- È il mio turno. (Me toca.)- dijo Salvatore, el portero, y puso dos cartas en la mesa.
Estábamos en mi habitación de hotel, la que compartía con Rincón y donde habían decidido venir de fiesta. Mañana jugábamos con el Napolés y hoy, a la noche, estábamos jugando a las cartas.
- Ho vinto. (He ganado.)- dijo después Belotti, delantero, queriendo recoger todas las cartas.
- Non così in fretta. (No tan rápido.)- dije alzando la mano y me miraron, sonreí y saqué todas las cartas buenas que tenía.- Penso che tu fossi il vincitore. (Creo que te has equivocado de ganador.)
- Ben giocato. (Bien jugado.)- respondió soltando una carcajada y me estrechó la mano.
Seguimos jugando partidas hasta cansarnos y decidir que era mejor que cada uno se fuera a su habitación a descansar. Cuando Rincón y yo estuvimos solo, recogimos todo y cada uno se fue a su cama a dormir.
- Gio...
- Mmmm...
- Gio, soy yo.
- ¿Qué pasa?- abrí un poco los ojos y no me podía creer lo que veía.
La imagen era borrosa, tal vez porque me acababa de despertar, pero nunca olvidaría su cara y tampoco hace mucho que le dejé de ver. Su pelo corto, algo rizado, negro como su pequeña barba, sus ojos marrones y su nariz algo larga, además de aquella sonrisa tan suya. Era Pedro.
- Tú... ¿Qué haces aquí?
- Hay que irse, venga.
- Pero...
Me rasqué los ojos y mis ilusiones se fueron. La imagen tan borrosa se volvió nítida y pude diferenciar que no era Pedro, era Rincón.
- ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
- Yo... no sé que me ha pasado.- me senté en la cama y le miré fijamente, notando su rostro confundido.- Pensé que...
- ¿Qué?
- Nada, no pensé...nada.
- Vamos, tienes que ducharte y bajar a desayunar, yo ya voy abajo.
- Vale.
No dije nada más y se fue. Me levanté lentamente y fui poco a poco a ducharme, aún dándole vueltas a lo que acababa de pasar. Tal vez sí que le echaba de menos, pero no lo notaba o no quería notarlo. O tal vez me cueste olvidarle más de lo que pensé.
Terminé de ducharme y me vestí, bajando con los demás desayunar. Saludé desde lejos a Rincón y me senté con Amodeo y Francesca, comiendo rápido y volviendo a subir a mi habitación a dormir. Entonces sonó la puerta y al abrir los ojos vi a Belotti con Rincón, hablando.
- ¿Cosa? ¿Hai sognato con me vincere? (¿Qué? ¿Soñaste conmigo ganando?)
- Molto divertente. (Muy gracioso.)
- Lo so. (Lo sé.)
- ¿Cosa ti è successo sta mattina? (¿Qué te ha pasado esta mañana?)
- Niente, ti ho confuso con qualcuno. (Nada, sólo te confundí con otra persona.)
- Oh...
- Povero Rincón, non lo riconoscono nemmeno più. (Pobre Rincón, ya ni le reconocen.)
- Molto divertente, guarda Gio, il nuovo pagliaccio del circo. (Muy gracioso, mira Gio, el nuevo payaso del circo.)
Reí viendo como discutían y volví a cerrar los ojos, intentando dormirme mientras les escuchaba. Al final acabé por escuchar la puerta cerrarse y como no me dormí, abrí otra vez los ojos.
- ¿Cómo estás?
- Bien, tranquilo.
- Ya bueno, me confundiste con alguien.
- No fue nada, la confusión de recién despertar.
- ¿Y con quién fue?- le miré atentamente y sonreí.
- Con Pedro.
- ¿Pedro?- preguntó sorprendido y se sentó a orillas de mi cama.- ¿Le echas de menos?
- No sé, tal vez.
- ¿Tal vez?
- A ver, no siento que le necesite, pero a veces pienso en él.
- Entonces estás olvidándole.
- ¿No? ¿En serio?- pregunté con ironía y los dos reímos.- Pensé que se notaba.
- Un poco, tu ánimo ha bajado.
- ¿Así?
- Sí, hoy me han preguntado de si estás depresiva otra vez.
- ¿Otra vez?- reí y me senté en la cama, a su lado.
- Ya sabes, cuando viniste al Torino no es que se pueda decir que estabas muy feliz.
- La vida me trata mal.
Alcé los hombros y me levanté de la cama, sabiendo que no me volvería a dormir. Le avisé a Rincón que iría a dar una vuelta por la ciudad antes de que nos fuéramos al partido y fui buscando mi chaqueta, mientras, su móvil sonó.
- Gio.
- ¿Qué?- seguía con la atención es buscar mi chaqueta en la maleta.
- La llamada, es para ti.
Dejé de buscar y le miré seria y confundida a la vez. Me acerqué a él y me dio el móvil. Antes de hablar, vi de quien se trataba. Paulo.
- ¿Le ha pasado algo a los niños?
- No, no, ellos están bien, tranquila.
- ¿Ellos?
- Todos.- me senté en la cama y Rincón y yo nos miramos.
- ¿Para qué me llamas entonces?
- Para avisarte de que mañana tienes que ir a otro sitio a recogerles.
- ¿A dónde?
- A un campo de fútbol.
- ¿Qué?
- Le mandaré la dirección a Rincón y él te la mandará a ti, ¿Sí?
- Espera, espera, ¿Por qué allí?
- Porque Lucas juega.
- ¿Lucas?
- Sí claro, entrenaba, ¿Te acordás?
- Oh sí, ya, ¿Estás con ellos?
- No, estoy en Vinovo, a punto de entrenar.
- Ah bueno, pues salúdales de mi parte.
- ¿A quién?
- A todos.
- A mí no me has saludado.
- Pues... ¿Hola?
- Vale, vale, con eso me vale, chao.
- Chao.- terminé la llamada como la empecé, confundida.
- ¿Qué quería?
- Decirme que mañana Lucas tendrá partido.
- ¿Así?- asentí lentamente.- ¿Pasa algo?
- Que a Lucas no le gusta el fútbol.
- ¿Y qué haces entonces en...? Ah...Paulo.
- Sí, le dije que se lo contara pero ya ves tú el caso que me ha hecho.
- Bueno, es un niño.
- Que ya sabe que prefiere el teatro antes que el fútbol.
- En ese caso, si él no lo dice, tendrás que hacerlo tú.
- Supongo.
Alcé los hombros y le devolví el móvil, volviendo a buscar mi chaqueta para irme aunque tan solo fuera media hora y luego tuviera que volver para irme al estadio con los chicos a verles jugar.
YOU ARE READING
¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)
FanfictionNuevas aventuras, una familia con una nueva vida junto a su hijo y el bebé que crecía en la tripa de Gio, la chica Dybala. Pero como el refrán dice, no es oro todo lo que reduce, porque también era una familia con nuevos problemas. Todos esos nueve...