Capítulo 65

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John

Sujeté las piernas de Paul y lo levanté en mis brazos para sacarlo del coche, sin embargo, calculé un poco mal la altura y estrellé su cabeza con el marco de la puerta. Paul soltó un quejido.

—Lo siento —gruñí, intentando no reflejar el verdadero gran esfuerzo que estaba implementando para cargar a Paul en mis brazos.

—No te preocupes, solo ahora tengo otra cosa que me duele —contestó Paul, aferrándose con fuerza a mi cuello. Casi quise sonreír.

—John, de verdad no tengo problema con llevar a Paul a su habitación —se ofreció Harry, de nuevo, mientras permanecía sujetando la puerta de la entrada principal.

Me las arreglé para pasar por el marco de la puerta sin golpear alguna otra parte del cuerpo de mi novio, quedando sin fuerza para denegar la invitación de Ricitos.

—Él es quien tiene el problema, Harry —contestó felizmente Paul—. Su orgullo se lo impide.

Ricitos sonrió y apartó un mechón de cabello de su ojo.

—De acuerdo, entonces estaré en la cocina con nuestro invitado. Te esperamos, John.

Me las arreglé lo suficientemente bien para subir la primera mitad de las escaleras, en donde me detuve un momento a tomar aire. Paul soltó una carcajada en cuanto nuestros ojos hicieron contacto.

—No es necesario que hagas esto, puedo subir yo solo —me dijo, tratando de zafarse de mí.

—Te atropellaron, no voy a dejar que lo hagas solo —contesté jadeando.

Paul parecía dispuesto a replicar, sin embargo, reanudé el camino hacia la habitación y eso pareció ser suficiente para él.

Cuando por fin logré llegar a nuestra cama, los brazos habían comenzado a dolerme casi insoportablemente, así que me alegré bastante cuando logré depositar a Paul sobre el colchón, sin arrojarlo.

Sin embargo, la pequeña esfera de furia que había comenzado a expandirse en mi cuerpo se evaporó en cuanto mi novio sonrió y aprovechó nuestra cercanía para enredar sus dedos en mi cabello y besarme.

Una vez que nos separamos, Paul continuó acariciando mi cabello mientras yo inspeccionaba un poco mejor su rostro. Lucía muy cansado, con unas enormes ojeras debajo de sus ojos y un golpe ligeramente oscurecido justo en su pómulo izquierdo.

—Te extrañé mucho —susurró Paul contra mis labios.

—Yo también —contesté, besándolo ligeramente, antes de separarnos por completo—. Descansa un poco, ¿está bien? Yo iré a hablar con tu amigo rarito y cuando regrese te voy a enseñar como cruzar una calle.

Paul sonrió ligeramente antes de que me diera la vuelta y saliera de la habitación para reunirme con Ricitos y Stephen.

Para mi sorpresa, cuando llegué a la cocina, ambos parecían estar manteniendo una charla amena, casi podía jurar que Stephen lucía un poco menos loco mientras hablaba con Harry. No sabía cómo era que Harry tenía la cualidad de hacerse amigo de cualquier persona con la que hablara.

— ¿Todo salió bien? —preguntó Ricitos, cortando su conversación con Stephen.

—Si te refieres a que no estrellé a Paul contra el piso, creo que sí, salió bien —me senté a un lado de Ricitos y traté de parecer un poco amable con el chico, que parecía haber vuelto a su faceta de locura.

Los tres nos sumergimos en un silencio incómodo hasta que Ricitos carraspeó e inició la conversación.

—Paul cree que puedes ayudarnos —dijo.

Now and Then [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora