Capítulo 24

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Paul

—Paulie... —sentí que me sacudían con algo de fuerza, pero estaba tan cómodo que prefería no moverme. Abrí los ojos hasta que me volvieron a sacudir únicamente para encontrarme con Harry sonriendo—. Al fin despiertas. Acaban de anunciar que estamos llegando a la estación de Liverpool y es ahí donde vamos a bajar.

— ¿Liverpool? —la luz estaba molestándome—. No quiero ir a Liverpool justo ahora, sólo necesito dormir un poco más, Harry.

—Oye, no me hiciste una escenita de diva ni me arrastraste al norte del país para dormir más en el tren —Harry suspiró—. Vamos, Paul, tenemos muchas cosas por hacer en la pintoresca ciudad de las Liverbirds. Encontraremos a John.

Solté un quejido y me desperecé un poco para después levantarme. Me sentía sumamente cansado y comenzaba a preguntarme si haber dormido en el tren había sido una buena idea cuando éste paró por completo. Harry se levantó y yo también lo hice. Quería dormir, pero el deseo de encontrar a mi mejor amigo era más fuerte. Caminamos por el pasillo hasta llegar a la puerta del tren y bajamos.

Harry se dirigió a una tienda de souvenirs para pedir un folleto de los lugares atractivos de Livepool, momento que yo aproveché para contemplar la conocida estación Lime Street. Todo me parecía familiar y al mismo tiempo diferente. Había muchas cosas nuevas, pero la esencia del lugar no había cambiado.

—Mira esto, Paul —Harry me puso el folleto casi en la cara, lo cual no me permitía ver qué era lo que había llamado su atención—. El Cavern está muy cerca de aquí, supongo ese sería un buen lugar para empezar, ¿no lo crees? Siempre he querido contemplar ese lugar con mis propios ojos. Visitar Liverpool sin ir a ese lugar sería como no haber visitado la ciudad.

Fruncí el ceño y el puente de mi nariz se arrugó por la mueca de asco que puse. Esperaba que fuese una broma de mal gusto, porque no creía posible que Harry estuviera diciendo en serio semejante estupidez. ¿Quién en su sano juicio consideraba ese fétido lugar como un atractivo turístico?

—No voy a entrar a ese lugar, sé que John no estará ahí —negué con la cabeza, imaginándome el Cavern en su máximo esplendor—. Él y yo somos amantes del aire fresco y los lugares amplios, cualidades con las que ese lugar no cumple. Quizá podamos encontrarlo en su casa o tal vez en Strawberry Field, a John le gusta mucho pasar el tiempo ahí.

—Iremos al Cavern...

Harry se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia la salida de la estación, no me quedó más remedio que seguirlo, Sin mí como guía, él se podría perder con facilidad en la ciudad; y no quería que eso pasara.

El trayecto que debía tomarnos no más de diez minutos terminó durando casi veinte porque Harry no podía caminar demasiado rápido con la bota ortopédica. De cualquier manera, yo disfruté mucho de nuestro paseo: tomé fotografías en cada sitio que había cambiado y le contaba a mi amigo alguna de mis aventuras por aquellos sitios. Me sorprendí mucho cuando llegamos a Mathew Street por dos motivos: el Cavern no estaba en el lugar habitual y había una estatua de John muy cerca de donde yo recordaba que estaba el Cavern.

— ¿Una estatua de John?

—Sí, ustedes son muy famosos en su ciudad natal —me contestó Harry, poniendo su codo en mi hombro para recargarse—. Aquí fue el origen de la leyenda. Ustedes empezaron a tocar aquí, Brian Epstein vino a verlos, se hizo su mánager y el resto es historia.

— ¿Brian Esptein? ¿Hablas del tipo de NEMS? —Styles se apartó de mí y asintió lentamente—. Vamos, Paul, conozcamos esa belleza subterránea.

Now and Then [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora