- Vamos Rincón.
Le animé desde el banquillo. Hoy ya era el partido y después tendría que ir a casa, donde Marco nos recogería a Lucas, Zoe y a mí con el coche que al fin se ha comprado y que podrá utilizar porque ayer, después de que hablásemos, obtuvo por fin el carnet.
Íbamos empate, con un partido que por ahora parece que pueden ganar la Lazio. Rincón acababa de salir y con eso se acabó el último cambio y nuestra última esperanza de no acabar en empate.
Y no, no acabamos en empate, porque acabó marcándonos Immobile. Me levanté del banquillo y salí de allí junto a Amodeo, yendo a la puerta del vestuario.
- Bien jugado.- le dije a Rincón cuando llegó y suspiró.
- Nos vemos el lunes y me cuentas que tal por España, ¿Sí?
Asentí con la cabeza y le abracé, despidiéndome luego de Amodeo y Francesca y de otros jugadores antes de irme al bus a esperar a los demás. Cuando estaba todo lleno, nos fuimos de allí.
Bajamos del autobús al llegar y me subí al coche de mi hermano, que me decía que Marco ya estaba con los chicos en el aeropuerto y que ya habían facturado las maletas, así que nos íbamos directamente allí.
- Hola, perdón por llegar tarde.
- ¡Mamá, venga!
- ¿Ya sale el vuelo?- pregunté y Marco asintió, entonces le abracé a él y a mi hermano y cuñada.- Nos veremos el lunes, ciao.
- Ciao.
Fuimos por la puerta de embarque y después de varios minutos ya estábamos en el avión, como siempre yo entre ellos dos, que esta vez se durmieron y apoyaron en mi hombro. Y intenté quedarme despierta viendo una película y terminándome una serie antes de que avisaran de que íbamos a aterrizar, entonces me abroché el cinturón y esperé a que estuviéramos ya en la tierra.
- Chicos, despertaos.
- ¿Qué pasa?
- Llegamos.
Sonreí a Lucas y le quité el cinturón a Zoe, que no se despertaba. La subí a mis brazos y fui junto a Lucas por el pasillo lleno de gente, hasta que salimos por las escaleras y pudimos ver el cielo estrellado y oscuro de Madrid.
Entramos en el edificio y esperamos a las maletas, Lucas queriendo llevar también la de su hermana porque yo no podía. Salimos y por fin me encontré con mis padres y con mi hermano Dante.
- ¡Cariño!
- Shhh, Zoe duerme.
- Oh, que mona, déjamela anda.- se la pasé a Dante y yo abracé por fin a mis padres.- ¿Qué tal el vuelo?
- Bien.
- Yo no sé, estaba dormido.
Sonreí a Lucas y comenzamos a andar, mi padre llevando la maleta de Lucas, que era más grande que la de Zoe, y él la de su hermana, además de yo la mía. Al salir del aeropuerto, empezó a llover, pero aún así Zoe no se despertó.
Llegamos a casa en el coche de mi padre y bajamos todos, corriendo hacia la puerta porque seguía lloviendo. Lucas subió ducharse y cambiarse y yo llevé a Zoe directamente a la habitación que una vez fue de Dante y que ahora, como su habitación en mi casa, tiene una litera. La acosté y cambié de ropa, dejándola dormir en la cama de abajo y esperando a que llegara Lucas para darle las buenas noches e irme.
- Ya están todos.
- ¿No te duchas?
- Luego, antes de dormir.- respondí, sentándome con ellos en el salón, yo en uno de los sillones, mi hermano en el otro y mis padre en la mesa.
- Bueno, pues yo sí que me voy a dormir, aunque mañana no se trabajo.
- Ciao mamma.
- Soy la española.- dijo subiendo las escaleras.
- ¡Adiós!
- ¿Qué tal por Italia, hija?
- Bien, todo tranquilo.
- Me alegro.
Seguimos hablando un rato más hasta que se notó cansado y subió a dormir en la habitación de él y mi madre, dejándome a solas con mi hermano pequeño.
- ¿Y Pedro?
- Ni idea, no llamó para venir con nosotros ni nada.
- Que raro.- miré al suelo y luego volví a mirarle.- ¿Qué tal con Isabelle?
- Bueno, lo hemos dejado.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Porque dejamos de sentir lo que nos unió.
- Vamos, que ya no se querían.- él asintió y yo suspiré.- ¿Estás bien?
- Sí, claro, fue una decisión de los dos, si no sentíamos nada, ¿Por qué estar juntos?-sonreí levemente y él se levantó.- Me voy dormir, ¿Vienes?
- Sí, claro, voy a ducharme y voy.
Asintió y se despidió de mí, ya que él dormiría en la habitación de Pablo y yo en la mía. Antes de subir ducharme y a cambiarme de ropa, me quedé en silencio y pensando en lo que había dicho y en lo que hablamos Marco y yo ayer.
Quizá Marco tenía razón y debíamos hablarlo. Y quizá, acabemos como Dante e Isabelle, estando separados porque ninguno de los dos sentíamos ya algo por el otro. Esa idea me produjo un escalofrío y sabía que tendría pesadillas con esa pregunta. ¿De verdad dejaré de estar con alguien que quiero?
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¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)
FanfictionNuevas aventuras, una familia con una nueva vida junto a su hijo y el bebé que crecía en la tripa de Gio, la chica Dybala. Pero como el refrán dice, no es oro todo lo que reduce, porque también era una familia con nuevos problemas. Todos esos nueve...