acariciando a Copito, así que me dispuse sola a poner la mesa para no interrumpirles a ninguno de los tres.
- Ya está la comida, enanos.- dijo apareciendo con la comida por el salón.
- No les llames así, bigotudo.
- Al final me tendré que afeitar eh.
- Pues ya sabes, a ver si es verdad.
Reímos y nos sentamos los cuatro en la mesa, después, Zoe se durmió y los que estábamos despiertos vimos una película. A la tarde, Pablo vino a visitarnos y le conté todo, haciendo que se negara más a que fuera amiga de Paulo. Después se marchó, y los cuatro fuimos al hospital para dejar allí a Marco, que hoy tenía guardia.
- Mamá.
- ¿Qué?- miré a Zoe, a la que agarraba de la mano.
- ¿Por qué papá y tú no están juntos?
- Pues...porque no podemos.
- ¿Por qué?
- Porque tu padre y yo...pues no estamos hechos para eso.
Me sonrió levemente y se soltó de mi mano, corriendo hacia su hermano, que estaba un poco más lejos de nosotras, y jugando con él a perseguirse mientras volvíamos a casa.
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¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)
FanfictionNuevas aventuras, una familia con una nueva vida junto a su hijo y el bebé que crecía en la tripa de Gio, la chica Dybala. Pero como el refrán dice, no es oro todo lo que reduce, porque también era una familia con nuevos problemas. Todos esos nueve...