Capítulo 14

701 35 1
                                    

- ¿Hoy no irás con Marco?

- ¿Con Marco?

- Sí, Julia me contó que hoy tenían una fiesta en el hospital.

- Ah...

- ¿No sabías nada?

- No.

- ¿Pasó algo que no sé?

- No, no...no pasó nada.

Sonreí antes de colocar el rostro de Paulo en mis manos y besarle, separándome para ir a despertar a Lucas. Después de varios intentos conseguí levantarle e hicimos la rutina de todo las las mañanas, acabando listo para el colegio.

- ¿Vienes con...?

- Me voy a entrenar, adiós.

Dijo rápido antes de despedirse de los dos y salir por la puerta. Entonces, me di cuenta que no podía salir sin Zoe, ya que Marco no estaba para cuidarla mientras que llevaba a Lucas al colegio.

Subí las escaleras y desperté a Zoe, haciendo la misma rutina que con Lucas. Nos despedimos de Mia y salimos los tres de casa. Llevaba a Zoe en brazos y a Lucas de la mano.

- ¿Vendrá papá a por mí?

- No lo sé, cariño.

- Yo quiero que venga.

- Y él también quiere, pero tiene que entrenar.

- Está bien...

Dijo con resignación antes de que le besara la mejilla y le dejaba irse al edificio. Volví con Zoe para pasear a Mi y quedarnos las tres solas en casa toda la mañana hasta que Paulo apareció.

- Ya llegué.

- ¿Puedes ir a por Lucas?

- ¿Pasó algo?

- No, no, es que quiere que vayas tú.

- Eso es que me quiere más a mí.

- Lo que tú digas.

Puse los ojos en blanco y él rió antes de besarme y saludar a su hija. Subió a ducharse y bajó de nuevo para despedirse y salir, conduciendo hasta el colegio para recoger a Lucas. Al cabo de unos minutos volvieron.

- ¡Mamá!

- ¡Hola, pequeño!

- ¡Papá ha venido!

- Sí, peque.

Lo levanté del suelo y lo abracé, dejándole después en el suelo. Comimos juntos y después Paulo se volvió a marchar, entonces, Julia me llamó al móvil.

- Hey.

- Hombre, la desaparecida.

- La madre dirás.

- Bueno, bueno, ¿Te dijo Paulo lo de la fiesta?

- Sí.

- ¿Vendrás?

- No creo.

- ¿No? ¿Por qué?

- Digamos que no soy muy bienvenida.

- ¿Marco?

- ¿Lo sabes?

- Lo suponía, el chico estaba demasiado serio estos días.

- Ya...

- ¿Qué pasó?

- Dijimos cosas que era mejor haberse callado.

- Bueno, todo se arregla.

- No sé, Julia.

- En fin, vente.

- ¿Y se puede saber que fiesta es? ¿Desde cuándo se hacen fiestas en el hospital?

- Bueno, me aburría demasiado y me acordé de las fiestas de San Juan de España, así que haremos algo parecido.

- ¿Hogueras?

- No, hogueras no, pero tiraremos cohetes en el patio. A los niños les hace mucha ilusión.

- Cualquier fiesta en el hospital es bienvenida.

- Más si estás tú.

- No sé si iré, Julia.

- Bueno, nosotros te esperaremos, tú decides si vienes.

- Está bien.

- No vemos.

- Ciao.

Terminé la llamada y guardé el móvil, mirando como Lucas se había quedado dormido mientras jugaba. Lo levanté del suelo y lo llevé a su cama.

Bajé de nuevo al salón y me senté en el sofá, viendo como dormía Zoe en la esquina de este. Estuve viendo una película mientras los niños dormían y Mia andaba por la casa.

Por una parte, quería ir. Pocas veces se hace una fiesta en el hospital y me encantaría ir, volver a ver el edificio y recordar viejos momentos. Pero estaba Marco y estaban los niños, aunque se podrían quedar con Paulo, que a la noche ya estaría aquí. Pero aún así sigue estando Marco y la verdad, sé que ninguno de los dos nos queremos ver las caras ahora mismo.

Me dolió lo que me dijo y a él le dolió que no confiara en sus palabras y que no pusiera remedio a lo que se supone que es un problema, problema que él se ha inventado en su mente.

Suspiré cansada de tanto pensar en el tema y Lucas apareció por el salón, volviendo jugar con Mia y uniéndose poco después su hermana al grupo. Salí un rato al jardín, quedándome allí, sentada en el suelo y mirando hacia el frente, dejando descansar mi mente de tanto pensamiento.

Volví después con los pequeños. Poco a poco las horas pasaron y se hizo de noche y ya había llegado Paulo. Cenamos y nos quedamos todos en el salón, Paulo contándome su día.

- Oye, ¿Irás al final?

- ¿A lo del hospital?- pregunté y él asintió.- No sé.

- Puedo quedarme con ellos y te puedes ir.

- Ya, ya...pero...

- Pero algo ha pasado, algo que ni me has contado ni me quieres contar.

- No, digamos que Marco y yo nos enfadamos.

- Y tienes miedo de ir y verle.

- Miedo no, simplemente no quiero verle.

- Bueno, pues él se lo pierde.

Reí antes de que uniera nuestros labios. Se fue haciendo tarde y llevamos a los pequeños a sus respectivas camas, Zoe con nosotros. Nos acostamos y la única despierta en esa casa era yo que no conseguía conciliar el sueño.

Me acordé entonces de las miles de peleas que he tenido con Marco y de que duraron tanto por nuestro orgullo, aunque nosotros no queríamos que fuera así. Suspiré y me levanté, sin despertarles, de la cama.

Bajé a la cocina, sentándome en la encimera y mirando al oscuro suelo, oyendo dos voces contradictorias en mi cabeza. Hasta que lo decidí, iría.

¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)Where stories live. Discover now