- ¿Hoy no irás con Marco?
- ¿Con Marco?
- Sí, Julia me contó que hoy tenían una fiesta en el hospital.
- Ah...
- ¿No sabías nada?
- No.
- ¿Pasó algo que no sé?
- No, no...no pasó nada.
Sonreí antes de colocar el rostro de Paulo en mis manos y besarle, separándome para ir a despertar a Lucas. Después de varios intentos conseguí levantarle e hicimos la rutina de todo las las mañanas, acabando listo para el colegio.
- ¿Vienes con...?
- Me voy a entrenar, adiós.
Dijo rápido antes de despedirse de los dos y salir por la puerta. Entonces, me di cuenta que no podía salir sin Zoe, ya que Marco no estaba para cuidarla mientras que llevaba a Lucas al colegio.
Subí las escaleras y desperté a Zoe, haciendo la misma rutina que con Lucas. Nos despedimos de Mia y salimos los tres de casa. Llevaba a Zoe en brazos y a Lucas de la mano.
- ¿Vendrá papá a por mí?
- No lo sé, cariño.
- Yo quiero que venga.
- Y él también quiere, pero tiene que entrenar.
- Está bien...
Dijo con resignación antes de que le besara la mejilla y le dejaba irse al edificio. Volví con Zoe para pasear a Mi y quedarnos las tres solas en casa toda la mañana hasta que Paulo apareció.
- Ya llegué.
- ¿Puedes ir a por Lucas?
- ¿Pasó algo?
- No, no, es que quiere que vayas tú.
- Eso es que me quiere más a mí.
- Lo que tú digas.
Puse los ojos en blanco y él rió antes de besarme y saludar a su hija. Subió a ducharse y bajó de nuevo para despedirse y salir, conduciendo hasta el colegio para recoger a Lucas. Al cabo de unos minutos volvieron.
- ¡Mamá!
- ¡Hola, pequeño!
- ¡Papá ha venido!
- Sí, peque.
Lo levanté del suelo y lo abracé, dejándole después en el suelo. Comimos juntos y después Paulo se volvió a marchar, entonces, Julia me llamó al móvil.
- Hey.
- Hombre, la desaparecida.
- La madre dirás.
- Bueno, bueno, ¿Te dijo Paulo lo de la fiesta?
- Sí.
- ¿Vendrás?
- No creo.
- ¿No? ¿Por qué?
- Digamos que no soy muy bienvenida.
- ¿Marco?
- ¿Lo sabes?
- Lo suponía, el chico estaba demasiado serio estos días.
- Ya...
- ¿Qué pasó?
- Dijimos cosas que era mejor haberse callado.
- Bueno, todo se arregla.
- No sé, Julia.
- En fin, vente.
- ¿Y se puede saber que fiesta es? ¿Desde cuándo se hacen fiestas en el hospital?
- Bueno, me aburría demasiado y me acordé de las fiestas de San Juan de España, así que haremos algo parecido.
- ¿Hogueras?
- No, hogueras no, pero tiraremos cohetes en el patio. A los niños les hace mucha ilusión.
- Cualquier fiesta en el hospital es bienvenida.
- Más si estás tú.
- No sé si iré, Julia.
- Bueno, nosotros te esperaremos, tú decides si vienes.
- Está bien.
- No vemos.
- Ciao.
Terminé la llamada y guardé el móvil, mirando como Lucas se había quedado dormido mientras jugaba. Lo levanté del suelo y lo llevé a su cama.
Bajé de nuevo al salón y me senté en el sofá, viendo como dormía Zoe en la esquina de este. Estuve viendo una película mientras los niños dormían y Mia andaba por la casa.
Por una parte, quería ir. Pocas veces se hace una fiesta en el hospital y me encantaría ir, volver a ver el edificio y recordar viejos momentos. Pero estaba Marco y estaban los niños, aunque se podrían quedar con Paulo, que a la noche ya estaría aquí. Pero aún así sigue estando Marco y la verdad, sé que ninguno de los dos nos queremos ver las caras ahora mismo.
Me dolió lo que me dijo y a él le dolió que no confiara en sus palabras y que no pusiera remedio a lo que se supone que es un problema, problema que él se ha inventado en su mente.
Suspiré cansada de tanto pensar en el tema y Lucas apareció por el salón, volviendo jugar con Mia y uniéndose poco después su hermana al grupo. Salí un rato al jardín, quedándome allí, sentada en el suelo y mirando hacia el frente, dejando descansar mi mente de tanto pensamiento.
Volví después con los pequeños. Poco a poco las horas pasaron y se hizo de noche y ya había llegado Paulo. Cenamos y nos quedamos todos en el salón, Paulo contándome su día.
- Oye, ¿Irás al final?
- ¿A lo del hospital?- pregunté y él asintió.- No sé.
- Puedo quedarme con ellos y te puedes ir.
- Ya, ya...pero...
- Pero algo ha pasado, algo que ni me has contado ni me quieres contar.
- No, digamos que Marco y yo nos enfadamos.
- Y tienes miedo de ir y verle.
- Miedo no, simplemente no quiero verle.
- Bueno, pues él se lo pierde.
Reí antes de que uniera nuestros labios. Se fue haciendo tarde y llevamos a los pequeños a sus respectivas camas, Zoe con nosotros. Nos acostamos y la única despierta en esa casa era yo que no conseguía conciliar el sueño.
Me acordé entonces de las miles de peleas que he tenido con Marco y de que duraron tanto por nuestro orgullo, aunque nosotros no queríamos que fuera así. Suspiré y me levanté, sin despertarles, de la cama.
Bajé a la cocina, sentándome en la encimera y mirando al oscuro suelo, oyendo dos voces contradictorias en mi cabeza. Hasta que lo decidí, iría.
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¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)
FanfictionNuevas aventuras, una familia con una nueva vida junto a su hijo y el bebé que crecía en la tripa de Gio, la chica Dybala. Pero como el refrán dice, no es oro todo lo que reduce, porque también era una familia con nuevos problemas. Todos esos nueve...