Capítulo 10

872 39 1
                                    

Desperté por la alarma y me giré para ver a Zoe dormida entre Paulo y yo. Sonreí al acariciar sus despeinados rizos y me levanté de la cama, dejándoles dormir. Fui a la cocina a desayunar y después subí a la habitación de Lucas.

- Príncipe...

- Mm...

- Venga, es hora de levantarse.

Abrió poco a poco sus ojos verdes y después se los frotó con sus manos hechas un puño. Sonreí levantándole de la cama y llevándolo en brazos hasta el baño, lavándole la cara y yendo con él, ya un poco más despierto, a la cocina a hacer su desayuno. Lo terminó y lo bañé, vistiéndolo con ropa de calle.

- Buen día.

Saludó Paulo entrando en el salón, donde le estaba colocando la camisa a Lucas. Le sonreí como respuesta y se acercó a nosotros para saludar a su hijo.

- ¿Qué tal durmieron?

- Yo bien y este niño espero que también.- rasqué su barriga con suavidad y Lucas se rió tímidamente.

- ¿Listo para tu primer día en el colegio?

- Yo me quiero quedar...- dijo apenado y Paulo rió levemente, abrazándolo y levantándolo del suelo.

- Verás como luego no te quieres ir de allá.

- ¡No! Yo quiero a mamá.

- Yo siempre estoy, principito.

Besé su mejilla y su padre le bajó al suelo, dejando que empezara a correr por toda la casa como solía hacer. Sonreí de nuevo a Paulo antes de darle el primer beso del día.

- Se hacen mayores.

- No seas así, recién va a empezar el colegio y aún nos queda Zoe.

- Cierto.

Paulo me abrazó y dejó un beso en mi frente antes. Lucas volvió corriendo y agarrando su pequeña mochila llena de material escolar.

Le dejé con su padre para subir a ducharme y a cambiarme, lista para llevar a mi hijo. Bajé las escaleras y nos despedimos de Paulo antes de que me diera la mano y saliéramos de la casa.

Caminé junto a él, que no paraba de dar saltos y de señalar sitios de la ciudad. Hasta que llegamos al que sería su colegio.

- Ya hemos llegado, pequeño.

- No quiero entrar.- se cruzó de brazos y sonreí bajando a su altura.

- Luego vendré a por ti.

- ¡Que venga papá!

- Papá estará terminando de entrenar cuando tú salgas, pequeño.- Lucas hizo un puchero y yo abrí mis brazos.- ¿Abrazo?

- Abrazo.

Desató sus brazos para enredarlos en mí, abrazándonos. Me separé de él y le di un gran beso en la mejilla antes de acariciar su mentón.

- ¿Listo?

Asintió con la cabeza no muy convencido y empezó a caminar hacia dentro del recinto bajo mi mirada. Me apenaba verle así, sobre todo porque significaba que se hacía mayor y que iba dejando de ser aquel bebé que tuve en brazos hace años, aquel bebé que tanto me recordaba a su padre, el mismo que una vez me rompió el corazón.

Suspiré y giré sobre mis pies, volviendo a casa. Al llegar, Paulo tenía en brazos a Zoe mientras colocaba sus cosas para irse al entrenamiento.

- ¿Ya se ha ido?

- Sí.

Hice una mueca de lástima y Paulo dejó de colocar sus cosas para venir a abrazarme.

- Mira a mamá, necesita un abrazo.

Zoe miró a su padre y luego a mí antes de extender sus brazos hacia mí para que la tuviera ahora yo en brazos. Reí mientras la abrazaba y Paulo siguió con sus quehaceres.

- Ya me marcho.

- ¿Ya?

- Volveré pronto, lo prometo.

Me guiñó un ojo antes de besarme y de despedirse de su hija y de Mia, después, se fue. Llevé a Zoe a bañar antes de darle su desayuno y quedarme con ella en el salón, jugando.

- Holaaa.

Saludó Marco cuando abrí la puerta al escuchar el timbre. Sonreí y le abracé, dejándole pasar para que pudiera saludar a Zoe y después a Mia.

- ¿Qué hacían?

- Jugar y esperar a la hora de recoger a su hermano.

- Luca.

- Sí, Zoe, Lucas.

Marco la sentó en su rodilla y nos quedamos hablando en el sofá hasta aburrirnos y salir a pasear a Mia.

- ¿Qué tal con Paulo?

- Bien, como siempre.

- Anda que...si nunca le hubieras dicho sobre Lucas.

- Zoe no estaría aquí.

Reímos y volví a tirar la pelota a Mia, que salió corriendo hacia ella con Zoe detrás, que por supuesto no llegaba a correr tanto como ella.

- ¿Volvemos?

Asentí con la cabeza y le quité la pelota a Mia mientras Marco subía a Zoe en sus brazos. Volvimos a casa y ya allí bañé a la perra.

- ¿Puedo ir con vosotros a por Lucas?

- Vale.

Sonreí a Marco y salimos de nuevo de casa, dejando a Mia sola en casa. Fuimos caminando hasta el colegio, llegando justo a la hora que salían.

- ¡Mamá!

- ¡Cariño!

Me agaché para que pudiera abrazarme y después abrazó a Marco, quitándole yo la mochila que colgaba de sus hombros.

- ¿Y papá?

- Ya te dije que no podía venir, peque.

Hizo una mueca de pena y comenzó a andar con su hermana pequeña siguiéndole. Me volví a levantar y miré a Marco, que me miraba confuso.

- Tenía entrenamiento.

- Ya...

- ¿Pasa algo?

- No, nada.

Me sonrió y comenzó a andar, dejándome confundida ahora a mí. Decidí dejar de lado sus indirectas y volví con ellos, oyendo como Lucas contaba su día.

¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)Where stories live. Discover now